Ese mecanismo de integración regional constituye una propuesta diferente. Mientras el fallecido proyecto del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) respondía a los intereses del capital trasnacional y persigue la liberalización absoluta del comercio de bienes y servicios e inversiones, el ALBA pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
Un lustro atrás, los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, firmaron en La Habana el acta de fundación del organismo, por entonces bilateral y en etapa de despegue.
En abril de 2004, ambos mandatarios trazaron, en una segunda cita presidencial, lo que se proyectaba como emergente bloque económico-político, el Plan Estratégico.
Con énfasis en aspectos humanos, el proyecto del ALBA, acordado en la Habana, contempló una cooperación sin precedentes en la historia de estas dos naciones y de Latinoamérica en el campo de la salud y la educación.
El naciente emprendimiento de cooperación implicó la construcción de 600 Centros de Diagnóstico Integral, 600 Salas de Rehabilitación y Fisioterapia y 35 Centros de Alta Tecnología para brindar servicios gratuitos de salud, de elevado nivel profesional a la población venezolana, con apoyo de profesionales y tecnologías cubanos.
Asimismo, permitió la formación, en Venezuela, de 40 mil médicos y cinco mil especialistas en Tecnología de la Salud, además de los 10 mil que viajaron a Cuba para estudiar medicina y enfermería.
En el marco de ese primer acuerdo, una misión de miles de profesionales de la salud de la isla caribeña inició la prestación de asistencia, principalmente a personas de menores ingresos en aquel país.
Referente al plano educacional, Cuba impulsó la alfabetización en Venezuela, y en 2005 ese país se declaró segundo territorio libre de analfabetismo en América.
En breve lapso, el ALBA libró de la ignorancia a 2,6 millones de iletrados en ese país.
De igual manera, hubo importantes avances cooperativos en materia comercial y se homologó el establecimiento de empresas mixtas con espectro de acción en ambas naciones.
Un paso importante dio la opción integradora en noviembre de 2008, con la incorporación de Bolivia, Honduras, Nicaragua y Dominica, durante la tercera cumbre celebrada en Caracas, que puso en vigor el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), como alternativa al Tratado de Libre Comercio (TLC).
De esa manera surgieron o se ampliaron nuevos planes de cooperación como la campaña de alfabetización que permitió sacar de la oscuridad a más de un millón de bolivianos.
También puso en órbita el Banco del ALBA y en Caracas se instaló la sede de la Coordinación del ALBA-TCP.
Ese foro demandó, como punto culminante del bloque, entonces de seis países, el establecimiento de una unidad monetaria, en la búsqueda de independencia financiera, ante las tribulaciones bancarias en Estados Unidos, Asia y Europa.
En febrero último, la capital venezolana también acogió la IV Cumbre extraordinaria del mecanismo regional.
La declaración final de esa cita reconoció la marcha exitosa del modelo de integración de los pueblos de América Latina y el Caribe, basado en la complementariedad, solidaridad, justicia y cooperación.
Tres meses después, en la misma Venezuela, en la ciudad de Cumaná, el ALBA celebró la adhesión de San Vicente y Las Granadinas, acreditada por su primer ministro Ralph Gonsalves.
En esa cita también se logró el acuerdo marco para el lanzamiento del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), como signo monetario de la región, y se consolidó la creación de un consejo de derechos humanos, propuesto por Bolivia.
Otro capítulo trascendente experimentó el ALBA en junio último en Maracay, Venezuela, cuando Ecuador engrosó el bloque, y San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda se adhirieron como miembros plenos.
Nuevos desafíos afrontará la VII cumbre de la opción integradora, entre viernes y sábado, en la ciudad boliviana de Cochabamba, donde quedará establecido un Tribunal de Arbitraje y el establecimiento definitivo del SUCRE como medio de intercambio en reemplazo del dólar estadounidense.