Los nuevos comandantes del ejército, la armada y la fuerza aérea asumieron sus cargos este jueves, un día después de que el presidente Fernando Lugo relevara a los anteriores jefes y después que rechazara vigorosamente cualquier peligro de golpe de estado promovido por militares.
El gobierno dejó en claro que Lugo procedió de acuerdo a sus atribuciones constitucionales para realizar los cambios, pero un ex comandante de las fuerzas militares aseguró que el mandatario le faltó el respeto a los jefes desplazados.
El cambio de los integrantes de la cúpula militar ocurrió una semana antes de que el Tribunal de Calificaciones resolviera nuevos ascensos y pases a retiro, actividad normal a fines de cada año en Paraguay.
Pero también las destituciones se produjeron un día después de que Lugo asegurara en conferencia de prensa que como comandante en jefe de las fuerzas armadas “no existe ningún peligro de golpe de estado promovido por los militares”.
Sin embargo, aclaró que “podrían existir pequeños bolsones (grupos) militares que tendrían relación o podrían ser utilizados por la clase política”.
Paralelamente, una mayoría de parlamentarios oficialistas y opositores advirtió que en cualquier momento impulsarían un juicio político contra Lugo, argumentando su presunta “ineptitud para gobernar”.
Uno de los aliados del mandatario, el dirigente izquierdista Hugo Richert, del grupo Convergencia Socialista, reconoció que “Lugo no es un estadista, pero toda la sociedad no tiene experiencia para administrar asuntos públicos porque en los últimos 60 años un sólo partido, el Colorado, tuvo en sus manos el poder”.
No obstante, la coincidencia de la declaración de Lugo con los relevos, fue criticada el jueves por el general retirado Mario Soto, ex comandante de las fuerzas militares durante el anterior gobierno de Nicanor Duarte (2003-2008).
“El presidente Lugo le faltó el respeto a los generales porque los cambió un día después de decir que existirían militares expuestos a la manipulación política. Esos jefes destituidos quedaron como golpistas frente a la opinión pública”, se quejó Soto.
Soto admitió que “los militares en actividad tienen prohibido hacer declaraciones porque las fuerzas armadas no son deliberantes, pero se merecen una explicación”.
Para Rafael Filizzola, ministro del Interior, Lugo no “está obligado a dar explicaciones”, según comentó en conferencia de prensa. “La constitución habilita al jefe de estado a realizar los cambios que fuesen necesarios para una mejor organización o funcionamiento”.
Pero el descontento llegó al bloque de senadores del Partido Colorado, el mayor de la oposición.
En reunión con periodistas, uno de los líderes de la agrupación, Juan Carlos Galaverna, comentó que probablemente “Lugo sigue un plan chavista (Hugo Chávez, de Venezuela), consistente en crear el caos en el país, ordenar un estado de excepción y asumir todos los poderes”.
“Opino que Lugo, con estos cambios sin sentido, realizados un día después de decir que hay militares que podrían ser utilizados por la clase política, se está sometiendo a los designios chavistas de aglutinar en él a todos los poderes”, apuntó.