“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.”
Gálatas 6:9
El proceso de Impeachment dio su primer campanada el 12 de mayo de 2016, separando
provisoriamente a la Presidenta Rousseff de su cargo, acusada de maquillar las cuentas públicas y cometer delito de responsabilidad. El juicio político tuvo su última etapa entre la última semana de agosto, regido más por voluntades corporativas, pasiones y expresiones de odio, que por un proceso jurídico transparente y serio que diera sustento al juicio y su veredicto.
Organismos internacionales, países, sociedad civil y movimientos, se han manifestado acerca del proceso turbio del Impeachment, que abusó de mecanismos y vericuetos jurídicos sin dar real legitimidad o garantías al proceso.
Desde Brasil, recibimos las siguientes palabras:
“Compañeros y Compañeras: Me dirijo a ustedes desde Brasil, en la mañana siguiente al dia más triste de la historia reciente de nuestro país. Como ya denunciamos hace tiempo, se había armado en nuestro país un golpe parlamentario para derrocar a la Presidenta elegida por 54 millones de votos en 2014. Ayer, este golpe se materializó.
Esto no es algo nuevo en nuestro continente marcado por la explotación y por una élite que sólo coexiste con la democracia cuando esta puede ayudarla.”
La FUMEC ALC ve con preocupación y angustia los acontecimientos desencadenados en
los últimos tiempos en nuestra región. El Golpe parlamentario en Brasil es un punto de inflexión e indicador de un momento que vive América Latina, donde el conservadurismo de antaño ha ganado terreno.
Sin pretensión de dar una respuesta jurídica ni entrar en dilemas semánticos, pero sí una posición política, nos pronunciarnos en contra de este golpe parlamentario. Lo ocurrido en Brasil es un golpe. Ha sucedido en otros países de la región con similares características:
Paraguay en 2012, Honduras en 2009 y suma otros intentos fallidos en la región: son los casos de Ecuador, Bolivia y Venezuela. Queremos expresar nuestra solidaridad y acompañamiento a los y las compañeras en Brasil en estos momentos difíciles; a los y las luchadores sociales que han ayudado a construir un Brasil más justo y que bajo mecanismos anti democráticos del pasado, ven temerosos la llegada de nuevas políticas y modelos que van contra de los avances alcanzados.
Creemos que esto no es un hecho aislado, sino que es parte del avance del poder de las élites nacionales y el capitalismo internacional en varios puntos de nuestro continente, que ya no conformes con la situación mundial que otrora los benefició, quieren recobrar terreno.
La configuración geo-política-económica que vive América Latina está cambiando, no sólo a través de prácticas golpistas (Paraguay, Honduras, Brasil), sino también a partir de la aparición de nuevos actores políticos que acceden a través de elecciones a gobiernos y que, sin embargo, cuentan con la misma base de apoyo: las elites nacionales, la corporación financiera internacional y los medios hegemónicos de comunicación.
La creación de relatos por parte del poder real implementados por los medios hegemónicos han generado un clima de época en el que la desinformación, los valores transmitidos como absolutos y el servilismo son moneda corriente. Estos relatos han logrado penetrar en las sociedades a través de los más patéticos mecanismos, generando un eco en las clases medias, que a modo de laberinto kafkiano, repiten lo que la televisión y los diarios –portadores de la verdad- ordenan.
Las consecuencias de la llegada de estos no tan nuevos modelos neo-liberales ya pueden palparse: el avance en el desmantelamiento de las políticas sociales y distribución de la riqueza; las grandes alianzas con el capital extranjero; los ajustes fiscales y aumento tarifarios salvajes que transfieren recursos de las clases populares a los deciles económicamente más altos, buscando mayor seguridad jurídica y flexibilización del trabajo el cual consideran como un costo; la quita de presupuesto para la cultura, la educación, la salud; el Estado desmantelado en pos de la eficiencia del mercado; los procesos de endeudamiento con los organismos internacionales de crédito: todas recetas y políticas obsoletas que otrora han causado pobreza y exclusión, que han beneficiado a unos pocos y que ya hoy podemos testimoniar en muchas de nuestras ciudades y países.
No justificamos al mencionar esto los errores de aquellos partidos y movimientos que han accedido –mediante construcciones de bases sociales- a gobiernos en la región en los primeros tres lustros del milenio. Pero reconocemos con total independencia, honestidad y también crítica, los progresos que se han hecho. Estos avances han permitido satisfacer necesidades básicas, sacar de la pobreza a millones de personas, dar mayores oportunidades distribuyendo la riqueza; garantizando servicios de salud, cultura y educación de mayor calidad para sectores históricamente despreciados por las sociedades que han tenido el control en América Latina desde hace cinco siglos. No hablamos de panacea sino de progresos para los sectores más vulnerados y estos están más cercanos a los procesos de justicia por los que optamos.
La opción de la FUMEC no es por un sector, un partido político o una doctrina. Es una opción radical en la esperanza del Reino de Dios y su justicia, la cual nos demanda la lucha por una casa habitada para todos y todas.
Esta opción del Movimiento Estudiantil Cristiano a nivel mundial es la opción preferencial por los pobres: por los inmigrantes, por los que sufren a causa de las guerras, por las minorías sexuales, por las mujeres, por los campesinos y pueblos indígenas: por todos y todas los que tienen sus libertades y dignidades coartadas. Es también una opción por la democracia, la participación y la no-violencia.
Afirmamos que no existe derecho divino o teoría “darwinista” social que pueda sustentar la pobreza y la desigualdad, tampoco la xenofobia, la homofobia o el patriarcalismo. La ambición de unos pocos, bajo un modelo de producción y consumo no sostenible han naturalizado estas desigualdades y las relaciones que se deprenden de ella. Aceptar está naturalización es el gran pecado contra el prójimo y contra Dios.
Por todo esto condenamos el golpe en Brasil; porque es un atentado contra la democracia a favor de las elites neo liberales. Condenamos la implementación de políticas económicas, sociales y ambientales que vayan en contra de la dignidad de las personas. Frente a las turbulencias de época el compromiso debe reforzarse: hacemos un llamado para avanzar en nuestras lecturas y comprometernos en la misión profética. Como jóvenes y estudiantes cristianos y cristianas debemos hacernos cargo de este momento y comenzar a actuar con amor, voz y testimonio público.
En Solidaridad,
Marcelo Leites
Secretario Ejecutivo Regional FUMEC ALC
Sarahí García Gomez
Presidenta Mesa Directiva FUMEC ALC
Oscar Reicher
Vicepresidente Mesa directiva FUMEC ALC