Moltó dio la bienvenida a los más de 30 cursantes provenientes de 11 países de América Latina, quienes compartirán en La Habana durante tres semanas clases, conferencias y talleres para profundizar en el conocimiento de las novedosas tendencias de la comunicación digital y su enfoque para el ámbito local.
“Este curso no ha sido diseñado para ‘actualizar’ nuestras skills, o habilidades, como suele enfocar la tecnocracia global a la capacitación profesional en tecnología. No venimos aquí a aprender algún software de última generación, o trucos para domesticar mentes e inducir conductas en los públicos o las audiencias”, señaló Moltó en sus palabras inaugurales.
“Los hemos invitado aquí para que trabajemos juntos estándares de actuación que nos permitan poner tecnologías de comunicación muy expandidas, de alcance global, algunas de ellas desarrolladas en los laboratorios de los dueños del mundo, al servicio de las comunidades, de los sin voz, de quienes necesitan y desean volverse dueños de sus destinos individuales y colectivos.”
Isabel Viera, por su parte, reconoció que este tipo de acompañamientos de la UNESCO a iniciativas como esta promovidas por el Instituto durante los últimos seis años se ha convertido ya en referencia dentro del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC), y consideró de mucha relevancia este encuentro en particular por tratarse de un programa de postgrado.
En la primera jornada el profesor, Dr. José Ramón Vidal, del Centro Martín Luther King, inauguró el programa académico con una conferencia acerca de “El modelo dialógico-participativo de la comunicación”, en la que puso en contacto el bagaje teórico de la educación popular con las nuevas tendencias en el análisis sobre el impacto social de las tecnologías digitales.
En los próximos días colegas cubanos y latinoamericanos profundizarán en temas como el estatus de los movimientos sociales en América Latina y sus expresiones comunicacionales hoy; el hipertexto como tecnología para democratizar la palabra, o los usos perversos de la comunicación digital desde el enfoque imperialista de la ciberguerra.
Para radialistas
Como parte de las actividades de entrenamiento ha sido invitado especialmente el profesor español residente en Ecuador, Santiago García Gago quien desarrollará durante tres días (20, 21 y 22 de noviembre) el Taller de Radio Comunitaria en Internet.
García Gago, quien es consultor en TICs y productor radial de Radialistas Apasionadas y Apasionados, trabajará estos temas con el objetivo de compartir formas prácticas de realización radiofónica para Internet, sobre todo a partir de la utilización de tecnologías libres.
En la tarde del día 19, Santiago García Gago presentará su libro Manual para Radialistas Analfatécnicos: 100 respuestas para entender la tecnología de la nueva radio, (http://www.analfatecnicos.net/) publicado con la colaboración de la UNESCO.
Esta será una ocasión importante para compartir también con otros colegas de la prensa cubana que serán invitados, estudiantes y profesores de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Durante la presentación García Gago propone desarrollar una especie de presentación-consultorio para compartir dudas acerca de las aplicaciones y soluciones tecnológicas que pueden resolver necesidades comunicacionales de la radio sobre todo a nivel local, comunitario.
Usar las tecnologías con un sentido humanista y liberador
12 noviembre 2012 por Grupo Editorial
Discurso de Antonio Moltó Martorel, en la inaguración del posgrado “Comunicación Hipermedia en el ámbito local”
Estimados colegas, bienvenidos.
“Nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo”. Este legado de quien fuera maestro de maestros, el gran brasileño, latinoamericano, el pedagogo Paulo Freire, es, podríamos decir, la inspiración de esta mañana.
Deseamos de todo corazón que estas tres semanas que comienzan hoy, en las que se desarrollará esta segunda edición del curso Comunicación Hipermedia para el ámbito local, sean inolvidables para todos porque logremos crecer juntos, como profesionales y también como personas.
De cada uno de ustedes, que han llegado hasta La Habana, hasta este Instituto, portando la diversidad de sus culturas y de sus circunstancias cotidianas de trabajo y esfuerzo creador como periodistas y comunicadores, esperamos aprender, casi tanto como intentaremos enseñar.
De tal modo que lo que soñamos sea un verdadero diálogo, el diálogo freiriano, a propósito de una realidad en la que las tecnologías digitales y las telecomunicaciones expandidas han definido el perfil de nuestra época.
Pero este curso no ha sido diseñado para “actualizar” nuestras skills, o habilidades, como suele enfocar la tecnocracia global a la capacitación profesional en tecnología. No venimos aquí a aprender algún software de última generación, o trucos para domesticar mentes e inducir conductas en los públicos o las audiencias.
No, los hemos invitado aquí para que trabajemos juntos estándares de actuación que nos permitan poner tecnologías de comunicación muy expandidas, de alcance global, algunas de ellas desarrolladas en los laboratorios de los dueños del mundo, al servicio de las comunidades, de los sin voz, de quienes necesitan y desean volverse dueños de sus destinos individuales y colectivos.
Tanto más importante porque lo hacemos entre latinoamericanos y desde La Habana. Es nuestra hora.
Algunos de los países aquí representados tienen los más altos niveles de penetración de estas tecnologías en este continente. Venezuela con cerca del 40 por ciento de penetración de Internet, por ejemplo, y Ecuador con un asombroso 110 por ciento para la telefonía móvil. Naciones como Brasil con 35 millones y México con 25 millones de personas conectadas a la gran red de redes, son verdaderos continentes de usuarios cuya actividad cotidiana está marcada por el acceso a la información digital distribuida en redes.
Un desenfocado entusiasmo tecnofílico podría obnubilarse con cifras como estas, y hasta llegar a olvidar que esto sucede en un continente donde si bien se ha reducido la pobreza en los últimos años, ese indicador sigue englobando la escandalosa cifra del 30 por ciento de la población latinoamericana. De ellos, el 12 por ciento en condiciones de indigencia.
Cuba, casi como excepción, es uno de los países de este hemisferio con peores condiciones de conectividad y con una dotación de infotecnologías escasa y obsoleta. El infame bloqueo norteamericano contra esta patria, que ha sido, durante más de 50 años, un tenaz obstáculo en casi todos los terrenos de la vida económica y social del país, también ha tenido consecuencias nocivas en este ámbito.
Pero Cuba tiene una población de unos 11 millones de habitantes, con un nivel de escolaridad promedio de 12 grados y un Estado que ha dirigido una política de acceso social a los magros recursos de conectividad con los que hemos contado, privilegiando el uso de un ancho de banda más bien estrecho, para ser revertido en beneficio colectivo.
Venimos de tradiciones y circunstancias bien distintas, pero con convicciones profundas acerca de que el uso de todos estos prodigios de la inteligencia humana deberá adquirir por encima de todo un sentido humanista y liberador.
Hasta aquí hemos llegado luego de meses de preparación de este postgrado con la inestimable participación del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de la UNESCO, y el coauspicio del Centro Memorial Martin Luther King y la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana.
Comienza en esta jornada un momento importante en el trabajo de nuestro Instituto que está celebrando sus treinta años de existencia, de cara a un próximo Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba a celebrarse en julio del año próximo. Todo esto en el contexto de grandes transformaciones del modelo socioeconómico que hemos construido, a partir de los sueños renovados de una Revolución socialista “de los humildes, por los humildes y para los humildes”.
Sea este curso entonces, también y sobre todo, un acto de hermanamiento, de solidaridad, de comunión.
Muchas gracias.
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