Frente a la barbarie debemos estar unidos en un camino de rebeldía

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  • Declaración del Centro Martin Luther King sobre la situación política-social en Perú

Perú vive una crisis, una crisis de hace mucho tiempo atrás, de cuando el neoliberalismo hizo promesas que se rompieron en pedazos con un Estado que lejos de servir al pueblo, ha sido la suma de intereses personales que se ponen en juego de espaldas al dolor del pueblo. Para el bien común, ya no hay promesas en Perú.

Una cultura política atravesada por la privatización, la extorsión, la discriminación profunda basada en un racismo histórico, la homogenización y captura de la diversidad cultural y la protección de los intereses de los ricos, impidieron el ejercicio de un gobierno electo democráticamente. Quienes boicotearon, amenazaron y desnudaron la raquítica democracia en el país, ahora se erigen como sus guardianes, pretendiendo escarmentar a los revoltosos de su orden, a través de las sanciones dictadas contra Pedro Castillo, que son sanciones generalizadas a los líderes sociales y las expresiones de oposición a lo que los poderes mediático y judicial han edificado para su propia sobrevivencia.

Desde el Centro Martin Luther King, denunciamos el Estado de emergencia con la suspensión de todas las garantías constitucionales y la inmovilización domiciliaria en ocho regiones del país. Denunciamos el allanamiento al local de Nuevo Perú y la Confederación campesina del Perú, como un desconocimiento de su derecho a existir. Denunciamos los crímenes y asesinatos de la gente más humilde, crímenes con total impunidad.

¿Qué sentido tiene esto sino el de callar la indignación creciente de un pueblo cada vez menos obediente?

¿Cuánta violencia tiene que abrirse paso en una realidad sufrida sobre todo por quienes siempre han vivido dolor? ¿Cuánto crimen puede ocurrir para defender el dinero de los contratos mineros, de las concesiones, de las ventas de los bienes comunes? ¿Cuánto puede pasar para que algunos puedan sacar jugo y exprimir todo lo posible, a costa de la vida de los otros, porque el mercado mundial no les espera?

El pueblo exige disolver el Congreso porque no cree en él y no es culpable de no creer. Reclama una libertad distinta a la que aparece en la voz de las peores dictaduras, una libertad que crea caminos de resistencia y transformación con protagonismo de los humildes. Con manifestaciones de protesta espontáneas en muchas regiones del país, se exige elecciones y una nueva constitución. Una nueva constituyente es su reclamo.

El pueblo peruano no está solo porque la historia nos hermana, porque lo que ocurre en Perú puede pasar en cualquier país de nuestra región, porque no es novedad, que cuando corre peligro el privilegio de pocos, la carnicería se desata sin apego a ningún atisbo de moral o ética, y la barbarie llega. Nuestras organizaciones hermanas, con las que compartimos un camino de muchos años de resistencia y osadía, cuentan con nosotros en esta hora.  Frente a la barbarie debemos estar unidos en un camino de rebeldía. Hablamos de la rebeldía que guarda nuestras posibilidades de crear una sociedad distinta, con sinceras promesas y compromisos por el bien común.

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