Tras la exitosa marcha que tuvo lugar por la Avenida 18 de Julio, en la tarde de este miércoles se desarrolló el primer panel del Encuentro de Montevideo, moderado por la referente de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) Nalu Faria y Fernando Pereira, Presidente del PIT-CNT.
En la mesa participaron Karin Nansen, de Amigos de la Tierra, Gonzalo Armúa, de ALBA Movimientos, Ana Julia, del Movimiento Jóvenes Secundaristas de Brasil y María Alejandra Díaz, de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela. En la apertura, Faria, dio las gracias y la bienvenida a todos y todas las asistentes al Encuentro, que suman cerca de tres mil militantes de 23 países del continente, entre ellos Brasil, Argentina, Cuba, Haití, Colombia, Perú, y Uruguay.
Asimismo, mencionó la fuerza que tuvo la movilización de la mañana y la calificó como una demostración de la capacidad de convocatoria de las organizaciones y este encuentro en Montevideo, así como del alto nivel de lucha popular que persiste en todo el continente. También agradeció la calurosa y solidaria acogida de los uruguayos y las uruguayas en Montevideo, la capital de la esperanza, que recibe a todos los asistentes de este encuentro.
Estos tres días, afirmó, comenzaron en las calles que son de todos y de todas, y esta Jornada reivindica un espacio antirracista, ecologista, antipatriarcal, por la diversidad sexual, anticlasista, antimperialista y anticapitalista, libre de la violencia en cualquiera de sus formas.
A continuación tomó la palabra Fernando Pereira, quien aseguró que hoy no fue un día más, sino que tuvo lugar una gran marcha y un acto internacionalista que hace muchos años no ocurría en este escenario. Hizo énfasis en que la unidad se construye con paciencia, tolerancia y solidaridad. “Hay que contar con los movimientos por la justicia, ambientalistas y feministas para que sea posible unificar las fuerzas en las movilizaciones. Hoy fue un día especial porque hubo muchas personas de todo el continente, dijo, y es el comienzo de un debate que podrá tener lugar en los próximos días.
Se abrió así la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, recordando que otro mundo es posible y necesario, animando a la unión de las luchas y al fomento del debate.
Karin Nansen, de Amigos de la Tierra Internacional, comenzó recordando el encuentro que tuvo lugar en La Habana en 2015 para celebrar una década de la victoria sobre el ALCA como resultado de una campaña contra el neoliberalismo, el capital y la derecha, en la que se reivindicaba la dignidad y los derechos de los pueblos. “Fue una lucha unitaria que denunció la imposición del poder de las transnacionales y del capital y la misma fue posible gracias a la revolución cubana y a la acogida del pueblo cubano en los Encuentros Hemisféricos celebrados en La Habana”, enfatizó.
Las privatizaciones de los servicios públicos y de los bienes comunes son, dijo, otra problemática contra la que hay que luchar y en el marco de la jornada continental tiene que haber, y lo hay, un compromiso por parte de las diferentes organizaciones que reivindiquen la soberanía de los pueblos.
Hizo mención a los golpes de Paraguay, Honduras y Haití, junto con los de Venezuela y Brasil, para no olvidar la necesidad de luchar contra el capitalismo y el neoliberalismo. Los ataques que sufren los pueblos son constantes y las principales víctimas son las mujeres y los territorios. Junto con estos ataques por parte del gobierno se suma la violencia de los medios de comunicación.
Las crisis que hoy en día se viven son una generación de lucro que fomenta el crecimiento de la desigualdad y esto supone un nuevo marco jurídico que impone nuevas normas para el despojo de los pueblos. Las consecuencias de estos acuerdos de libre comercio son que los pueblos no puedan ejercer las demandas y proponer políticas propias.
Las empresas transnacionales cometen violaciones a los derechos humanos constantemente, y los pueblos que se revelan en contra son reprimidos. A raíz de esta violencia se está tratando de elaborar un tratado vinculante que lleve a juicio a estas empresas transnacionales, a fin de despojarles la impunidad absoluta de la que gozan.
A pesar de esta situación hay esperanza, aseguró Karin, y es posible desde la unidad pensar la fuerza que luche para conseguir una soberanía popular antipatriarcal, antimperialista y anticapitalista. Animó a que todas y todos lucharan por todos los derechos de los pueblos, y para ello es fundamental la inclusión de todos ellos y de todos los sectores afectados. El encuentro, dice Karin, es fundamental para seguir en lucha, para no dar un solo paso atrás.
Gonzalo Armúa, de Alba Movimientos, empezó recordando que este año es la conmemoración de los cien años de la revolución rusa; que hace cincuenta años de la muerte del Che y un año de la muerte física de Fidel. En el 2018, dijo, se cumplen además cinco años del fallecimiento de Hugo Chávez. Según Gonzalo, vivimos en una crisis ecológica que pone la vida de todos en peligro, además de otras crisis que nos afectan. Sin embargo, existe también una crisis de las élites. Consideró importante recordar que aumentan los discursos fascistas y que, si bien de este lado se piensa en una alternativa, ellos, los poderosos, también buscan una nueva estrategia, pero de clase alta, de élites.
La lucha de clases a nivel continental está concentrada hoy día en Venezuela, que resiste y enseña nuevas formas de democracia, de confrontar al imperialismo. Es un pueblo que está planteándose la paz pero que es violentada, reprimida y asesinada. Junto a Venezuela está Colombia, y es la base más grande del imperialismo norteamericano de la región.
Mencionó también a Puerto Rico, lugar en el que todavía existen colonias y a Haití, que sufrió un golpe de Estado a un gobierno popular. Insistió en la necesidad de transmitir la solidaridad a estos pueblos en situación difíciles, y organizarse en las calles para derrocar los gobiernos que imposibilitan la garantía de los derechos de los pueblos. Dijo que, para ello, es necesario la unión frente a la fragmentación que busca el capital. Es así que hay que hacer énfasis en el internacionalismo solidario para actuar frente a cada ataque a los pueblos, defendiendo la revolución de todos ellos.
La batalla ideológica es otro punto importante y, para darla, hay que descolonizar la cultura y potenciar la formación política e ideológica de los movimientos. Es necesario introducir en las agendas de los medios de comunicación convencionales los temas de valor y, además, crear nuevos medios alternativos. Otra cuestión importante es la democratización del poder popular y, además, la introducción del feminismo en cualquier movimiento emancipador, poniendo a las mujeres en el centro de las luchas.
Para terminar, conmemoró de nuevo a Chávez con el grito “Chavez vive, la lucha sigue”.
Ana Julia, del Movimiento de Jóvenes Secundaristas de Brasil. Comenzó su intervención recordando que Brasil sufre a día de hoy grandes ataques por el capitalismo y el neoliberalismo, pero estos ataques se extienden a otros países de América Latina. La gente luchó por construir un nuevo Brasil para defender los derechos como la educación.
Es necesario en este contexto, dijo, un proyecto radical de base popular que ponga por delante a las mujeres, a los negros y a las negras y a todas las personas que representen la diversidad sexual.
Dijo conmovida que el pueblo brasileño no pide permiso a nadie, que el pueblo de Brasil lucha de frente y logra las victorias. Además, otro problema actual que menciona Ana Julia, es la reforma laboral, que está terminando con las conquistas y los derechos de los trabajadores. Hay que luchar por garantizar el trabajo digno de todos y de todas.
La Jornada Continental lucha contra el neoliberalismo y viene a proclamarse en contra de las prácticas brutales de los sistemas políticos y económicos que arrasan con los derechos conquistados y la justicia social lograda. La situación de Brasil es crítica y el pueblo brasileño y el resto de pueblos han de luchar en conjunto para no ser derrotados.
Hizo un llamado a gays y lesbianas, hombres y mujeres, negros y negras, para luchar contra el neoliberalismo, contra el capitalismo y para no desistir nunca ante la labor de construir un mundo justo y solidario.
Por último, María Alejandra Diaz, integrante de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, comenzó sus palabras recordando que, cuando Chávez irrumpe en la escena política, se convierte en un contrapoder, en el protagonista solitario que diseña un sistema que permite proteger a los desarrapados, a los pobres y a los excluídos. Cuando Chávez llegó al poder había un 65% de pobreza. Entonces Venezuela era una sociedad dividida, fragmentada y sin dignidad. Él crea una alternativa al modelo capitalista que permite que el poder constituyente del pueblo resurja frente a la democracia representativa que domina y subyuga a través de las élites políticas.
Lo que hay que poner en el centro es lo común, la vida, las semillas, la familia y, ante este sistema perverso que quiere terminar con la humanidad, el reto es acabar con esa arma que no permite construir y avanzar en otra dirección.
Dijo María Alejandra que el modelo venezolano está amenazado por una guerra que comenzó atacando a las mujeres, a los niños y a los ancianos. Esta guerra también controla el sistema económico y productivo. Es necesario en ese contexto independizarse del petróleo como principal moneda de cambio para una economía potente.
Aseguró María Alejandra que Venezuela se caracteriza por estar resistiendo a esta guerra diplomática, financiera y económica, a este bloqueo criminal y actos de discriminación a los que Venezuela y el pueblo cubano están sometidos. Frente a la reinvención constante del capitalismo Venezuela resiste, y garantizar Venezuela es garantizar frenar el modelo capitalista.
Hizo un llamado a la solidaridad de las luchas de Latinoamérica. Solo a través de plataformas unitarias de solidaridad va a ser posible el avance.
El gran reto de los movimientos sociales del momento es construir compromisos que permitan salir del modelo dominante, la creación de una soberanía real y concreta que permita crecer y desarrollarse como pueblo, tanto el venezolano como cualquiera.
Todas las intervenciones demostraron la amplitud y el nivel de radicalidad frente al modelo capitalista, y animaron a todas las organizaciones y pueblos a luchar y a aprender de otras luchas. Las reflexiones planteadas en este primer panel serán útiles para abordar los talleres del segundo día.
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