Durante muchos años en nuestro continente y en el mundo, perduró la consigna neoliberal de que el Estado y las inversiones sociales se harían cada vez menos necesarias, en detrimento la presencia del capital privado se hacía cada vez más necesario como también la disminución de la presencia del elefante Estado en la economía y áreas sociales como la educación, la salud, la seguridad social.
El ataque y la desaparición de los derechos de los trabajadores, de los campesinos y la privatización de bienes públicos sociales como el agua y la tierra, fueron algunas de las políticas implementadas y defendidas por las oligarquías de nuestros países. Los avances tecnológicos que a lo pasar de los años, han posibilitado el aumento de la productividad, en vez de traer más distribución de las riquezas y para todos los trabajadores, han generado cada vez más despidos y precariedad del trabajo como medida para refrendar la acumulación de riquezas a los grandes grupos corporativos productivos y financieros.
Según informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), divulgado en enero de este año, el desempleo mundial puede llegar a 51 millones de personas en el año de 2009, cerca de 230 millones de personas, contra 190 millones en el 2008 y 179 millones en el 2007.
En América Latina serían 2,4 millones de nuevos desempleados, que se sumarían a los 15,7 millones actuales. La crisis del sistema capitalista que hoy se presenta, es fruto de la agravación de las contradicciones, de leyes que se muestran caducas para las demandas de nuestros pueblos. El modelo de sobre producción de mercancías y mayor acumulación de la riqueza en pocas manos, la inversión cada vez más grande en el casino de la especulación financiera.
Las afirmaciones como la de que el Dios mercado, es soberano y que se auto regula, caen por tierra. Se ratifica la necesidad de la construcción de una alternativa, que ataque concretamente, en primer lugar, a las consecuencias de la crisis, para no penalizar los pueblos y luego la verdadera causa de esta enfermedad que nos asola.
Como alternativa a la crisis, los que ayer defendían la extinción del Estado y hasta llegaron a afirmar el fin de la historia, hoy defienden la colectivización de los daños y la concentración de los lucros y la intervención del Estado para sostener sus altas tasas de ganancia.
Decimos no a la colectivización de los daños a los pueblos. Nuestros países no deben pagar por la crisis. Los que apostaron todo en la especulación deben pagar hoy por sus consecuencias.
En el año 2005, en la Cumbre de Jefes de Estado de la OEA, en Mar del Plata, hemos derrotado el proyecto que ha intentado imponer el imperio estadounidense a nuestros pueblos: el Área de Libre Comercio de las Américas ALCA. En nuestros días denunciamos los intentos bilaterales de los EEUU en firmar los Tratados de Libre Comercio – TLCs.
Los mismos que defienden la libre circulación de capitales y la auto regulación del mercado, mientras continúan oponiéndose a la libre circulación de personas. Persiguen y niegan derechos humanos fundamentales a los migrantes, que ayudaron a construir muchas de las potencias desarrolladas.
Reafirmamos el papel del Estado, frente a la inversión y defensa de bienes públicos como los antes citados. Resguardando de esta manera la soberanía de nuestras naciones y su derecho a la autodeterminación. Debemos elegir las demandas más urgentes, para la superación del sub desarrollo que hasta hoy nos asola y mantiene vulnerables frente a los dictámenes que vienen del norte.
Condenamos la presencia del capital privado y extranjero en la Educación Superior de nuestro continente. Exigimos el retiro de la Educación de los Acuerdos Generales de Comercio y Servicio de la OMC. Nuestros países deben fortalecer el papel de la Universidad Pública. La Educación no es mercancía.
Los jóvenes son los primeros afectados por las grandes olas de desempleo. Según datos de la OIT de nueve países de América Latina, el desempleo en la juventud es 2,2 veces mayor que la tasa de desocupación total. Somos las principales víctimas y no artificies de este sistema.
Exigimos más inversiones para las áreas sociales como salida a esta crisis.
¡Unida América Latina Triunfa!
El último periodo ha crecido en la agenda de los países de nuestra región, la temática de la integración regional. Por medio del triunfo electoral de proyectos progresistas y de contraposición a la política entreguista y neoliberal. Además de Cuba que acaba de conmemorar los primeros 50 años, de una alternativa cierta que conquistó su pueblo.
Iniciativas como el MERCOSUR, el ALBA, la UNASUR, consolidan el grado de madurez que tiene nuestra región. Necesitamos de una integración en su sentido más amplio. Los esfuerzos y victorias emprendidas hasta el momento, son necesarios, son importantes, pero resultan insuficientes, frente al camino que tenemos que recorrer. Valores como la solidaridad, cooperación, paz, deben ser el norte de nuestras acciones.
La crisis del sistema capitalista que tuvo origen en su epicentro, en su corazón, debe ser vista por nosotros como una oportunidad de profundizar estas experiencias. Iniciativas concretas como la constitución del Banco del Sur, para el fomento del desarrollo regional que ponga fin a las inmensas asimetrías sociales presentes en nuestra región. La constitución de una moneda o unidad monetaria única. En este sentido saludamos medidas como la implantación del SUCRE – Sistema Único de Compensación Regional y la eliminación del dólar como unidad básica de intercambio monetario.
La Cumbre de Jefes de Estado de América Latina y el Caribe, realizada en el pasado diciembre, en la ciudad de Salvador en Brasil. Fue la primera en que los países latino americanos se reunieron sin la presencia de los Estados Unidos de Norte América. El conflicto separatista, impulsado por la oligarquía boliviana, no encontró respaldo y fue rechazado en el marco de la UNASUR.
Es fundamental el papel de unidad entre los movimientos sociales, en defensa de un proyecto latinoamericanista. Salir a las calles hacer sonar bien alto nuestras voces que por varias veces fue callada por la opresión. “Los poderosos pueden matar una, dos o tres flores, pero jamás impedirán el amanecer de la primavera” Che.