Home Resumen Semanal No. 18-2012 “Todo trabajo es digno”. La lucha de Martin Luther King, Jr por...

“Todo trabajo es digno”. La lucha de Martin Luther King, Jr por una economía justa.

Michael Honey

En 1992, el profesor Michael Honey de la Universidad de Washington encontró una carpeta abandonada con la etiqueta “Discursos sobre el trabajo de King”. La abrió, y encontró una mina de discursos de King dirigidos tanto a sindicatos como a coaliciones por los derechos del trabajador: la mayoría de ellos nunca habían sido publicados.

Tal descubrimiento desembocó en “Todo trabajo es digno”. Discursos de King sobre el trabajo, una colección editada por Honey, lanzada en enero por Beacon Press como parte de la colección “El legado de King”. El libro muestra un sobrecogedor y clarividente Dr. King, un lúcido visionario que habla proféticamente sobre la multitud de problemas a los que hoy nuestra nación se enfrenta. Con el lenguaje elocuente y mítico que le hizo famoso, King fustigaba las fuerzas económicas que hacían mayor la brecha entre ricos y pobres, los recursos a los impuesto masivos destinados a los gastos de guerra mientras que los programas nacionales languidecían, así como la demonización sistemática de las reformas sociales progresistas como el “comunismo”. Incluso criticaba a los senadores conservadores, a los que llamaba “neandertales”, que abusaron de su privilegio al veto para bloquear cambios legislativos sustanciales.

La colección demuestra que las consideraciones históricas sobre las contribuciones del Dr. King han pasado por alto su tenaz dedicación al movimiento obrero organizado, así como a su lucha por los trabajadores pobres a través de todas las divisiones raciales. Hablé con Honey sobre el trabajo de King por los derechos de los trabajadores, el contexto histórico de los discursos y la relevancia de las conclusiones de King en las discusiones sobre el obrerismo americano en el actual siglo XXI.

¿Cómo nos ayudan a reevaluar el legado de King estos discursos que aquí se recogen?

El libro contiene 15 documentos que abarcan desde 1957 hasta 1968 y todos ellos presentan una faceta algo diferente de King que la mayoría de gente no conoce. Casi todos estos discursos son desconocidos por el gran público. Hasta hace poco, el programa de King por una economía justa y su relación con los trabajadores y los sindicatos ha sido un tema prácticamente ignorado del todo.

El movimiento por los derechos civiles no era solo cuestión de derechos civiles: era cuestión de derechos humanos, y eso significa derechos laborales. El libro versa sobre un período en que King intentaba usar el auge del movimiento por los derechos civiles para ayudar al movimiento obrero, a la causa de los funcionarios y a la gente de la economía de servicio. Esas son las áreas en las que los sindicatos han crecido sobremanera en los últimos 20 o 30 años. En buena medida, por el sacrificio de King en Memphis.

Su colección muestra el esfuerzo concertado y sistemático de King de aunar la mayor parte del movimiento por los derechos civiles de los negros con la mayor parte del movimiento obrero y a veces conservador blanco. ¿Por qué era esto tan importante para él?

Lo que tienes que preguntar es: en primer lugar, ¿por qué está dando estos discursos? En ese momento de nuestra historia, había muchos sindicatos, y muy fuertes. Él les estaba pidiendo donar dinero al movimiento de los derechos civiles, que era un movimiento emergente, y da un alegato interesante: tenéis mucho más poder que nosotros, pero nosotros tenemos la agenda moral, así como la atención de la nación que vosotros estáis perdiendo. El círculo de los negocios y los medios de comunicación habían estado propagando cierta idea sobre los jefes de los grandes sindicatos, con el fin de separarlos de los trabajadores, haciéndolos aparecer como corruptos. Y había algunos sindicatos corruptos. Y algunos sindicatos no solo ignoraban la gente de color, sino que la excluían totalmente. King quería convencer a los sindicatos de que el movimiento por los derechos civiles no era solo importante por sí mismo, sino que su éxito era también crucial para el éxito del movimiento obrero.

En un discurso de 1968, King pregunta: “¿Para qué le sirve a un hombre ser capaz de comer en una cafetería sin segregación racial si no gana lo suficiente como para comprarse una hamburguesa y una taza de café?” ¿Había empezado a darse cuenta de que la reforma racial estaba condenada sin una reforma económica, y viceversa?

Efectivamente dijo que los derechos civiles que habíamos obtenido desde el caso Brown contra el Consejo de educación, hasta la proclamación de los derechos civiles y el derecho a voto era un cambio considerable; pero después de aquello, efectivamente, puso especial énfasis en los asuntos económicos. Las áreas urbanas estaban estallando a lo largo y ancho del país. Había redadas, brutalidad policial, y ocupación de las comunidades negras por parte de la Guardia Nacional. El hecho era, en las zonas urbanas, que los derechos civiles no supusieron ningún cambio en la situación económica para la gran mayoría de la gente de clase obrera. Aquellas eran personas que deberían haber tenido trabajos y salarios sindicales, que deberían haber estado avanzando por sí mismos. En lugar de eso, las fábricas estaban cerrando. Los puestos de trabajos estaban siendo enviados al extranjero. Las zonas urbanas eran arrancadas de todas las actividades económicas. Fue como dejar tirados a millones de personas que se habían instalado en las ciudades por motivos de trabajo. Así pues, sin un programa económico –y sí, eso es lo que él decía- los derechos civiles que habíamos ganado se quedaban en agua de borrajas para la mayor parte de la población.

Muchos de estos discursos critican el vigor de la máquina de guerra americana. King es ampliamente conocido como pacifista y como practicante de la no-violencia, un alumno de Gandhi, pero ¿ofrecen estos discursos una nueva dimensión a su crítica de la violencia?

Hay aquí un discurso, pronunciado en 1962, en que dice: “Hay tres grandes males sociales en nuestro mundo, hoy día: el mal de la guerra, el mal de la justicia económica y el mal de la injusticia racial”. Y sigue para mostrar cómo estas cosas se vinculan las unas con las otras, y ofrece una crítica similar a través de todo el libro. En concreto, vincula los problemas de la pobreza y la injusticia económica con la continua escalada de la guerra y de las intervenciones militares en el extranjero: debes recordar que él estaba pronunciando estos discursos en el contexto de la invasión americana en países latinoamericanos, en Vietnam, y del bombardeo masivo en Indochina. Cierto que tales esfuerzos crearon algunos puestos de trabajo americanos, pero también lo es que causaron estragos en todo el mundo.

Lo que está diciendo es: el militarismo no es el camino hacia la prosperidad económica para la gente de los Estados Unidos. Vio como una abominación moral que los EE.UU estuviera usando su poder de esa manera en el mundo. Y pensó que aquello también estaba creando una pesadilla en casa.

Los discursos, y sus notas en el libro, demuestran que King a menudo refutó acusaciones que le tachaban de comunista –algo así como un hecho histórico elidido-.

La gran campaña en el sur consistía en asustar a la clase media, el apoyo blanco, con el simple hecho de tildar a King de comunista. A cualquier persona que trabajase en los derechos civiles se le tildaba de comunista. Y algunos lo eran. Pero King era de la opinión de que si alguien sinceramente apoyaba el movimiento de los derechos civiles, tenía derecho a tener sus opiniones políticas. Él no iba a girar la espalda a personas que querían realmente trabajar por la justicia solo porque alguien les tildase de comunistas. Siempre fue atacado por eso.

En uno de sus discursos, King evoca la parábola bíblica de Lázaro y el rico Epulón. Como Epulón –dice- América irá al infierno si gira la espalda a los pobres. Me quedé asombrado: en nuestra actual atmósfera política, decir “América se va al infierno” estaría prohibido para cualquier figura relevante.

¡Y estaba prohibido entonces! King había llegado a un punto en su vida en que sintió que era más importante decir la verdad, incluso si le costaba la vida. No era aceptable para nadie decir lo que él estaba diciendo. No se veía a muchos líderes de los derechos civiles vinculando el racismo, la pobreza; condenando a la nación por lo que estaba haciendo en términos morales, además con una retórica profética. No creo que puedas encontrar tal mordaz acusación a los Estados Unidos en la retórica de ninguno de los personajes relevantes de aquellos días. Pero él no hablaba de aquella manera porque era aceptable: lo hacía porque era inaceptable, y sintió que tenía que decir la verdad, así como que su tiempo se acababa.

King trabajaba en una importante campaña para la gente pobre en la ciudad de Nueva York a principios de 1968. ¿Por qué se marchó a Memphis?

La huelga del sector de la limpieza estaba llegando a un punto crucial, en que los trabajadores podían muy posiblemente perder la batalla. Habían estado celebrando reuniones en masa cada día durante un mes en diferentes iglesias de la ciudad. Habían estado organizando piquetes dos veces al día. Manifestaciones por el centro de la ciudad, todos los días. 1.200 trabajadores en huelga, durante un mes. Se les estaba acabando la comida. Estaban perdiendo sus casas, sus coches.

La comunidad negra apoyaba totalmente la huelga. La AFL-CIO también la apoyaba. Pero tenían un alcalde absolutamente intransigente, un fiscal conservador que estaba totalmente en contra de los sindicatos. Quería que la ciudad gastara menos, y pretendía conseguirlo a costa de los trabajadores. Así pues, había esta confrontación entre, por un lado, los derechos civiles y del trabajo; y el conservadurismo fiscal y el antisindicalismo, por el otro. Los huelguistas sintieron que no se les hacía caso y que aquello era realmente una batalla importante. Y es por eso que trajeron a King.

¿Cómo iba a negarse a ir a Memphis? Ahí había un buen ejemplo de gente local organizándose por los mismos problemas por los que él intentaba movilizar al país. Así que, su equipo le advirtió que no debía ir, pero él hizo todo lo contrario.

En el “discurso de la cima de la montaña”, el discurso pronunciado en Memphis, King parece estar enterado de la inminente amenaza contra su persona, diciendo, proclamando que mientras la “longevidad tenga su lugar” él prefería seguir con su trabajo más que garantizarse la seguridad. Todo el epílogo de su discurso es una meditación sobre el peligro y la transitoriedad de la vida. ¿Qué había en el clima de Memphis que hacía a King tan consciente del peligro de estar ahí?

Durante su vuelo a Memphis, el día antes del discurso, hubo una amenaza de bomba. Tuvieron que retener el avión en Atlanta para buscar bombas. Y eso era porque él estaba en el avión. Dijo a su familia, antes de dejar Atlanta, que alguien intentaba asesinarle, y que debían estar preparados. Sabemos, por el Comité de la cámara sobre asesinatos, que había una recompensa de 50.000 dólares ofrecida por algún hombre de negocios en St. Louis para que alguien le matara. Es seguro que recibió avisos de que aquello podría bien suceder en cualquier momento. Siempre estaba siendo atacado por la derecha, los neonazis y los segregacionistas. Pero cuando salió en contra de la guerra, se sumó a las filas de sus detractores el mismo presidente de los Estados Unidos y seguro también el FBI, que habían estado intentando destruir su carrera desde 1963, como mínimo. Toda la atmósfera alrededor de King se contaminó de una hostilidad real a todo aquello que hacía o decía.

Entonces, ir a Memphis, en medio de una extremadamente tensa situación, donde había una huelga que se remontaba a casi 60 días, donde la policía había atacado en repetidas ocasiones a la gente y en que muchas personas habían sido asesinadas… había una atmósfera de violencia. Así pues, todo aquello llevó a la meditación del 3 de abril. Esas eran las cosas que le venían a la cabeza.

De los varios discursos en el libro, ¿hay alguno que considere que capte mejor el espíritu de su interés por el trabajo y la economía, como el “He tenido un sueño” captó su trabajo por los derechos civiles?

El que más me gusta, supongo, es el que corresponde al título del libro: “Todo trabajo es digno”, un discurso dirigido a los trabajadores de la limpieza de Memphis. No se trata de un discurso preelaborado, y se distingue por las constantes ovaciones y sonoras aprobaciones, y consignas. Habla directo desde el corazón: es el mejor King. Habla sobre el problema de las dos Américas, una pobre y la otra rica. De la sima entre la gente con una riqueza desmedida, superflua, y la gente que sufre en la más absoluta miseria de mala muerte. Habla sobre los trabajadores pobres, de la gente que trabaja en lo que él llama “trabajos a tiempo completo por sueldos a tiempo parcial”. Habla de los trabajadores del hospital, que son tan importantes como el médico; y de los trabajadores de la limpieza, tan importantes como el doctor. De cómo el trabajo es servil hasta que no se consiguen sueldos adecuados: todos los trabajos son importantes. La cuestión es ¿posees dignidad, y respeto, y una forma de vida decente basada en lo que haces? Creo que se trata de un discurso maravilloso y se enfrenta a un montón de cuestiones a las que todavía, hoy, nos enfrentamos.

¿Qué es lo que King podría haber pensado de nuestro actual clima político, en concreto a lo que se refiere a nuestras prácticas laborales y económicas?

Estaría horrorizado. Y apabullado. Tenía grandes esperanzas para Estados Unidos. Él realmente se centraba en la promesa de la Revolución Americana, y en el “todos somos iguales” y en los derechos inherentes que tenemos. A menudo, solía decir –y lo dice es estos discursos- que la promesa de América es la igualdad, y creyó en eso hasta que murió. Realmente vio los EE.UU como un lugar de grandes esperanzas. Creo que en algunas de estas afiladas críticas a los EE.UU durante 1967 y 1968, él se muestra increíblemente decepcionado con la manera en que iban las cosas. Si fuera transportado a través del tiempo a 40 años después de su muerte y viera lo que ocurre ahora, se quedaría patidifuso y asqueado ante el pensamiento retrógrado de tanta gente. Ante cuánta gente ha fracasado al asimilar las lecciones y las experiencias de la historia. Estamos en un momento realmente triste: muchos de los sindicatos por los que King luchó han sido destruidos, y el movimiento por los derechos civiles está, de alguna forma, en suspenso de muchas maneras. Si hoy estuviera aquí, estaría buscando seriamente la manera de cómo reconstruir un movimiento que aglutinase a todo el mundo. Y ciertamente, ese es el desafío que tenemos frente a nosotros.

(La entrevista fue realizada por Joe Fassler)

Michael Honey es un historiador estadounidense de la Universidad de Washington, especializado en la historia de la clase obrera de los Estados Unidos

Traducción para www.sinpermiso.info: Betsabé García

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