“… mientras haya obra que hacer; un hombre entero no tiene derecho a reposar. Preste cada hombre sin que nadie lo regañe el servicio que lleve en sí.”
José Martí.
Proponernos estar, ir junto con otro u otra, siempre debe contener en sí el deseo de servir, de ser útil a alguien o a algo. Pues como nos dice Eduardo Galeano en uno de los relatos de su libro Espejo “de deseos somos”.
Hay mal llamados “acompañamientos” que están acotados solo al deseo de recompensa individual de la persona acompañante. Generalmente esos terminan al comenzar y abandonan el camino mutuo.
A nosotros y nosotras, cristianos, cristianas, educadores y educadoras populares comprometidos con los valores emancipatorios del Reino de Dios y con los mejores valores del socialismo, una misión nos une: acompañar solidaria y proféticamente al pueblo de Cuba y sus iglesias. Asumiendo lo profético no como adivinación del futuro sino como condición del presente, dar testimonio práctico en el hoy del mañana que queremos para todos y todas, vivir por adelantado, junto con otros y otras , esos valores del Reino de Dios y del socialismo que defendemos, crecer el presente para acercar el futuro.
Acompañar nos nace del deseo de servir a nuestro país hoy, y que ese servicio se convierta en gratificación colectiva, coherente con el legado de libertad, dignidad, soberanía, justicia, solidaridad y comunión de la obra revolucionaria de nuestra cuna y de otras partes del mundo.
En este sentido acompañar para nosotros y nosotras es continuidad de relación, compromiso e intercambio, inclusión y multiplicación.
Así lo refrendamos integrantes de la red ecuménica “Fe por Cuba”, la Red de Educadores y Educadoras Populares y del Centro Memorial Dr. Martín Luther King Jr., reunidos recientemente en esta sede, en uno de los tantos encuentros en el camino de la familia que somos.
Esta vez, los abrazos y las sonrisas acompañaron la necesidad de profundizar y llevar a la práctica la concepción estratégica, ética, política y metodológica del acompañamiento educativo a la gestión de experiencias eclesiales y seculares relacionadas con diferentes ámbitos, áreas claves o salidas estratégicas prioritarias en la coyuntura actual del país, y devenidas del propio accionar de las redes: trabajo eclesial y movilización territorial ecuménica, trabajo comunitario, poder popular y economía popular y solidaria.
La definición genérica de acompañar pueblo e iglesias se nos concreta entonces en ese proceso de acompañamiento educativo, cuya esencia está en tres cimientos esenciales fuertemente interrelacionados: 1- la formación de valores emancipatorios que se materialicen en relaciones de poder solidarias, cooperativas, justas, horizontales; 2-la materialización de formas de participación organizada, crítica, consciente y comprometida con el proyecto social cubano; 3-la articulación y movilización de actores y actrices territoriales en torno a experiencias en las que, las diversidades de intereses y motivaciones individuales que somos encuentren fuentes de sentidos de vida colectivos.
Ayudar así, a conformar una fuerza ciudadana cada vez más numerosa que dispute los valores ecuménicos, emancipatorios y socialistas que compartimos, y esperance, desde el testimonio de su práctica transformadora, la posibilidad de un proyecto de vida desconectado del fundamentalismo, el conservadurismo eclesial y secular, y de la supuesta “despolitización” que encubre un posicionamiento ético-político funcional al patriarcado, al capitalismo y sus reciedumbres consumistas, individualistas, utilitaristas y mercantiles de vida.
Por ello, en este encuentro que llamamos seminario de profundización, enfatizamos que las experiencias que acompañamos, independientemente de la salida estratégica a la que tributen, parten del hacer desde y con la base comunitaria, allí donde hoy encontramos diversas fuentes de sentidos de vida, donde transcurren los intereses, deseos, motivaciones de optar por unas o por otras, donde se dan las desconexiones y conexiones sociales, los desafíos, retos, necesidades, logros, fracasos y decepciones de las gente, todos matizados por determinadas posturas éticas, estéticas y políticas ante la cotidianidad, condicionadas económicas y culturalmente.
Es esa realidad ideológica, económica, cultural, ecosistémica de vecinos y vecinas el punto de partida de la estrategia de enseñanza-aprendizaje mutuo que encarna la concepción metodológica de los procesos de acompañamiento a experiencias, y es el escenario donde debe materializarse, junto con las personas que lo producen y cohabitan, la transformación de condiciones y situaciones socioculturales, espirituales, materiales, ecológicas en función del mayor bienestar colectivo y el abrazo comprometido como fuerza popular, ecuménica y socialista.
Es ese, como nos indicara Martí, el servicio que llevamos en sí y que humildemente nos prestamos a dar sin temor a que se nos regañe, porque siendo fieles a otra de sus ideas, es necesario “Hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes.”