El taller básico en Oriente, al que asistieron 40 personas provenientes de Baracoa, El Salvador, Guantánamo, Santiago de Cuba, Bayamo, Holguín y Gibara, fue muy emotivo, agradable, dinámico y con un pensamiento muy aterrizado a la realidad cotidiana. Nos permitió desprendernos lentamente de prácticas viejas y excluyentes y asumir nuevas prácticas, de respeto a la diversidad de pensamiento y de conductas.
Nos impactó el nuevo método de aprendizaje: las didácticas, las formas de actuar, la manera de ir desaprendiéndonos de conocimientos primitivos de la educación tradicional, la forma de romper muros.
A partir de los recursos utilizados, los propios sujetos construyeron conocimiento desde sus prácticas diarias, se convirtieron en protagonista de su formación e influyendo en la formación de los otros. El protagonismo grupal fue escenario de un aprendizaje desarrollador.
Entendimos que la Educación Popular puede estar dentro y fuera de los muros docentes, de la comunidad o de la familia como célula fundamental de la sociedad; es una cuestión también de actitud ante la vida.