l dice que ste debe ser el parmetro para surear (orientar hacia el sur) cualquiera de nuestras acciones. El pobre, el cado, el oprimido, el masacrado, el excluido de la vida digna. Para Dussel, la vctima es real, y necesita del gesto tico. Eso vale tanto para quien vive en Florianpolis cuanto para los que viven en Malasia o Siberia. El pobre, dice Dussel, est perdido y slo en el dolor. Necesita que las manos se extiendan y lo amparen, no como un gesto para aliviar la conciencia burguesa, sino como un compromiso real, verdadero.
El grito tico de Dussel parafrasea otro, del siglo XIX, cuando Marx y Engels proclamaron, en los albores del capitalismo: trabajadores del mundo unos. Hoy, en el 2005, el grito que se hace necesario es: pobres de todo el mundo unos. Y cualquiera que vea televisin sabe el motivo. La tragedia en Nueva Orlens desvel al mundo cunto los ricos y poderosos estn incmodos con los pobres. Ningn discurso puede ser ms contundente como la accin que fue practicada en aquella ciudad de mayora negra. Amenazada por el huracn, el gobierno estadounidense lanz el aviso de alerta para sus iguales: los blancos y ricos. Slvese quin pueda, decan los mensajes oficiales. Quin tuvo coche y dinero para salir de la ciudad, se fue. Los pobres, los desvalidos, los desheredados, sin dinero y sin ticket de avin, tuvieron que quedarse. Y all estuvieron abandonados a las aguas, a la enfermedad, a la muerte. Los que sobrevivieron, ahora son vistos como un obstculo problemtico en la vida feliz de Texas.
Los pobres de Estados Unidos vieron y sintieron en la piel el dolor de ser dejados a su suerte, cosa que los soldados estadounidenses hacen todos los das en las regiones del mundo que ocupan con sus armas y botas. As son dejados los pobres de Afganistn, de Irak, de Colombia, de Granada, de Palestina, de Paraguay y de tantos otros pases. Los ricos cogen sus familias, sus perros, sus joyas, y, protegidos, se mandan a cambiar, Los pobres se quedan inermes ante la tragedia. Es as en cualquier lugar. Ora donde los estadounidenses invaden con tropas y bombas, ora donde invaden con polticas econmicas depredadoras y acuerdos comerciales espurios. El pas de Bush es un Midas al revs: todo lo que toca lo convierte en dolor.
En frica, todos los das son das de huracn. All se propaga la enfermedad, el hambre, el dolor, la miseria humana. El gran continente, ocupado, dividido y devastado por el poder europeo, hasta hoy no se ha levantado. All, millones de pobres viven la desesperacin del abandono, muriendo como moscas sin que ningn helicptero salvador asome en el horizonte. Y, cuando viene es para traer ms desgracias. La gran esperanza blanca – siempre humanitaria en las pelculas de Hollywood es, en verdad depredadora y salvaje. En frica, los poderosos matan a los pobres en nombre de los diamantes, minerales y el marfil. La vida del pobre vale nada. La vida vive de terca
Y as es en todo el planeta. Basta pasar por una librera cualquiera y tomar el libro del fotgrafo Sebastin Salgado llamado xodus. En l est expuesta, a travs de crudas imgenes congeladas, la vida del pobre, del migrante, del que necesita andar por el mundo buscando un pedazo de pan. Del que est abandonado, perdido, asustado, casi perdido de su humanidad.
Pero ni an frente a tanto dolor, el mundo burgus se compadece. En Europa, nias queman edificios donde viven negros africanos escapados del hambre. En Pars, queman a los argelinos que buscan un lugar para vivir en paz. Queman indios en Brasilia, por pura broma con un desigual. La vida del pobre es nada. Aqu, en la India, en Senegal, en Alaska.
Entonces, nuestro desafo se encuentra all: estar con el cado, caminar con l, promover la vida de quien est perdido. No por compasin. El pobre no necesita de la pena de nadie. Lo que los pobres necesitan es del compromiso y de la visin. Compromiso de quien – aunque pobre- an tiene lo bsico para vivir, y visin para s mismo. En el otro hermano- puede encontrar un abrazo de amparo y posibilidad de emerger. Pero, lo ms importante es la visin. Poder ver que, unidos, son mayora y pueden vencer cualquier dolor. Y, as, juntos, podremos construir el mundo socialista, aquel en que todos tengan derecho a la vida digna, con riquezas repartidas y felicidad. Ese es nuestro compromiso tico. As ser! (Traduccin: ALAI)
– Elaine Tavares es periodista.