Ministra ordenada en la Iglesia Episcopal de Cuba, Paz Cot tuvo a su cargo una de las presentaciones durante el segundo día de la reunión plenaria de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que tiene lugar en Creta del 7 al 13 de octubre.
Para Paz Cot, en Cuba y el Caribe “el llamado a la unidad no puede ignorar nuestro diverso panorama cultural religioso”. Por ello, “el diálogo es pertinente no sólo entre las denominaciones cristianas sino también entre las religiones, lo que constituye un desafío”.
Si bien “la Iglesia está llamada a ser Una”, dijo Paz Cot, “no puede entender ese llamado desde una perspectiva excluyente y exclusiva. La revelación es polifónica. Dios se reveló a los pueblos originarios de muchas maneras, nos corresponde en ese diálogo aprender a descubrirlo”.
Hablando ante unos 150 teólogos y teólogas de la mayoría de las confesiones cristianas, la teóloga cubana sostuvo que “vida honesta y salvación …..también pueden existir fuera de la Iglesia, pues Dios es mucho mayor que la Iglesia”. Un mundo herido y dividido necesita “no de religiones trincheras sino de puentes”, dijo.
Desafíos desde varios frentes.
Éste no fue el único desafío lanzado a los miembros de la Comisión integrada por representantes de las iglesias miembros del CMI, la Iglesia Católica Romana y otras iglesias.
“La idea de la ‘unidad’ de la Iglesia por lo general carece de significado para mis estudiantes”, dijo la teóloga luterana Minna Hietamäki, quien enseña religión a jóvenes alumnos finlandeses.
“Todo esto es excelente”, dicen los estudiantes cuando se les explica el propósito del movimiento ecuménico, “pero por qué debemos estar preocupados por la unidad?”
En línea con la inquietud de sus alumnos, para Hietamäki “no se trata tanto de saber cuánta diversidad puede tolerar la unidad de la Iglesia, sino cuánta diversidad necesita la unidad de la Iglesia”. Para el cristianismo, dijo, “la pluralidad es un rasgo constitutivo, no una decoración”.
Por su parte el pastor presbiteriano sudáfricano Maake Masango recordó a los miembros de la Comisión que en su país “el pecado del racismo llevó a un nuevo tipo de desunión cristiana”.
Luego de la caída del régimen segregacionista en 1994, “las divisiones que requieren una sanación inmediata no son las del programa clásico de Fe y Constitución, sino la división del racismo causada por el régimen de apartheid entre las familias de iglesias y dentro de ellas”. Por eso, “la metodología ecuménica es diferente”.
También en Asia, explicó la religiosa católica china María Ko Ha Fong, en general “se da una importancia primordial al diálogo interreligioso, considerado más urgente y más importante que el diálogo ecuménico”. En Asia, los cristianos representan apenas el tres por ciento de la población.
Sin embargo, y “felizmente, los católicos se han dado cuenta poco a poco de que ambos diálogos son indispensables para la vida de la Iglesia”, dijo Fong. “De hecho, la necesidad de diálogo interreligioso hace que el diálogo ecuménico sea aún más urgente”