Sin embargo, su autor aporta datos convincentes sobre la incursión en la escena grecolatina de niños en funciones histriónicas. Es ahí, en el remoto pasado cultural de la civilización occidental, donde el atractivo estudio ubica los orígenes del teatro hecho por niños.
Si bien, en sus orígenes, la complicidad con actores de profesión marcó el derrotero de esta modalidad representacional, fue el devenir histórico quien delimitó sus funciones y roles. De tal modo, Luvel García Leyva hace un sucinto recorrido en el tiempo, deteniéndose allí donde las pautas sobre las tablas marcaron hitos en la consolidación de las artes escénicas dirigida a niños y niñas, o hechas por ellos.
No pude sustraerme, al leer con apremiante gusto sus páginas, de evocar mi propia infancia, y la de muchos de mis contemporáneos. ¿Quién, en algún momento de su vida escolar, no tuvo oportunidad de subir a un escenario, o al mismo proscenio donde se hacen los matutinos escolares; o, un poco más pretencioso, de haber formado parte de un auténtico elenco teatral articulado por niños y adolescentes?
De las funciones psicopedagógicas de esta enriquecedora práctica, da fe el joven autor de “Del niño actor…”. Nacido en La Habana en 1976, Luvel es pedagogo, crítico e investigador teatral, egresado de la Facultad de Artes Escénicas del Instituto Superior de Arte. Su corta y nutrida carrera profesional está cargada de experiencias en el trabajo con niños en diferentes condiciones de ventaja social, tanto como incursionado en otras aristas de la investigación metodológica, aplicada al mismo perfil para diferentes medios de extensión teatral.
En el 2005 fue galardonado por la Asociación Hermanos Saíz con el Premio a la Experiencia Teatral Comunitaria Joven, por su desempeño en una comunidad periférica de la capital cubana. Actualmente coordina el proyecto artístico pedagógico Zunzún, y es Director del proyecto Internacional Kids IDEA, de la Asociación Internacional de Teatro/Drama y Educación.
Es por ello que la labor de investigación contenida en este título no termina hasta completar, comprendidos los últimos cincuenta años de nuestra historia nacional, y luego de atravesar por el espacio regional, los más recientes logros de esa loable experiencia estética entre los pequeños; para lo cual se vale de su arsenal metodológico y docente, desvelando la función constructiva de la representación teatral en la estructura psicológica del individuo en edad infantil. Quien se acerque con el espíritu de curiosidad que este título merece, descubrirá una prospección bien abarcadora en este terreno, y no vacilará en reconocer la profunda sensibilidad con que el autor ha manejado los diversos tópicos aquí expuestos, resultado directo de su experiencia y talento personal.
por: Amílkar Feria Flores