La palabra estaba en el aire, hacía varios días se sentía su presencia en esa ciudad tranquila, pegada al mar. No se sabe bien de dónde vino, pero sin dudas recorrió un largo camino para tocar puertas y corazones que muchos dudaron se abrirían.
Poco a poco fue construyendo su propio espacio, primero entre los líderes de las comunidades cristianas, luego con los representantes del Gobierno y del Partido. Se hizo más grande detrás del escenario del Teatro de Manzanillo, allí encontró hombres y mujeres con una gran voluntad de ayudar, quizás tocados por la fe, tal vez portadores de la esperanza del cambio.
El 3 de noviembre, la palabra decidió formar una oración compuesta por las iglesias pentecostales Fuente de Salvación Misionera y El Candelero de la Ciudad, la FIBAC Restauración, y el Ejército de Salvación. Además, incluyó complementos circunstanciales como las autoridades, el Consejo de Iglesias de Cuba, el Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., y el equipo de coordinación en la región oriental de la Red Ecuménica Fe por Cuba.
Verbos, sustantivos, adjetivos, artículos, preposiciones y todos los elementos que integran nuestro rico idioma español se unieron a la palabra en el Portal Ecuménico, celebración de la creencia en el Dios de la Historia que buscó la unidad dentro de la diversidad.
Las manos de todos y todas se enlazaron para sostener a la palabra. Sin darse cuenta, edificaron una glorieta de compromiso, diálogo y crecimiento, adornada por el entendimiento, la paz, el servicio a la sociedad cubana. Entonces la palabra comprendió que hacían falta conocimientos, y era vital desaprehenderse de saberes un tanto colonizadores, para ello convocó a minitalleres en diferentes sitios.
Apertura destacaron muchos, bendición comentó una señora muy mayor, unión en Cristo gritaron otros mientras buscaban la palabra. Sin embargo, a modo de secreto les digo que yo solo vi correr al ecumenismo.