En todos los países y también en el nuestro, ciertamente se han producido marchas, movilizaciones, eventos culturales y artísticos, y diversas acciones que han puesto en evidencia una verdad inalienable: ha crecido la identificació n de los pueblos con el drama de René, Fernando, Antonio, Gerardo y Ramón, cuya batalla encarna la dignidad del mundo.
No obstante, la Casa Blanca ha enmudecido. Para el Presidente Obama, líder máximo del país más poderoso del mundo, la voz de los pueblos carece de importancia.
Le preocupan otras cosas: la crisis financiera que agobia la economía mundial capitalista, la derrota militar yanqui en Afganistán, la imagen del nuevo mandatario en el escenario internacional.
Pero no le importa que una causa de la que han hecho bandera los pueblos, se extinga en las prisiones de su país abandonada por los organismos judiciales de los Estados Unidos.
El escenario internacional es ciertamente complejo. No solamente porque como lo ha admitido el propio Fondo Monetario la crisis vive recién su primera etapa y que se extenderá por lo menos en los próximos siete años; sino también porque los problemas de la globalización, la ecología y la protección de la vida en el planeta, asoman cada vez con más fuerza y se tornen hoy retos ineludibles para la especie humana.
En este contexto, el Presidente Obama que en Keniano quiere decir “Lanza de fuego” pareciera carecer de fuerza y capacidad de decisión. Y luce más bien atrapado por un sistema de dominación ideado por el Gran Capital para servir los intereses de los poderosos y darles la espalda a los humildes.
El propio Obama lo admite sin tapujos. En su libro “Los sueños de mi padre” evoca el sistema educativo norteamericano, dice con meridiana claridad: “No vas a la Universidad para recibir una educación. Vas allí para prepararte. Te prepararán para que ansíes lo que no necesitas. Te prepararán para que manipules las palabras de forma que ya no signifiquen nada. Te prepararán para que olvides lo que ya sabes. Te prepararán tan bien, que empezarás a creer en lo que te dicen sobre la igualdad y la forma de vida americana y toda esa mierda. Te darán una oficina en un rincón, te invitarán a cenas elegantes y te dirán que eres un orgullo de tu raza. Y cuando llegue la hora en que quieras empezar a cambiar las cosas, entonces ellos te pegarán un de la cadena y te dirán que puede que sean un negro bien preparado y con un buen sueldo, pero un Nígger al fin y al cabo”.
La cita, por cierto, es extensa, pero refleja de un modo categórico lo que ocurre hoy en el país del norte donde al hoy Jefe de Estado lo han preparado para que olvide incluso sus vivencias y traicione sus propósitos primigenios; lo han invitado a cenas elegantes y le han reservado una oficina en un rincón de la Casa Blanca para que administre los intereses de los poderosos. Y cuando él ha osado hablar de “cambio”, le han recordado que apenas es un “Nígger” que tiene todo prestado: el poder, el dinero y el puesto.
Por eso ahora en diversos lugares de los Estados Unidos aparecen amenazas contra Obama al que la ultraderecha neo nazi que rodea a George W. Bush, busca hacerle tragar sus palabras, cuando no acabar con su vida.
La lucha ciertamente es dura también para el Presidente de los Estados Unidos. Está en una brutal encrucijada: o empieza a “cambiar las cosas” o simplemente se somete a los designios de los opresores de siempre.
Y el tema de los 5 es, probablemente, una piedra de toque para diferenciar opciones.
Esas opciones, sin embargo no tienen que ver, necesariamente con definiciones de orden político, sino más bien humano.
Si el Presidente Obama cree en verdad en la justicia, en la ofrenda a la vida, en el derecho a la libertad y en la defensa de la paz; si está convencido de la necesidad de proteger al destino de los hombres, la relación civilizada entre los Estados, la amistad entre los pueblos, el derrotero liberador de las naciones; entonces esa ruta habrá de llevarlo a abrir las puertas de las cárceles y permitir que los 5 retornen a su patria.
Si, por el contrario, opta por los grandes intereses, por los poderes ocultos, por las mafias asesinas, por el odio y la guerra; seguirán en prisión los héroes cubanos cuyos nombres resuenan en todas las ciudades de la tierra.
Para los pueblos, esa dualidad de opciones, no existe. Desde un inicio bregamos por la causa de la vida en todas partes.. Desde el inicio de la historia humana hasta nuestros días. Desde los escritos de Hesiodo y las luchas de Espartaco, hasta nuestro tiempo.
Cualquiera que sea, entonces, la opción del Imperio, la lucha será la de siempre. Y ella, sin duda, alcanzará la victoria.
El autor es miembro del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera .
Fuente: Comité Internacional Por la Libertad de los Cinco