Los resultados del Referéndum Revocatorio del pasado 10 de agosto, generaron un efecto político inesperado por el bloque de oposición al conseguir el binomio Morales – García Linera el respaldo de 67,8% de apoyo nacional al proceso de cambio en curso.
Los nuevos escenarios de gobernabilidad implicaron el imperativo de compatibilizar los textos de la nueva Constitución y los Estatutos, implicando necesariamente y como condición sine qua non, la renuncia a las posiciones maximalistas de ambos.
Dicha situación provocó una crisis estratégica en la oposición y el consiguiente repliegue de la derecha moderada para dar paso a la conducción del ala más radicalizada y extrema del bloque cívico regional.
Objetivos Inmediatos, Mediatos y Meta Mayor.
El objetivo inmediato de la oposición radicalizada fue buscar la victimización y conversión en héroe del bloque cívico regional al provocar al Gobierno a responder a la convulsión social usando el recurso de la violencia legal y legítima del Estado (Policía y Fuerzas Armadas).
El objetivo mediato es la desestabilización, la pérdida de legitimidad, credibilidad y progresiva fractura institucional del Gobierno (y Estado) Nacional. Esta fractura se procura realizar al crear una matriz de opinión pública sobre la existencia de una dictadura de tinte indiana fundamentalista que reprime al proyecto político de la oposición (que busca la implementación y profundización de la autonomía y la devolución del IDH) y vulnera el orden constitucional y democrático.
Hoy la autonomía (expresada por medio de la conducción política de esta élite violenta y reaccionaria) no representa la reivindicación social progresista de los cruceños. Se ha convertido en una triste excusa para la defensa y mantenimiento de la estructura de poder prevaleciente en Santa Cruz, para la construcción de un centralismo departamental, el mantenimiento de los privilegios de las elites decadentes y la re feudalizacion de la sociedad cruceña.
Dique de Contención al Cambio.
Por medio de los dispositivos discursivos de la autonomía y lucha por el IDH están construyendo un dique de contención a los contenidos y significados de un proceso de cambio, que no solo interpela y atañe a la sociedad occidental o a los “collas”, sino a la estructura misma de las relaciones sociales bolivianas, sustentadas (en muchos casos) en el racismo, la discriminación, la intolerancia y la mezquindad.
La fenomenología del cambio tiene contenidos emancipatorios basados en la expansión y generalización transversal de libertades, derechos y garantías para la conformación de una sociedad civil (en contraposición a una sociedad estamentaria).
El acceso a estos recursos civiles no puede ser privativo a la adscripción (o no) a un bloque de poder (u otro), ya que son recursos civiles inherentes al Ser Humano por el hecho de ser humano.
Una nueva sociedad emergente lucha por (re) organizarse sin los atavismos de las relaciones autoritarias y excluyentes, a través de repertorios de acción colectiva que no privilegien respuestas violentas de entropía social, pudiendo optar (como opción política presente permanentemente) por la violencia y la lucha armada como mecanismo de cambio social.
El autoritarismo y la exclusión son transversales a todas las clases sociales, sectores, grupos, etnias, comunidades y regiones que no comulgan con la concepción de la elite dirigencial de la clase dominante. Este es el flagelo que debemos combatir.
Para detener el cambio, buscan perpetuar los golpes “suaves” a la democracia, que plantean entre sus fines políticos la desestabilización del Gobierno nacional y de manera simultánea (y no excluyente), la consolidación de una estatalidad paralela por medio de la conformación de un sistema político (paralelo) con sus respectivos aparatos institucionales.
A esta finalidad obedecen las tomas de diversas instituciones del Estado Nacional en Santa Cruz (y en la media luna): SII y GRACO para consolidar su aparato impositivo y de recaudación departamental, el INRA para manejar el mayor recurso de poder en el oriente que es la tierra y administrar los procesos de saneamiento según sus intereses, ENTEL para apropiarse de la logística comunicacional del departamento, que representa un recurso político indispensable en la actualidad, adueñarse de la matriz hidrocarburífera y el nodo energético para el control y administración de dichos recursos naturales estratégicos.
Estos son los verdaderos intereses en juego en la actual disputa política, no es un tema de cambas versus collas, oriente versus occidente, ni exclusivamente lucha de clases.
Rol de la Policía y las Fuerzas Armadas.
La Policía y las Fuerzas Armadas históricamente han sido factores de poder en Bolivia. En el contexto histórico actual, se convierten en centinelas de la democracia al resguardar la integridad e institucionalidad del Estado boliviano.
El resguardo de la democracia se perpetua actualmente en el delicado vórtice de generar equilibrio y estabilidad socio política por medio del uso legal y legítimo de la violencia en la medida justa para precautelar el orden interno, la seguridad, la integridad y soberanía nacional y no excederse en el monopolio de la fuerza física del Estado, provocando la ansiada excusa suficiente para la victimización y conversión en héroe del bloque cívico regional, que persigue incitar el desborde societal en contra del Estado.
En aras de la preservación de la soberanía nacional es que las Fuerzas Armadas han actuado (en el contexto de la escalada violenta del conflicto desde el martes) contra natura, no ejerciendo el monopolio de la fuerza física y no cediendo a la conspiración golpista de provocar más violencia e incitar la rebelión masiva, como planteaba la estrategia radicalizada de la derecha antidemocrática.
Los ciudadanos cruceños / bolivianos que no se encuentran afiliados al bloque de poder cívico regional, que disienten con la matriz de pensamiento único y la dominación ideológica y cultural, demandan al Estado la protección y defensa de su integridad humana y sus bienes, al encontrarnos a merced de la violencia material y simbólica de las elites dominantes.
Dialogo, Reconciliación y Pacificación.
No puede existir un verdadero proceso de pacificación si continúa la perpetuación de las relaciones de dominación. No se puede hablar de libertad, democracia y justicia si continúan (y se ahondan) las relaciones entre opresores y oprimidos.
La paz es un patrimonio de todos, pero especialmente de los humildes y pobres, que ponen la sangre, el sudor y las lágrimas en la confrontación violenta. La condición para la paz es el desmantelamiento del bloque cívico regional de Santa Cruz, que implica el cierre definitivo del Comité Cívico Pro Santa Cruz y su brazo paramilitar violento de la Unión Juvenil Cruceñista, como las máximas instancias fascistas, golpistas, violentas y reaccionarias.
Para la viabilidad a futuro de la sociedad cruceña, identifiquemos y expulsemos de entre nosotros a quienes se arrogan soberbia y erróneamente la autoridad moral de nuestros designios sociales. Impugnemos el supuesto derecho de representación a estos apologetas del desastre e invitemos a estas personas a que se retiren de la arena pública y amplíen el campo político hacia instituciones de intermediación política de esencia democrática. No se pueden democratizar aquellas instituciones que en su esencia, fundamento, rol, conducta e imaginario nunca han sido democráticos y nunca lo serán.
El espacio de intermediación entre la sociedad civil y el Estado dejado por el Comité Cívico, deberá ser llenado por una mesa de coordinación interinstitucional ad hoc, conformada por todas las instituciones significativas en el nuevo mapa político cruceño.
Dicha mesa de trabajo ad hoc tendrá como objetivo consensuar una agenda pluralista, integradora y respetuosa de la diversidad socio política, sectorial y étnica de la región, para garantizar las condiciones de la reconciliación al interior de nuestra sociedad, basándose como premisa fundamental en el otorgamiento de concesiones mutuas para ganar todos (dar primero para recibir después).
El objetivo que buscamos es cortar el monopolio de la voz única desde el bloque cívico regional, para visibilizar los matices que posee la sociedad cruceña y construir espacios de interlocución que puedan encontrar respuestas a nuestras problemáticas.
Esto no implica alcanzarle al oficialismo gubernamental en bandeja de plata, la conducción política de nuestro destino como sociedad, sino resignifica los contenidos de la lucha cruceña para adueñarnos todos (los visibles e invisibles de la estructura societal cruceña) de nuestro proceso de cambio y conducirlo en alianza, complementariedad y reciprocidad con el del Estado plurinacional en construcción.
CORRIENTE DE RESPONSABILIDAD CIUDADANA
responsabilidad.ciudadana@gmail.com
15 de Septiembre de 2008
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
(Publicado en el periódico El Deber el lunes 15 de Septiembre de 2008)