Si el PT tambin est envuelto en la corrupcin, nada mejor, todo es igual y la derecha, responsable del campeonato mundial de la desigualdad que vergonzosamente ostentamos, puede continuar gobernando Brasil como siempre hizo. Tucanes (1) y pefelistas (2) salivan, pavlovianamente, degustando anticipadamente el retorno al gobierno para continuar reproduciendo el Brasil de las inequidades, desigualdades, miseria, abandono, corrupcin, privatizaciones y renuncia a la soberana nacional.
Periodistas que nunca votaron en la izquierda, se decepcionan con el gobierno Lula, pero no con la poltica econmica, que siempre apoyaron, mientras el clima bushiano de guerra fra invade portadas y pginas de revistas y peridicos de la prensa monopolista privada.
Est abierta la mayor campaa de denuncias patrocinada por los mass media, incomparable a lo que fue hecho contra Collor y, sobre todo contra Fernando Henrique Cardoso (FHC), que protagoniz uno de los mayores casos de corrupcin de la historia de Brasil, como son las privatizaciones, que ni siquiera merecieron CPI! (Comisin Parlamentaria de Investigaciones).
El gobierno Lula y el PT permitieron la ofensiva de la derecha. La opcin por el continuismo de la poltica econmica heredada de FHC, inicialmente considerada herencia maldita, pero despus, adoptada e intensificada por el equipo econmico, bloque la capacidad de promover la prioridad de lo social, compromiso histrico del PT y reafirmado por la campaa de Lula, en 2002.
Si hubiera osado, como hacen otros gobiernos de Amrica Latina con mucho menos condiciones que el propio gobierno Lula, habra no solo mantenido y ampliado el apoyo popular, sino conseguido el apoyo parlamentario, porque pocos arriesgaran quedarse fuera de un proceso indito de democratizacin de la mayor dictadura social del mundo.
El gobierno Lula y el PT fueron igualmente responsables por la bsqueda de apoyo por medio de negociaciones que, comprobadamente o no a travs de la compraventa de votos, se hicieron de forma anti-tica, reproduciendo algunos de los peores vicios de la poltica brasilea y prestando un enorme servicio a los grandes intereses econmicos, que quieren desmoralizar la poltica para continuar imponiendo la lgica del capital especulativo.
El PT es responsable, no slo por las prcticas que desarroll, sino tambin por negarse a ser el portador de las propuestas histricas del partido y de los movimientos sociales, en un gobierno que, aun as, abrig polticas innovadoras, como la poltica externa, la poltica de educacin y de cultura, entre otras, aunque haya incentivado la hegemona de una poltica econmica del ajuste fiscal, de las tasas de intereses reales ms altas del mundo, de la restriccin de recursos de las polticas sociales, etc.
Callarse y hacer callar la insatisfaccin de la militancia del partido, de los movimientos sociales y de la izquierda en general, fueron errores que contribuyeron a la crisis actual del partido.
Al cambiar su direccin, el PT adquiri una nueva oportunidad, probablemente la ltima, de rescatar su bella trayectoria histrica, preservando la acumulacin de fuerzas de las tres ltimas dcadas, un patrimonio que no es slo del partido sino de la izquierda, de los movimientos sociales y de las luchas del pueblo brasileo.
El PT necesita poner la casa en orden, como condicin para retomar su credibilidad, pero slo eso no es suficiente para rescatar la imagen de la izquierda que, hoy, sufre las consecuencias de la crisis del PT y de la trayectoria asumida por su gobierno. Lula necesita retomar la iniciativa poltica, debe aliarse a todas las fuerzas de izquierda, de dentro y de fuera del gobierno, de dentro y de fuera del PT, a los movimientos sociales, a la intelectualidad crtica, a todos los que se oponen al neoliberalismo y a la hegemona imperial del mundo.
Es preciso hacer un balance autocrtico, poltico y de los mtodos de organizacin, esas dos dimensiones inseparables, retomar los temas fundamentales de la izquierda, comenzando por la tica en la poltica y por la prioridad de las polticas sociales, pero, tambin, por un modelo econmico centrado en el mercado interno de consumo popular, por la reforma agraria, por la economa familiar campesina, por la lucha contra los transgnicos, por los derechos de los pueblos indgenas, por la defensa de la Amazonia, por el presupuesto participativo, por una reforma poltica democrtica y pluralista, por la integracin latinoamericana y del Sur del mundo, por una reforma universitaria que refuerce las universidades pblicas, por el fortalecimiento de la educacin pblica en todos sus niveles, por la universalizacin de las polticas sociales de educacin, salud, saneamiento, cultura y recreacin.
En suma, si el PT quiere superar su crisis actual, necesita abrir el debate sobre una plataforma de izquierda para el pas con todas las fuerzas sociales interesadas en esa alternativa y que, por lo tanto, estn descontentas y dispuestas a luchar contra el modelo econmico y sus fraccionamientos, esos mismos que estn en la raz de la crisis poltica actual. Debe reconocer el agotamiento de su poltica econmica con sus crueles efectos en el plano social, proponiendo los ejes de una alternativa donde puedan prevalecer los pilares del otro mundo posible con el cual la izquierda est comprometida y que ya fueron expresados en el manifiesto de los movimientos sociales denominado Carta al pueblo brasileo.
Slo existe una sola salida positiva de la crisis brasilea y ella pasa por la reafirmacin de la izquierda con perfil y caractersticas propias. Slo as ser posible sofocar la carcajada de las hienas y hacer que vuelva la sonrisa de esperanza al pueblo brasileo, esa vctima permanente de las lites en el poder y nico protagonista de cualquier poltica, gobierno y partido que se pretendan de izquierda.
(1)Se denominan tucanes a los integrantes del Partido Social Demcrata de Brasil (PSDB).
(2)Pefelistas, miembros del Partido del Frente Liberal (PFL).