Desde el jueves 17, cuando el gobierno chileno anunció el aumento en el paso del metro, los estudiantes de secundaria se levantaron y saltaron de los molinetes. El viernes, hubo una adhesión general de la población, con grandes manifestaciones. Las manifestaciones se extendieron por los vecindarios: las mujeres salieron a las calles golpeando ollas, la población prendió fuego a las estaciones de metro y la lucha se generalizó. El aumento de 30 pesos en el pasaje del metro fue el detonante de una situación de injusticia social producida por la implementación cada vez más dura del proyecto ultra neoliberal.
Este es el mismo modelo económico que hace que hoy en día, el 50% de la población chilena de edad avanzada viva con una jubilación de alrededor de mil reales, teniendo que soportar los altos costos de vida, alimentos, cuidados y medicamentos. Mientras tanto, la concentración de ingresos es rampante en manos de unos pocos y los salarios de la mayoría de la población son muy bajos.
Lo que la prensa dominante y el gobierno de derecha de Piñera llaman acciones violentas de la población, podemos traducirlo como la furia de un pueblo oprimido y sin perspectiva en un modelo donde las reservas de capital solo sobreexplotan y mueren para el pueblo. Violento es el sistema.
Ayer, el gobierno decretó el toque de queda, un acto que no se ha visto en el país desde la dictadura militar de Pinochet. Pero la gente no obedeció, y toda la noche y el amanecer salieron a la calle a protestar. ¡La dictadura nunca más!
En la Marcha Mundial de las Mujeres expresamos toda nuestra solidaridad con las mujeres y la población chilena, al tiempo que denunciamos este sistema de muerte que el derecho de América Latina está tratando de implementar, colocando al capital por encima de la vida. ¡América Latina se resiste!
Las mujeres están en marcha en Chile y en todo el mundo contra el neoliberalismo. ¡Resistimos para vivir, marchamos para transformar!
Marcha Mundial de las Mujeres
Brasil, octubre de 2019.