Bajo las influencias celestes del signo de escorpión, octubre trae un revuelo diferente en Guantánamo. ¿Qué estará sucediendo en el Guaso? se preguntan algunos en esta tierra de ríos, entre el mar y la montaña.
Al este de la urbe más oriental del archipiélago, en el reparto Santa María y en la villa de igual nombre, irrumpen huéspedes poco habituales. Estos forasteros tienen rostros fepadistas y en sus valijas traen un trozo de fe y esperanza. Traspasado el umbral de la incertidumbre de quien llega por primera vez a un lugar y con un halo de certeza en el porvenir, los visitantes se aprestan a aderezar sus praxis.
Pasada ya las dos de la tarde Zulma Ojeda, integrante de la Red guantanamera, abre las puertas del encuentro con una mística que evoca a José Martí. Su mensaje comienza con estas palabras: «El hombre no nace para desaparecer como un grano de polvo insignificante. Nace para dejar tras sí, una huella en la tierra, en el pensamiento, en los corazones de otra gente». Es obvio que por eso estamos aquí, para hacer más profunda la impronta del pasado Encuentro Nacional de educadoras y educadores populares.
Después del impacto que dejan estas sinceras palabras de recibimiento y con el olfato de gratas esencias, el centro cultural Bayatiquirí, sede de este convite fepadista, se adueña del show y con otras luces en el set comienzan las creativas presentaciones. Con su holístico acompañamiento Joel Suárez, Ania Mirabal y Ariel Dacal, regios perfumistas del CMMLK irradian sus esencias, ellas contienen un ingrediente esencial: los sueños.
Los holguineros, con su títere Corva y de una manera lúdica y humorística, se apropian del escenario se hacen sentir; mientras los gibareños, desafiando el tiempo, nos presentan dos indios con sus vestimentas primitivas y la villa blanca aparece pescando con una red todas sus expectativas y retos.
¿Qué traen los anfitriones? Se preguntan todos. Muy pronto queda develado el misterio: una joven representa La Fama, símbolo de la ciudad de Guantánamo, que toca la trompeta y augura, según la mitología griega, las buenas noticias. Pero hay más: Julia, la changüisera de La Caoba, irrumpe al compás del tradicional ritmo mientras porta un enorme cucurucho, idóneo para recoger ¿qué esperamos y qué traemos al encuentro?
Empoderados del mensaje del trovador Tony Ávila, regresan los chicos y chicas del platanal de Pogolotti, se apropian de esta emblemática canción para proponernos cambiar los muebles de nuestra casa. ¡Bravo por ellos! Todavía ebrios por el texto y la música escuchada, queda abierta la primera reflexión grupal, para hacer una mirada a los resultados del VI Congreso del Partido. Tras este ejercicio crítico, se recoge en papelógrafos lo que favorece y frena el trabajo de la Red.
Soplan sin dudas frescos vientos revolucionarios para cambiar todo lo que debe ser cambiado, tejer redes más fuertes y mejorar a Cuba, a su Revolución y al socialismo que todas y todos defendemos. Sabemos que no todo está hecho ni conquistado. Nos espera todavía un largo camino por andar. Así quedó demostrado que todavía algunos decisores se resisten a los cambios, se aferran a viejos esquemas, no nos facilitan los sueños como quisiéramos.
A esta nave fepadista le aguardan retos: sensibilizar más, tocar el corazón y el alma de los escépticos y tocar otras puertas. Sandra Prieto toma el timón para coordinar. Es tiempo para pasarle la vista al estado actual del trabajo en los territorios, a los principios y funciones. Los grupos se unen por frases y pensamientos de Paulo Freire, Silvio Rodríguez y José Martí. Con el espíritu respetuoso de la diversidad todas y todos devolvemos sobre la necesidad urgente de lograr un hombre nuevo, íntegro y comprometido con Cuba y los nuevos tiempos.
Palidece el día y en la noche los visitantes salen a hacer las calles; algunos casi se empachan de tanto chocolate y cucurucho. Y les cuento que no faltó «gozacitud y ricurancia»: más de un soltero o soltera quiso quedarse a vivir en Guantánamo, encantados por la ciudad y por algunos «mangos» locales. ¡Dicen, se los digo de buena tinta! Que de regreso a Villa Santa María algunos amanecieron en la piscina, ¡Ya te lo imaginarás, más de uno, de una, al otro día no quería levantarse!
Unos con las pilas recargadas y otros aún haciendo bostezos, se reanudan las sesiones de trabajo. Holguín ahora toma el bate para abrir el juego, traen bajo la manga la voz de Liuba María Hevia con su canción El despertar. Tenían un propósito claro y lo lograron: ¡La gente se despertó!
La gente se agrupa para fotografiar sus redes y hurgar en aspectos bien concretos: ¿Cómo hemos estado trabajando?¿Hasta dónde se ha avanzado con las estructuras que tenemos?. La respuesta a esta radiografía es que hemos hecho más de lo planificado. Algo queda claro: cuáles son los retos que nos aguardan a todos y todas.
¡Ah, se me olvidaba decirles, qué memoria la mía! En esta segunda jornada nos acompañaron Dayanis Reyes y Geovanny Matos, secretaria y vicepresidente del Gobierno municipal, respectivamente. Matos, además de un amigo habitual es un enamorado de la FEPAD. También estuvo presente, con bastón incluido, Reinier Loumiel, funcionario que atiende los asuntos religiosos en el Partido de la provincia.
La batuta cambia de mano. Le toca a Gibara que nos conduce en las miradas por ámbitos en los territorios, enfatizamos en nombrar las actividades, también distinguimos en el análisis las dinámicas y las dudas en el trabajo de las redes durante este año.
¡Llegó al fin el viaje imaginario a Latinoamérica! Un tiempo para la solidaridad. Zulma, Sayonara Tamayo y Mario Fruz cuentan las experiencias vividas en Uruguay, Argentina, Venezuela y El Salvador. Lo hemos constatado en los videos que así lo muestran.
Evaluamos a través del rincón verde, con el gustado árbol guantanamero, cuyas hojas contienen frases muy hermosas: amor, sabiduría, sueños, esperanzas, compromiso, agradecimiento, motivación, amistad. Es la primera vez que se celebra un encuentro territorial en el alto Oriente cubano.
Para el cierre aparecieron diez personas. Cada una portaba una letra y entre todas formaban una palabra clave: Revolución. Quedaba en el aire una invitación intrínseca, un gran abrazo cubano de hermandad y unidad acompañado por el batir de cinco banderas cubanas, representando a nuestros cinco héroes. Fueron innumerables las emociones vividas durante estos dos días.
Hacia el final, como despedida momentánea, nos quedó una claridad: ¡Cuánto tenemos aún por andar! Sin embargo, en ese caminar hemos fortalecido nuestras alianzas. La Revolución, el socialismo, Cuba, lo necesitan. Cada quien se llevará otras tácticas y estrategias. Atrás quedan los fantasmas que nos paralizaban. Hemos soltado nuestros duendes para triunfar sin remilgos. En el aire de este último día una frase de John Lenon vino a colorearnos las ganas para seguir haciendo: ¡Dirás que soy un soñador, pero no soy el único!