Cuenta el Evangelio segn Lucas, en su noveno captulo, que Jess le dio a doce de sus discpulos poder y autoridad y los envi a sanar a los enfermos y predicar el reino de Dios. Y as lo hicieron, pasaban por todas las aldeas anunciando el Evangelio y sanando por todas partes. (Lc 9:1-6).
Como los discpulos del texto, integrantes del equipo de trabajo y colaboradoras/es del CMMLK, hemos recorrido nuestro pas. Diversas personas y comunidades de fe en los campos, ciudades y pueblos nos han acogido y han compartido con nosotras y nosotros camino, techo y pan.
El ministerio que hemos desarrollado es el educativo. Promovemos una educacin teolgica que no se percibe como un fin en s misma, sino como un medio para estimular la apropiacin crtica de temas, concepciones, metodologas e instrumentos que sirvan para pensar desde la fe la sociedad en la cual vivimos y para enfrentar, en consecuencia, los grandes desafos espirituales, econmicos y sociales del contexto a la pastoral. En otras palabras, como una va para cualificar las prcticas ministeriales comprometidas con ese otro mundo posible y necesario al que llamamos reino de Dios y por cuyo advenimiento oramos como Jess.
Uno de los medios que hemos empleado para desarrollar este ministerio educativo en el pas ha sido el Curso de Educacin Pastoral (CEPAS), elaborado por docentes del Seminario Bblico Latinoamericano, con sede en San Jos, Costa Rica que, adems, ha sido acompaado en diversos pases de la regin desde esa institucin y en su continuidad, por el Instituto Bblico Pastoral de la Universidad Bblica Latinoamericana.
Las primeras acciones del CEPAS desde el CMMLK se remontan a 1993, fecha en que las iglesias cubanas experimentaban una crisis de crecimiento que contrastaba francamente con las pocas oportunidades existentes para la formacin teolgica del pueblo creyente y su liderazgo.
Dos aos despus, el CEPAS estuvo entre una de las acciones que tributaron al cumplimiento de los objetivos del naciente Programa de reflexin/formacin socioteolgica y pastoral del CMMLK, en lo que se llam nivel de iniciacin. En la reformulacin del programa realizada en el ao 1999 se pas de niveles a servicios, y el CEPAS fue incluido en el Servicio a la capacitacin donde se encuentra hasta el momento actual.
Un alto en el camino
El relato de Lucas refiere que al regresar los apstoles, le contaron a Jess todo lo que haban hecho. Entonces, l los llev a un lugar apartado, a un desierto de la ciudad llamada Betsaida. (Lc 9:10). Los momentos del recuento, del silencio, del descanso formaban parte de la pedagoga de Jess. Del Maestro hemos aprendido. A lo largo de todos estos aos realizamos pequeos altos en el camino, ejercicios de evaluacin de nuestro trabajo que, como en el pasaje bblico, nos han ayudado a realizar anlisis del contexto en el que nos encontramos y a rectificar el rumbo respondiendo a las nuevas necesidades que van surgiendo de las personas y grupos a los que acompaamos. (Lc 9:11-16).
En noviembre del ao 2003 organizamos un taller de colaboradoras/es. De aquel proceso de reflexin eman la propuesta de realizar una renovacin radical. Para esa fecha la experiencia del CEPAS, no haba sufrido transformaciones de peso, como tampoco percibamos todos los cambios esperados con el dinamismo requerido.
A esta invitacin a la transformacin se le llam el relanzamiento. Uno de los insumos que nutrira este nuevo relanzamiento sera una sistematizacin de la experiencia en el perodo 2000-2003 que ya venamos diseando. De este proceso de sistematizacin, en que participaron cepistas de las diversas regiones del pas, se derivaron una serie de recomendaciones que fuimos validando con las/los animadores de los grupos activos.
A esas alturas era necesario consolidar los cambios generados, llenar lagunas existentes en temas claves, remontar las resistencias a la construccin de propuestas de cambios. En suma, fortalecer una concepcin de educacin teolgica alternativa a la tradicional.
Pensamos entonces que era imprescindible desarrollar estrategias de continuidad que incluyeran la atencin a la formacin de formadores; un mayor peso a los elementos metodolgicos as como reforzar el componente inves-tigativo en la formacin (produccin propia). Tambin haba que renovar el acompaamiento, seguimiento y continuidad que dbamos a los grupos, los procesos desa-tados por ellos en las comunidades y las articulaciones que se iban generando de manera incipiente.
En los aos 2004 y 2005 se pusieron en prctica algunas de las recomendaciones emanadas de esta reflexin con el objetivo de ayudar a culminar el curso a los grupos que venan trabajando con ese fin; pero tampoco se logr el desarrollo esperado.
Otro fuerte momento evaluativo, el taller de colaboradoras/es del 2004, nos ayud a percibir con mucha claridad otro problema: se trata de una cierta fragmentacin o atomizacin en la atencin a proyectos especficos del programa, derivada de la excesiva y hasta ambiciosa amplitud curricular y de actividades, sumada a la debilidad de un equipo de trabajo mnimo (apenas completado en la segunda mitad del ao 2004).
Construiremos enramadas?
En el mismo noveno captulo del Evangelio segn Lucas, ya citado, aparece un relato conocido como la transfiguracin. Pedro, Juan y Jacobo, seguramente protagonistas de la misin de los doce discpulos, han subido al monte a orar con Jess. Y durante su estancia all, han tenido la oportunidad de ver la gloria de Jess. Pedro, convencido de lo bueno de quedarse all le propone al Maestro hacer tres enramadas: para l, para Moiss y para Elas. Dice el evangelista que Pedro no saba lo que haca. (Lc 9:28-36). Quera quedarse en la montaa, quera quedarse quieto, esttico, contemplando la hermosura de aquella visin, cuando era preciso descender del monte y continuar el camino del compromiso con el proyecto de Dios.
Muchas veces hacemos resistencia al cambio. Nos gusta proponer la construccin de enramadas para quedarnos en la montaa, disfrutando la contemplacin de glorias pasadas. Pero estas enramadas son peligrosas, porque nos impiden bajar la cuesta y seguir caminando. Nos impiden seguir dando respuestas a las necesidades y desafos que el valle nos pone delante.
Llegado el momento de redisear el Programa con vistas al trienio 2006-2008, tratamos de no conformarnos con lo que tenamos, de no construir enramadas. Para ello realizamos una evaluacin a fondo que procur dar cuenta a la luz de los desafos de la coyuntura actual y nuestras potencialidades y debilidades de los resultados alcanzados, las lgicas ms dinmicas, los problemas confrontados y algunas pautas a seguir. Como parte de esta evaluacin general del Programa en y de cada uno de sus servicios, en particular, trabajamos en el rediseo del CEPAS.
En efecto, tenemos logros que celebrar, muchos de ellos conocidos en diferentes ediciones de este boletn Caminos. Estos aos de trabajo nos permiten afirmar que existe un acumulado de personas que tocaron el CMMLK a travs del CEPAS. Se ha colaborado con el fortalecimiento de actores y procesos que participan en el ministerio comunitario de servicio al pueblo y a las iglesias cubanas.
Percibimos que los cambios generados por la vinculacin de las personas y los grupos a la experiencia del CEPAS son mayores en cuanto a participacin, dilogo y vivencia ecumnica de base; administracin pastoral (incluye diagnstico y planificacin); aporte desde lo pedaggico (dilogo de saberes, importancia de la pregunta, entre otros); volver la mirada hacia Amrica Latina; tener la posibilidad de leer la iglesia desde lo social; liturgia; tica y diacona.
En otras reas, el universo simblico-religioso levanta muchas resistencias y los contenidos y dinmicas propuestos en el curso, aun con aquellos materiales complementarios a los cuadernos, son insuficientes para sobrepasarlos. Se precisa abordar desde diferentes ngulos esta problemtica para tratar de incidir sobre ella.
Exhibimos estos logros junto a un conjunto de limitaciones, carencias y problemas del CEPAS y de todo nuestro Programa, que nos proponemos remontar en el diseo del nuevo trianual. Las lgicas en que se ha desarrollado el CEPAS no se corresponden con las ms dinmicas del programa y esto ha marcado la existencia de una relacin desventajosa entre los procesos generados y los esfuerzos realizados.
Por ejemplo: se realiza en espacios marcados a veces por la obligatoriedad y no slo por la voluntariedad de las/los participantes; es acogido por las congregaciones locales, lo cual implica que su actividad est muy mediada por las dinmicas internas y las denominacionales; los tiempos largos de duracin (vencer el currculo completo a la manera propuesta requiere ms de tres aos, algunos han consumido mucho ms tiempo).
Por otra parte, los grupos son animados generalmente por lderes locales que muchas veces no tienen claridad en los objetivos ni apropiacin metodolgico-teolgica de la propuesta del curso (lo cual se puede medir en contraste notable con los procesos desatados en grupos coordinados por personas en estrecha relacin con el CMMLK donde se ha dado una confluencia de la educacin popular, la educacin teolgica y la teologa popular).
Por otra parte, el CEPAS tiene lagunas en el rea de Biblia y la manera en que lo desarrollamos en Cuba no logr llenarlas; su concepcin de curso, con cuadernos por terminar, temas a vencer y un diseo curricular cerrado an en los casos en que se hizo nfasis para flexibilizarlo entr en contradiccin con la idea de generar y/o acompaar procesos de animacin socio-pastoral; se realiza con bibliografa distribuida intencionadamente a los grupos a travs de paquetes armados con bastante rigidez, a lo que se aaden las dificultades generadas para su necesaria contextualizacin y actualizacin.
Nos atamos, adems, a la formacin de grupos locales para encuentros peridicos, muchos de los cuales se encerraron en s mismos y generalmente disminuyeron notablemente su nmero de integrantes durante la realizacin del curso cerca del cincuenta por ciento de las personas que inician el curso concluyen la primera Pastoral: el rea administrativa.
A partir de ah, la mayora de los grupos pierde un diez por ciento de sus integrantes durante cada pastoral que realizan. Slo el treintin por ciento de los estudiantes que terminan la primera pastoral concluyen el primer nivel (tres pastorales) y el diecisis por ciento concluye el segundo nivel Tampoco hemos logramos estimular la participacin de las/los cepistas en los cursos presenciales del CMMLK.
Y finalmente, por diferentes causas, han continuado siendo insuficientes los cambios generados durante el perodo 2004-2005 en que se intent cubrir las principales deficiencias detectadas durante el proceso de sistematizacin.
Qu haremos?
A la luz de la coyuntura actual, de los acumulados alcanzados, y del balance de logros-limitaciones, consideramos que el CEPAS, tal y como estaba concebido, cumpli su ciclo a travs de las diferentes etapas que recorri durante doce aos, desde 1993 hasta el 2005. Todos los grupos que estn trabajando actualmente, comenzaron antes de noviembre del 2003. Continuaremos acompandolos durante el resto del ao 2005.
Para el prximo trienio, prevemos que todo el Programa de reflexin/formacin socioteolgica y pastoral ofrezca un paquete formativo bsico de alcance masivo: elstico, dinmico y nico, que ser acreditado a travs del Diplomado en Teologa Pastoral y Compromiso Social, atendiendo a los temas y contenidos abordados, la metodologa y el tiempo empleados, as como a los procesos generados.
La produccin de los materiales y los cursos presenciales rescatarn modificados y actualizados los temas y maneras del quehacer teolgico que hasta este momento fueron abordados desde el CEPAS y realizaron los mayores aportes.
La versin de este texto que nos regala el Evangelio segn Mateo, en el captulo dcimo sptimo, nos regala un detalle que no tiene el texto de Lucas. Dice que Jess se acerc a Pedro, Jacobo y Juan, los toc y les dijo Levantaos y no temis. (Mt 17:7). Que el Espritu de Dios, transformador y renovador, que hace crecer nuestra fe y la semilla de mostaza nos ayude a escapar de la tentacin de vivir construyendo aquellas enramadas que no nos dejan caminar.