Luego, mientras espero la guagua, escucho a una mujer de mediana edad contarle a su amiga, años mayor, sobre su hija adolescente: “La niña quiere ser cineasta, hace poco como parte de la tesis de un joven periodista, filmó junto a sus compañeritos de aula un documental sobre la ciudad, su gente y costumbres.”
Así descubro como la Red de Educadores y Educadoras Populares ha ido ganando espacios en Santiago de Cuba, aún cuando muchos desconocen su existencia. Sin embargo, a pesar de sus logros ya perceptibles, queda mucho por hacer, según afirmaron sus miembros este 10 de noviembre en el Encuentro Territorial.
Desde el año 2004 la Red está experimentado un proceso de solidificación que ha de continuar. Las posibilidades brindadas por la modalidad de Formación en Educación Popular a Distancia (FEPAD) permitieron la incorporación de 200 personas, vinculadas al trabajo comunitario desde diferentes instituciones como la Oficina del Conservador de la Ciudad, el Centro Lavastida, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y el Centro de Superación para la Cultura; incluso se abrió una FEPAD en el municipio Palma Soriano.
“Pienso que nos falta compromiso, lo que hacemos es voluntario, pero a veces citamos a los encuentros y asisten unos pocos, recordemos que nuestro accionar depende de todos y todas”, comenta Magda. A su opinión se suma otra: “Con la comunicación también estamos cortos, recibimos el boletín local solo en las reuniones, además, no nos enteramos de las actividades de los nodos. Debemos trazarnos estrategias más efectivas.”
Los participantes ponen los retos sobre el mantel, debaten abiertamente, plasman soluciones en papelógrafos, y planifican el quehacer del próximo año, pero, ¿es suficiente? Si cada cual aporta lo mejor de sí, motivado por el sentido de pertenencia y la necesidad de transformar lo que está mal o no funciona, trabajando desde y para la Red, creo que entonces sí seguiremos edificando sueños y realidades.