Unos van hacia las carpas a celebrar el Día Panamazónico, otros exponen carteles, posters u objetos típicos de sus culturas. Hasta el 1ro de febrero próximo estas universidades tienen un nuevo mapa. Sus facultades y pasillos, sus áreas deportivas y plazas, son ocupadas por salas y carpas destinadas a intercambios temáticos, a actividades culturales, muestras de videos y fotografías o a los servicios de internet, alimentación o prensa.
Recorrer cada sitio en una jornada puede agotar a cualquier caminante. Las sombrillas abiertas para detener los rayos ultravioletas, le dan más colorido al paisaje verde que nace en las márgenes del Amazona.
Donde se escuchan los tambores se improvisa una danza. A pocos metros una campesina negra brasileña conmueve al auditorio que la escucha hablar de la importancia de conservar los valores y las tradiciones de nuestros pueblos para que sus hijos mantengan esa herencia, por demás olvidada en los planes de estudio de las escuelas.
A la sombra del camino un muchacho indígena pinta el cuerpo de otro joven. Sobran las palabras, se miran con complicidad. En otra área un campesino hace una demostración de cómo sembrar sosteniblemente para aprovechar el terreno y facilitar el riego.
En uno de los espacios de actividades autogestionadas miembros del Movimiento de los Sin Tierra (MST) toman la iniciativa y hacen un espectáculo artístico, con sonoridades brasileñas, declamación y bailes, mientras que en un espacio cercano los trabajadores y trabajadoras de la agricultura del Estado de Pará, cantan al Amazona y se puede leer un llamado que dice: ¡Pare el calentamiento global!. Haga su parte: plante una semilla.
También hay tiempo para las danzas típicas del lugar. En pleno mediodía los espectadores se dejan contagiar y lanzan sus pasillos, aplauden o tararean a ritmo de la música que moviliza hacia la plataforma central. Luego para refrescar el agua de coco es una de las opciones más demandadas.
Cualquier lugar de Belém por estos días puede ser bueno para emprender nuevas luchas, reclamar derechos comunes, articular organizaciones, compartir experiencias, y también descansar, hacer amistades, leer un buen libro, contemplar la naturaleza o enamorarse ante ella. En esta edición del Foro Social, el mundo hace renacer la esperanza.