¿En qué radica la esencia de la crisis global capitalista, por qué es integral, sistémica, civilizatoria, qué alternativas emancipadoras son necesarias para hacerle frente a un modelo de pensamiento único, capitalista, depredador, manipulador, excluyente, patriarcal, cuáles son los posicionamientos de los movimientos sociales antes los nuevos escenarios políticos post Honduras, cómo potenciar capacidades críticas en espacios y ámbitos de lucha de esos movimientos que desafíen las lógicas de producción y reproducción del capital y creen, recreen y reencanten otras maneras de vivir, pensar y sentir la utopía latinoamericana? Estas son algunas de las interrogantes que motivan los debates del IX Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios que, auspiciado por el Grupo GALFISA, el Instituto de Filosofía, Consejo de Ciencias Sociales y el Centro Memorial Martin Luther King, tiene lugar desde hoy y hasta el jueves 13 en La Habana.
Reunidos en grupos de trabajo, participantes cubanos y de América Latina y el Caribe compartieron saberes, experiencias y testimonios de vida y de lucha e intercambiaron sobre cómo la formación y articulación política están respondiendo a los desafíos liberadores de nuestros pueblos.
La mañana abrió con un panel integrado por el ensayista e investigador cubano Fernando Martínez Heredia; la profesora mexicana y coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica Ana Esther Ceceña y el argentino Mariano Féliz, del Frente Popular Darío Santillán.
Oyéndolos hablar, ante un auditorio felizmente joven, vino a mi mente un comentario de Martínez Heredia en respuesta a una pregunta acerca del balance dejado por los Foros Sociales Mundiales en nuestra región y publicada en la revista de cultura cubana La Jiribilla: “…creer que toda política es perversa conviene a los que son dueños de la política de la dominación”, “en la medida en que lo político vaya teniendo su lugar en los movimientos populares, será más factible armonizar sus necesidades y sus iniciativas con los principales problemas generales del continente”.
Al referise a las múltiples dominaciones que el capitalismo ejerce para mantenerse en pie a pesar de su profunda crisis, el ensayista cubano dijo: “precisamente porque queremos acabar con todas las dominaciones y no con una parte de ellas, nos toca decir que nuestras organizaciones no pueden parecerse a las de los capitalistas porque de lo contrario no se puede avanzar. Claro, luchar contra las dominaciones, incluidas las que nosotros mismos reproducimos, es una tarea ardua, no es fácil, pero es absolutamente imprescindible; eso nos lleva a profundizar en los procesos de lucha y de concientización”.
“Hoy, apuntó Ana Esther Ceceña, hemos logrado entender que la producción es sólo una parte de la reproducción de la vida, incluso la producción material y que ni siquiera es la más importante aunque sí obviamente es significativa; pero esa producción material puede modificarse mucho y no por ello tenemos que dejar de reproducirnos, al contrario, quizás nos reproduzcamos mejor o de manera más integral si esa reproducción no se entiende y asume como aquello que requieres para sobrevivir en términos físicos sino para sobrevivir en términos más amplios, más integrales, más humanos; es decir necesitas amistad, necesitas amar, bailar, crear y entender el trabajo como un espacio de creación. Todas esas cosas son necesarias para la reproducción de la vida pero sucede que gran parte de ellas el capitalismo las conculcó, nos las arrebató y de esa manera nos quitó la posibilidad de ser sujetos, o sea, pasamos a ser “personas” y no sujetos, es decir, en cierta medida, dejamos de ser colectivos, dejamos de pensar y actuar en comunidad y con los valores de colectividad. La pregunta es: ¿quiénes son hoy los sujetos políticos, decías tú? Todas y todos los que estamos luchando y reconstruyéndonos, reconstruyendo la relación colectiva, comunitaria entre nosotras y nosotros y con la naturaleza, estamos repensando la vida. Y por ahí tienen montones de evidencias de que los sujetos no dejan de ser y sentir como sujetos por más que los avasallen, que los discriminen, por más que le inhiban posibilidades, dimensiones. Por eso estamos aquí a pesar de tanto capitalismo”.
Por su parte Claudia Korol, educadora popular argentina, preguntó acerca del papel que desempeña hoy el fundamentalismo religioso en el control de los cuerpos de las mujeres y sobre las ideas de las poblaciones. “Planteo esto, señaló, no sólo como crítica al capitalismo y a sus mecanismos de opresión sino también cuando pienso en aquellas organizaciones que se llaman “alternativas” o gobiernos progresistas, populares pero que muchas veces están tejiendo alianzas con esos fundamentalismos, alianzas para sostener determinadas políticas de construcción de poder que terminan limitando y creando conflictos al interior de nuestras propias estrategias emancipadoras”.
¿Será suficiente continuar siendo “alternativos” o tendremos que pasar definitivamente a reconfigurar nuevas lógicas de reflexión y actuación frente a un sistema que si bien en crisis, continúa evidenciando su poder, manteniendo sus recursos y, sobre todo, haciendo maniobras que dejan espacios a determinadas alternativas para que, como bien dice Martínez Heredia, se “naturalicen” como parte de las realidades y se desgasten?
Construir desde abajo y desde dentro, profundizar en el pensamiento social crítico y comprometido desde las mútiples prácticas de resistencia y luchas emancipadoras en nuestro continente negro, indio, mestizo sigue siendo un fuerte desafío para quienes aprendimos a nombrarnos y no queremos dejar que nos llamen anticapitalistas el siglo XXI.