La Habana, junio (SEMlac) Para revertir el decrecimiento poblacional en Cuba deben afianzarse políticas públicas que favorezcan la equidad de género dentro y fuera del hogar, defendieron académicas y activistas del afrofeminismo en la más reciente tertulia “Reyita”, del grupo Afrocubanas.
La unión entre condiciones económicas desfavorables, ansias de superación profesional y un modelo social de maternidad opresivo figuran como causas de la postergación del parto en muchas cubanas, coincidieron la veintena de asistentes al encuentro, celebrado el viernes 30 de mayo en la Iglesia William Carey de la capital cubana.
Como cada último viernes del trimestre, las integrantes del grupo defensor de los derechos de mujeres negras y mestizas en Cuba debatieron sobre un asunto que preocupa a esta población por tener como trasfondo la discriminación racial y de género.
Si bien las estadísticas hablan de que en Cuba la tasa bruta de fecundidad no cubre dos hijos por mujer desde 1978, las integrantes del colectivo se preocuparon por la inexistencia al respecto de datos desagregados por color de la piel.
Muchas mujeres negras y mestizas son jefas de hogares monoparentales y enfrentan solas la crianza de sus hijos e hijas en condiciones de precariedad económica, reflexionó la socióloga Yulexis Almeida, moderadora del encuentro.
“Cuando no hay indicadores claros desde este punto de vista, una parte del problema permanece invisible”, consideró la profesora de la Universidad de La Habana.
Para Almeida, faltan en Cuba políticas de corresponsabilidad que comprometan a los hombres en el cuidado y crianza de hijos e hijas.
Según señaló, investigaciones de estudiantes de sociología demuestran que, en muchos hogares cubanos, la presencia paterna no es suficientemente activa y, en caso de divorcio, puede descuidarse la descendencia.
La Ley de Maternidad vigente en el país contiene un apartado que permite a los padres encargarse de sus bebés luego de los seis meses en el primer año de vida, pero son muy pocos los que hasta el momento se han acogido a esta posibilidad.
Varias participantes mencionaron también el bajo monto de las pensiones exigidas a padres divorciados para la manutención de sus hijos e hijas, lo cual sobrecarga a las madres sin pareja.
La historiadora Daisy Rubiera indicó que el año de licencia de maternidad puede perjudicar a las profesionales activas porque las distancia de su actividad laboral.
Al respecto, apuntó conflictos en el acceso de madres trabajadoras a círculos infantiles (guarderías), aún distantes de cubrir la demanda, y en los que solo se aceptan infantes capaces de caminar y realizar por sí mismos necesidades fisiológicas.
Investigaciones refieren que condiciones culturales e históricas están detrás de los bajos nacimientos en Cuba. Como recordó la socióloga Niurka Pérez, la isla caribeña siempre ha sido un país de moderada fecundidad y ya a finales del siglo XIX era la nación de menos nacimientos de América Latina.
Pérez explicó que la verdadera causa de la baja fecundidad es el sistema patriarcal que impone relaciones desiguales de poder para hombres y mujeres. “Al tener más posibilidades de desarrollo personal, ellas postergan la procreación”, sostuvo.
Asimismo, la historiadora Oilda Hevia recordó que en la memoria histórica nacional existe un patrón cultural que establece la procreación como un honor femenino.
Para la investigadora, “las mujeres posponen la maternidad debido a patrones de superación, independencia y aspiraciones de que la situación económica va a mejorar”.
A raíz del debate cibernético suscitado tras un reciente artículo sobre el tratamiento mediático de la baja fecundidad en Cuba escrito por la periodista Helen Hernández Hormilla, las asistentes abogaron por mayor responsabilidad pública y estatal para dar respuesta a las dinámicas demográficas cubanas.
Como invitada a la tertulia, la comunicadora expuso su preocupación por el recurrente reclamo en la prensa de la responsabilidad femenina hacia la fecundidad, obviando que se trata de un asunto de pareja.
Hernández Hormilla también señaló la emigración feminizada como condicionante de este proceso demográfico, pues las mujeres son más de la mitad de quienes abandonaron definitivamente el país al cierre de 2012, la mayoría en edades reproductivas.
En su opinión, debe dejar de entenderse el envejecimiento poblacional y la baja fecundidad como un “problema”, pues responde al desarrollo de políticas de beneficio social como la salud pública, las garantías de participación femenina en la educación y el trabajo, el aborto y el acceso a la anticoncepción.
Planificar la economía y la sociedad en consonancia con las características poblacionales del país, optimizar la fuerza de trabajo existente y aprovechar los saberes acumulados por personas envejecidas fueron algunas de sus propuestas.
La educadora popular Hildelisa Leal consideró oportuno reanimar servicios de apoyo al hogar que alivien tanto a madres y padres, como a quienes cuidan alguna persona anciana.
Las integrantes de Afrocubanas acordaron resumir los planteamientos y demandas de la tertulia para socializarlos públicamente y circularlos entre organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas y otras afines.
El proyecto Afrocubanas reúne desde 2011 a intelectuales y académicas que actúan contra el racismo y la inequidad de género en Cuba.