Temas de la realidad nacional silenciados durante décadas, antologías de textos que sólo llegaron alguna vez a minorías de intelectuales o de la
sociedad civil y autores surgidos y “crecidos” al margen de los sectores
oficiales aparecieron en el amplio programa iniciado el 11 de febrero.
Los 28 días feriales transcurrieron en un sinnúmero de mundos paralelos.
Además del programa cultural ruso, hubo presentaciones con respaldo
gubernamental y actividades que mostraron una apertura de la política
cultural cubana. Algunas exposiciones llegaron a la prensa, mientras que
otras “no existieron” para los medios.
Respecto de Rusia, “demasiada comida, que no está mal, pero demasiados pocos libros, pocos ejemplares, poco ambiente ruso: faltaban matrioshkas (muñecas tradicionales) y danzas cosacas para ser una auténtica fiesta eslava”, dijo a IPS el escritor cubano José Miguel Sánchez, más conocido como Yoss, quien lamentó la limitada oferta de literatura rusa en español.
No obstante, la feria que se desarrolló en todo el país fue, como siempre,
“un punto de encuentro con editores, autores, amigos y una fiesta cultural
con mayúscula”, reconoció Sánchez, quien ha seguido de cerca la influencia de la cultura de la era soviética en Cuba.
El público, que según cifras oficiales superó los 2,6 millones de
personas, acudió a las grandes áreas de venta en busca, sobre todo, de
novelas atractivas, literatura infantil y de un momento de esparcimiento
para la familia, matizado por una amplia oferta gastronómica considerada
económica en el contexto nacional.
Más de 2,5 millones de ejemplares fueron vendidos durante el encuentro,
cifra considerada importante por el Instituto Cubano del Libro para un
país de 11,2 millones de habitantes. Pero observadores consultados por IPS coincidieron en la necesidad de propiciar una política editorial que, más que cantidad, enfatice calidad y variedad de la oferta.
La feria coleccionó momentos memorables como la presencia de la escritora sudafricana Nadine Gordimer, premio Nobel de Literatura 1991, el homenaje a la historiadora cubana María del Carmen Barcia y la entrega del Premio Nacional de Literatura 2009 al ensayista Ambrosio Fornet.
Dedicada a Barcia y al escritor cubano Reynaldo González, la edición anual de este encuentro literario tuvo entre sus actividades centrales una
reunión de historiadores sobre la cuestión racial en las ciencias sociales
cubanas, una contribución interesante al debate creciente sobre la
persistencia del racismo en este país caribeño que tiene una numerosa
población de origen africano.
El no gubernamental Centro Memorial Martin Luther King Jr. presentó su
antología “Raza y racismo”, un volumen de 388 páginas que reúne textos
como “Desafíos de la problemática racial en Cuba” y “Nuestra ceguera
blanca”, de los autores nacionales Esteban Morales y Yusimí Rodríguez,
respectivamente.
Uno de los acontecimientos más esperados en medios culturales fue la
presentación del número 36 de la revista Criterios, que incluyó estudios
sobre la circulación de las ideas en la esfera pública, la censura, la
“repolitización” del arte, la filosofía intercultural y la modernidad del
poscomunismo.
El Centro Teórico Cultural Criterios, dirigido por el traductor y
ensayista Desiderio Navarro, presentó también una antología del
pensamiento cultural ruso que incluyó 33 de los 115 textos teóricos
publicados durante 37 años por la mentada revista sobre literatura, cine,
teatro, artes plásticas, estética y “culturología” de ese país europeo.
Con un papel importante en el debate sobre la política cultural cubana,
Navarro aseguró que Criterios puede enorgullecerse de haber dedicado sus “modestos recursos y fuerzas” de los años 70 y 80 a traducir y divulgar textos rusos que defendían concepciones abiertas, antidogmáticas y avanzadas.
Otros aportes importantes estuvieron a cargo de Publicaciones Acuario, del no gubernamental Centro Félix Varela, que entre sus ediciones de este año entregó “Familia y pobreza en Cuba. Estudio de casos”, una indagación psicosocial de la historiadora María del Carmen Zabala.
El mismo centro presentó también la versión digital de “Desigualdad y
políticas sociales. Una lectura del caso cubano en clave compleja”, de la
socióloga Mayra Espina.
Este texto muestra los efectos de la crisis y posterior reforma de
principios de la pasada década y la reestratificación y las nuevas
desigualdades surgidas en ese tiempo.
La apertura a estos temas se matizó con el escaso número de ejemplares de las tiradas, la ausencia de algunos títulos considerados imprescindibles y el silencio, en la mayoría de los casos, de los grandes medios de comunicación, que en esta nación caribeña están en manos del Estado.
La situación vivida en La Habana a gran escala “se repitió casi al calco”
en las provincias, pero “en un espacio más reducido”, comentó a IPS vía
telefónica Pedro Manuel González, promotor literario de la Dirección
Provincial del Libro de Santa Clara, a 242 kilómetros de la capital
cubana.
“Si antes venían unos 30 autores del resto del país, este año sólo pudimos invitar a 10. Las afectaciones al presupuesto se sintieron también en la calidad de impresión de algunos libros y la escasez de ejemplares”, dijo González, autor de “Vidas de Roxy”, de Ediciones San Librario, de Colombia.
Sin embargo, “debe hacerse justicia” con aportes como la presentación del libro “Narrar la nación”, una colección de ensayos de Fornet, y la
realización de “eventos polémicos”, entre los cuales se destacó la
celebración del aniversario de la revista Criterios, concluyó González.