Este 29 de octubre visitó el Centro Memorial Martin Luther King el vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel. El encuentro con el colectivo de trabajadores y trabajadoras de la institución comenzó con estas palabras de nuestro director, el Reverendo Raúl Suárez.
El año 1971, se inició en una congregación de la Convención Bautista de Cuba Occidental, imagen y semejanza de la Convención Bautista del Sur de los EE UU, un proceso de renovación integral de la pastoral de la Iglesia. Como bautistas recuperamos la rica tradición de la Reforma Radical del Siglo de XVI, el movimiento anabaptista, donde se unieron tres grandes principios: La libertad de conciencia, la indignación ética, el no conformismo y la separación de la Iglesia y el Estado.
A partir del año 1984, se fueron creando las condiciones en las relaciones Iglesia-Revolución, que hicieron posible el surgimiento del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. Al siguiente año, se colocaron los cimientos constructivos de nuestro edificio principal. Dos años después, la Iglesia Bautista de Marianao, convocó la inauguración de Su Centro, como el brazo diacónico de su acción pastoral.
Desde sus mismos cimientos, hemos sostenido su visión y su misión, así como sus valores estratégicos. En esta mañana, se le ha dado un panorama de nuestros programas, a este panorama, deseo añadir muy concretamente, otros aspectos que forman parte esencial de nuestro objeto social:
Somos pueblo cubano y a su historia, su identidad nacional sustentada en su cultura, y muy especialmente en el hilo ético que recorre su movimiento revolucionario, y por ello, a él nos debemos. Somos herederos, a causa de nuestra fe, de aquel movimiento que comenzó en la rebelde Galilea con Jesús de Nazaret, y su proyecto histórico, el Reino de Dios y su justicia. Por estas razones históricas, patrióticas, bíblicas y teológicas, los dos baluartes y columnas del CMLK, es su inspiración cristiana, y a causa de ella, nuestra opción por la
revolución y su proyecto socialista.
Usted llega a nuestro Centro, en el preciso momento, en que a la luz de la realidad cubana, hacemos una pausa para colocar en el aquí y en el ahora de nuestro pueblo, la acción institucional que reclama la hora.
Lo hacemos con mucha modestia, humildad y sentido del límite. No tenemos la verdad absoluta, ni la concepción de grupo perfecto. Tampoco una doctrina social, económica y política. Tanto la verdad como el proyecto de sociedad tendrán que ser el resultado del consenso de nuestro pueblo, el pueblo que ha vivido estos años de dificultades y de resistencia, aquí en esta tierra nuestra.
Seremos fieles, siempre con la mano en el arado, a los grandes empeños que le han dado la credibilidad al CMLK: la formación para la participación pensante, activa, consciente y profética, porque en ella está el auténtico sentido de todos los cubanos y cubanas. Inseparable a esta acción, está la comunidad, porque en el trabajo unido que hagamos todos los factores de este país, están las soluciones a las aspiración y esperanza de nuestro pueblo.
Finalmente, reafirmamos que desde el legado que hemos señalado, el socialismo no es un modelo, es un proyecto esencialmente ético, pero como proyecto social, necesita de un sustento económico, no de cualquier sustento económico, sino de un sustento donde los valores éticos, morales y espirituales, estén unidos por lazos inquebrantables.