¿Qué características deben tener las estrategias articuladas desde movimiento social de la región para enfrentar el neoliberalismo, pensando en el concepto de “resistencia programática”?
Lo fundamental es establecer los puntos de unidad, así como tres o cuatro prioridades. A partir de esas prioridades, el siguiente paso es desarrollar programáticamente lo que nosotros pensamos de ellas. Después de la formulación programática de esos puntos de unidad, el objetivo es juntar el mayor número de organizaciones y movimientos sociales posible para tener fuerza en la defensa. Cuando hablamos de resistencia programática, significa que nosotros establecemos si somos contra o a favor de un modelo, en el caso, el modelo neoliberal, al que estamos en contra. Pero nuestra resistencia no se limita a decir solamente no; presentamos una propuesta alternativa. Por eso se caracteriza “resistencia programática”: tenemos un programa alternativo para ser presentado a la sociedade.
¿Puede darnos ejemplos de luchas de trabajadores y trabajadoras en la región para resistir a las nuevas olas de privatización del sector energético?
La resistencia a las privatizaciones del sector energético forma parte de una lucha más amplia. El mejor ejemplo que tenemos hoy es la unión del movimiento sindical con otros movimientos sociales para decir no a la lógica y consecuencias que las privatizaciones pueden traer. En ese sentido, hay sectores del Estado que son estratégicos para un impulso del desarrollo, y uno de ellos es el sector de energía. Por lo tanto, establecemos que la energía es un derecho de los ciudadanos y de las ciudadanas y, al mismo tiempo que es un derecho a la supervivencia, también se considera un impulsor de un modelo de desarrollo.
Como expresión de la resistencia en varios países, vemos las huelgas y movilizaciones, las manifestaciones públicas, los plebiscitos nacionales y demás posicionamientos contra la privatización, en especial en el sector energético.
Explique qué es la transición justa y cómo puede darse en nuestra región.
La transición justa, para nosotros del movimiento sindical, es la construcción de una transición de un modelo depredador del planeta, de un consumo irracional de los bienes ambientales y de las energías que tenemos hoy, para un modelo más sostenible. Cuando hablamos “transición justa”, es decir que una transición de este modelo depredador es diferente en países desarrollados y en subdesarrollados, por lo que hay que construir políticas y ritmos diferentes. El primer elemento de la transición justa es que tenemos el derecho de desarrollarnos; el segundo es que la cuenta de esa transición justa no puede ser pagada por los trabajadores en relación con su empleo o su capacidad mínima de consumo; el tercero es establecer un debate claro sobre qué tipo de sostenibilidad queremos durante estas transiciones de modelo. Cuando hablamos “justa”, significa que esta transición se combina actualmente pero es desigual en el sentido de compromisos, del ritmo entre los países altamente industrializados y desarrollados y en otros no industrializados y subdesarrollados. Creemos que hay que conectar tres puntos: el primero, la preservación del medio ambiente; el segundo, la sostenibilidad de las personas que viven en áreas que deben ser protegidas – como es el caso de la Amazonia, por ejemplo, de crear una idea de la sostenibilidad de las personas que allí viven –; el tercero es hacer una relación de esa sustentabilidad con la creación de empleos en áreas que tienen que ser revertidas para una transición de modelo. Por ejemplo, si estamos hablando de que tenemos que usar menos petróleo, menos coches, y emitir menos gases, tenemos que tener una reconvención no sólo productiva pero de empleo, para que esos trabajadores que quizá pierdan el empleo en la reducción de ese tipo de patrón de locomoción pueden ser recolocados en otras áreas de trabajo.
¿Cómo se trabaja a nivel sindical para promover otros modelos de sustentabilidad energética (energías renovables, alternativas) que además enfrenten las amenazas de desempleo masivo o represalias sindicales?
La sostenibilidad energética para nosotros es la diversificación de la producción y el uso de energías, es decir, no podemos enfocar sólo en una de las energías existentes. La idea es conseguir, a través del desarrollo tecnológico, trabajar mucho con energías renovables, es decir, donde sea posible el uso del viento (energía eólica), del sol (energía solar) y del agua (energía hidroeléctrica), sin un impacto ambiental muy fuerte a la destrucción de áreas preservadas o de comunidades existentes allí. Es la idea de una diversidad de matriz energética en los países para lograr un grado de sostenibilidad mayor y más efectivo.