A los espacios habituales de formación en educación popular y bíblico-teológico, convocados por el Centro Martin Luther King (CMLK) se suma una nueva oportunidad para quienes integran las redes de educadores y educadoras populares y la ecuménica Fe por Cuba. Se trata del taller de formación política, que en su edición del 2015 propuso una actualización sobre la sociedad civil cubana y en septiembre último, profundizó en el tema de las organizaciones.
Matanzas, Sancti Spíritus y Gibara fueron las sedes que de manera simultánea recibieron a integrantes de ambas redes entre el 27 y el 30 de septiembre pasado. El encuentro retomó la mirada a la historia de Cuba como un necesario punto de partida cuando se indaga por las razones y maneras en las que las cubanas y los cubanos se han organizado.
¿Cómo ha influido el contexto en esas formas o estructuras organizativas? ¿Qué vías se han utilizado para unir a las diferentes fuerzas revolucionarias en lucha por un proyecto de independencia y libertades plenas para la nación?, fueron algunas de las preguntas iniciales que abrieron los debates en las tres regiones del país donde actúan estas redes.
La historia es una fuente viva para leer los signos de los tiempos, tal como hicieron en su época los profetas. Por eso conocerla no puede ser un acto festinado, dogmático o formal. Las cubanas y los cubanos tenemos la suerte de ser parte de un camino común transitado por hombres y mujeres que se han organizado para luchar por un ideal de justicia para todas y todos. Seguir con creatividad esa trayectoria en defensa de un proyecto de país de las mayorías y no de minorías es un desafío de hoy cuando hay una dispuesta de sentidos de vida en Cuba.
Las redes animadas por el CMLK abarcan diversos sectores y experiencias, tanto en el mundo ecuménico como en el secular. Estos talleres de formación política juntaron a personas de diferentes provincias y espacios organizativos. Los participantes integran a su vez muchas de las organizaciones de la sociedad civil cubana, a través de las cuales se unen quienes viven en un mismo barrio (los Comités de Defensa de la Revolución), las mujeres (la Federación de Mujeres Cubanas), el alumnado (La Federación Estudiantil de la Enseñanza Media, FEEM y la universitaria, FEU) o los gremios laborales (Central de Trabajadores de Cuba), por solo mencionar algunas.
Las vivencias en esas organizaciones fueron compartidas para ilustrar situaciones reales, preocupaciones sobre el ejercicio de la participación en ellas, la toma de decisiones y los liderazgos formales, que en muchos casos terminan por descomprometer a sus respectivas membrecías. La apatía política, la atomización o los intentos por convertir problemas colectivos en asuntos individuales, atentan contra los valores que han sustentado el proyecto social cubano.
El ser humano es por naturaleza comunitario, por eso es importante potenciar en nuestras prácticas esa esencia de la humanidad o en lo que en las iglesias se llama vivir por adelantado las señales del Reino. Los intercambios suscitados en estas jornadas también sirvieron para dar un repaso al contexto, mirado desde diferentes perspectivas: la familia, el barrio, la escuela, la iglesia, la actualización del modelo económico cubano, el debate del plan de desarrollo hasta el 2030 o la situación política en el continente latinoamericano.
Las reservas existentes en el pueblo cubano de solidaridad, compromiso, creatividad, deseos de participar y transformar lo que haya que cambiar en el país para mejorarlo, hay que saber aprovecharlas y abonarlas desde la confianza que solo fluye entre hermanas y hermanos. La propuesta de un tejido social construido en torno a la educación popular y a una teología contextualizada y crítica, interconecta a sus miembros, fortalece lazos de amistad y colaboración, problematiza los retos de estos tiempos y sugiere maneras para caminar juntas y juntos. Así también se hace política.
Esta otra forma de organizarse, sus para qué y por qué en esta hora de Cuba fueron puntos del debate en estos tres talleres de formación. Ser integrantes de estas redes con carácter nacional es sobre todo una oportunidad para correr el horizonte de lo posible cuando el sueño es empujado por muchas manos.
Luego de las lecturas comentadas, los intercambios y las preguntas respondidas desde los saberes y visiones de sus participantes, de seguro quienes llegaron a los talleres retornaron a sus territorios de red con más certezas para compartir sobre el privilegio y la responsabilidad que encierra ser parte de un espacio organizativo como este, que da cabida a las dudas porque ayuda a encontrar las verdades, que cree en cada una y en cada uno, pero sobre todo en lo que pueden hacer cuando se organizan y caminan juntos.