Porque me siento el capitán de mi destino
Convicto soy pues de mi alma eterno dueño. Que sepa arder mi vida cual hoscoso leño
Y así arrojar las buenas luces al camino…
Para esta casa, que es la casa de todos y todas, quiero un jardín donde pueda sembrar esas flores que con su aroma regalen amor, humanidad y esperanza, quiero un mundo mejor; pero no puedo hacerlo sola. Y la verdad, no lo estoy. Fue suficiente escuchar las reflexiones de uno de los educadores populares de la Red en Camagüey para darme cuenta. Él comentó que mientras esperaba por ese momento de encuentro y evaluación del trabajo anual, se despertó ese sentimiento de ayudar a los demás sin otra recompensa que la satisfacción de hacer una acción por el bien y el futuro de una Cuba mejor. Premisa esta, que se mantuvo después de una larga espera, válida pues compartimos vivencias, reconocimos avances y esas dificultades que podemos y queremos superar para el próximo año.
Rostros jóvenes y experimentados, deseos de hacer en materia de trabajo comunitario y nuevas metas para articular los ámbitos de formación, comunicación, coordinación y acompañamiento como una verdadera red.
Hubo espacio para las risas, los reencuentros con miembros del CMLK, agradecimientos para los amigos que siempre están, y también para compartir con Deneb esas experiencias de su visita a Brasil.
Se reconoció la presencia de la red camagüeyana en la Feria del Libro, la Universidad de Camagüey y los medios de comunicación de la provincia, una muestra de que podemos hacer más acciones comunicativas desde nuestro contexto. Porque en esta casa, que es la Red de Educadoras y educadores populares nos debemos hacer ciertos cambios en un tiempo diferente que exige madurez, compromiso y crecimiento espiritual.
El jardín dará sus frutos, no hay dudas, pero hay que abandonar los temores y lanzarnos en un camino donde ya podemos dar pasos seguros, buenas luces sobran.
Red EP. Camagüey. Noviembre 2018