“A pesar de las promesas de erradicar el
hambre, pocos progresos se han logrado en la
reducción del número de sus víctimas”, dijo Jean
Ziegler, relator especial para el derecho a la
alimentación y autor del informe.
Más de 852 millones de personas —cerca de 13
por ciento de la población mundial— no tienen
suficiente comida diaria para mantener una vida
sana, según la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con sede en Roma.
De esa cantidad, cerca de 815 millones viven
en países en desarrollo, 28 millones en las
llamadas naciones “en transición” de Europa
oriental y de la disuelta Unión Soviética, y
cerca de nueve millones en el mundo industrializado.
“Es una vergüenza para la humanidad que en el
mundo, ahora más rico que nunca, seis millones de
menores mueran antes de alcanzar cinco años de
edad debido a la desnutrición y enfermedades conexas”, dijo Ziegler.
El estudio, presentado ante la actual 61
sesión de la Asamblea General, subraya que la
mayoría de los hambrientos viven en Asia y en
África, 80 por ciento de ellos en áreas rurales y
dependientes de la agricultura y el pastoreo.
“Ellos pasan hambre porque no hay suficiente
trabajo o acceso a recursos productivos como el
agua para alimentar a sus familias”, dijo el experto.
En una declaración difundida el lunes para
conmemorar simultáneamente el Día Mundial de la
Alimentación (16 de octubre) y el Día
Internacional por la Erradicación de la Pobreza
(el martes 17), el secretario general de la ONU,
Kofi Annan, dijo que el mundo cuenta con los
recursos y el conocimiento para eliminar el
hambre. “Lo que necesitamos es voluntad política y determinación”, aseveró.
Annan añadió que una década después de que
los líderes del mundo prometieron en la Cumbre
Mundial de la Alimentación reducir a la mitad la
cantidad de desnutridos crónicos en 2015, “ese número en realidad ha crecido”.
El estudio de Ziegler recuerda que todos los
seres humanos tienen derecho a vivir dignamente y
libres de hambre. “El derecho a la alimentación es un derecho humano”, subrayó.
El relator también criticó la “inaceptable
falta de financiamiento” de programas de la ONU,
especialmente en la región occidental sudanesa de
Darfur, en el Sahel (una región al sur del
desierto del Sahara que comprende a Mauritania,
Senegal, Malí, Guinea, Burkina Faso, Níger,
Nigeria, Camerún, Chad y Sudán) y en el oriental
Cuerno de África (Djibouti, Etiopía, Eritrea, Somalia y partes de Kenia).
Fuera de África, el hambre y la escasez de
alimentos también están afectando a países como Afganistán y Corea del Norte.
“Todos los gobiernos tienen responsabilidad
en la respuesta a los llamados de urgencia de la
ONU ante crisis de alimentos”, recordó Ziegler.
Frederic Mousseau, consultor de seguridad
alimentaria de organizaciones socorristas
internacionales, como Médicos Sin Fronteras y
Acción Contra el Hambre, dijo que las
convenciones de Ginebra, que rigen el tratamiento
de prisioneros de guerra, establecen que millones
de personas desplazadas en Darfur deben recibir alimentación adecuada y ayuda.
“La comunidad internacional tiene la
obligación legal de brindar ayuda de emergencia
en tal situación. Desafortunadamente, esta forma
de asistencia tiene generalmente pocos recursos
económicos en la mayoría de las zonas en conflicto”, dijo Mousseau a IPS.
Es frecuente que el Programa Mundial de
Alimentos de la ONU deba cortar las raciones de
alimentos a la mitad o posponer su distribución por falta de recursos, agregó.
“Esto es inaceptable, porque la gente que ha
perdido su tierra o su empleo no tiene otra
opción que la asistencia externa para
sobrevivir”, dijo Mousseau, coautor del nuevo
informe “Sahel: ¿prisionero de la hambruna?”,
publicado por el no gubernamental Oakland
Institute, con sede en la occidental ciudad estadounidense de San Francisco.
En los casos del Sahel y del Cuerno de
África, donde —a excepción de Somalia— no hay
países en guerra, el problema es mucho más amplio.
Por una parte, la ayuda de emergencia está
desfinanciada. La demora de ocho meses que se
tomaron los países donantes durante la crisis
alimentaria de Níger en 2005 provocó la hambruna
de 3,6 millones de personas, dijo Mousseau.
“Pero es más importante que examinemos los
factores que conducen a semejantes crisis alimentarias”, estimó.
Una de las razones fundamentales es la
ausencia de políticas encaminadas a suministrar
apoyo para el desarrollo rural y la pequeña
agricultura, que aseguren a largo plazo la existencia de alimentos.
Las agencias financieras internacionales y
los países donantes han impedido a muchos países
aplicar políticas económicas y comerciales
destinadas a apoyar a los productores locales y
sus mercados, lo que hubiera impedido la
indigencia y el hambre, sostuvo Mousseau.
En su estudio, Ziegler señala que el
“dumping”, la competencia desleal que implica la
superproducción de alimentos a bajos precios en
el mundo rico, “no debe permitirse cuando causa
la pérdida del sustento, especialmente en países
en los que la mayor parte de la población aún
depende de la agricultura para asegurarse su derecho al alimento”.
La directora ejecutiva del Oakland Institute,
Anuradha Mittal, dijo que con sus subvenciones
intactas, Estados Unidos inunda de alimentos
baratos y subsidiados a las naciones en
desarrollo, destrozando la producción de los
pequeños agricultores de esos países.
México, por ejemplo, ha cultivado maíz
durante 10.000 años. Pero en virtud del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte, que se
suponía igualaría el terreno de la competencia
comercial, abrió sus mercados a las importaciones
de su vecino Estados Unidos, incluyendo el maíz.
“Los agricultores mexicanos, la mayoría al
frente de pequeños predios familiares, no
pudieron competir contra los gigantes productores
de maíz de Estados Unidos”, dijo Mittal a IPS.
Esos grandes plantadores son el sector
destinatario de la mayor parte de los subsidios
gubernamentales estadounidenses, unos 10.000
millones de dólares, equivalentes a 10 veces el
presupuesto agrario total de México en 2000.
No sorprende entonces que las exportaciones
de maíz estadounidense a México se hayan
triplicado y constituyan casi un tercio del
mercado interno mexicano, llevando a una aguda crisis al sector maicero local.
El dumping del maíz subsidiado estadounidense
en México ha reducido el precio real del maíz
mexicano en más de 70 por ciento, añadió Mittal.
Como resultado, millones de granjeros pobres abandonaron sus predios.
En 1997, 47 por ciento de la población
mexicana estaba vinculada a la agricultura, según
cifras de la FAO. Para 2010, esa proporción habrá caído a 18 por ciento.
Diez años atrás, en la Cumbre Mundial de la
Alimentación, 186 jefes de Estado y de gobierno
postularon su meta de reducir la cantidad de
hambrientos (815 millones) a la mitad para 2015.
Hoy, la FAO estima que los afectados son 852 millones, recordó Mittal.
“En la medida en que el hambre no sea vista
como una masacre silenciosa, causante de la
muerte de millones de personas cada año, hasta
que no sea vista como una violación a los
derechos humanos, no lograremos ponerle freno”, opinó.
Como expone el nuevo estudio del Oakland
Institute, el derecho a la alimentación y a estar
libre del hambre no es un concepto nuevo en el
ordenamiento internacional. Ha sido reconocido y
reafirmado en varios documentos y compromisos de derechos humanos.
Sin embargo, es muy importante señalar las
pautas emitidas por la FAO en 2004, en las que se
reconoce que las condiciones internacionales,
como el libre comercio y las políticas de ajuste
estructural, pueden influir gravemente en la
capacidad de las naciones para asegurar el
derecho ciudadano a la alimentación, añadió Mittal.
Por ejemplo, la capacidad de Níger de luchar
contra la inseguridad alimentaria estuvo y está
amenazada por la liberalización del comercio
agrícola, la privatización de agencias y
servicios agrarios del Estado y la reducción de
los aranceles de importación y exportación.
Todas estas medidas han sido impuestas por
agencias financieras multilaterales,
especialmente el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional, y por compromisos
asumidos ante la Organización Mundial del
Comercio, entre otros pactos comerciales, dijo Mittal.
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+ INFANCIA-GUATEMALA: Devorados por la
desnutrición (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39072)
+ +The Oakland Institute, en inglés (http://www.oaklandinstitute.org/)