Dirección Nacional del MST
La reforma Agraria está paralizada. Crece la concentración de la tierra, los asentamientos no reciben apoyo efectivo, aumentan la violencia contra los sin-tierra y la impunidad de los latifundistas y del agronegocio. La Masacre de Eldorado de Carajás es el principal símbolo de la desatención del Estado brasileño con los trabajadores rurales, con el pueblo brasileño. Después de 12 años del asesinato de 19 trabajadores rurales, en el municipio de Eldorado de Carajás, en Pará, el 17 de abril de 1996, poco ha cambiado para los sin-tierra.
150 mil familias continúan acampadas, las empresas del agronegocio avanzan sobre el territorio brasileño, conquistando tierras que deberían ser destinadas a las trabajadoras y trabajadores rurales. El gobierno está dando prioridad al agronegocio. Sólo el Banco do Brasil prestó 7 mil millones de dólares a 13 grupos económicos, mientras nuestros asentamientos no reciben inversión suficiente.
Estamos, en esta semana, haciendo ocupaciones de tierras, marchas, campamentos, manifestaciones y protestas, en sedes de bancos públicos, secretarías y órganos de los gobiernos federal y provinciales, en todas las regiones del país, reclamando tierras para las familias acampadas e inversión en las áreas de asentamiento para ampliar la producción y construir viviendas rurales.
La Jornada Nacional de Luchas por la Reforma Agraria del MST, en este mes de abril, denuncia la lentitud de la Reforma Agraria, los efectos negativos del agronegocio y presenta propuestas para revertir la situación. Necesitamos cambiar la política económica vigente, que beneficia a las grandes empresas y al capital financiero, mientras la población sufre por el irrespeto de sus derechos sociales, previstos en la Constitución, y por la falta de políticas públicas efectivas para enfrentar la desigualdad y la pobreza.
Brasil está retrasado en el proceso de democratización de la tierra y en la organización de la producción para garantizar la sostenibilidad de los pequeños y medianos agricultores. No podemos admitir la perpetuación del latifundio, símbolo de la injusticia en el campo, tanto improductivo como productivo. Nuestra jornada de luchas presenta propuestas de desarrollo para el campo brasileño, defendemos un proyecto de generación de empleo, con promoción de educación y salud. Por ello, en esa jornada exigimos del gobierno federal:
1- Que reanude las expropiaciones de tierra y los asentamientos de las familias acampadas por todo el país. Familias de trabajadores rurales permanecen años y años bajo una lona negra en la lucha por la Reforma Agraria:
– Plan urgente de asentamiento de todas las 150 mil familias acampadas.
– Cambio de los índices de productividad.
– Crear un mecanismo que acelere los trámites internos para los procesos de expropiación.
– Aprobación del proyecto de ley que determina que las haciendas que explotan trabajo esclavo sean destinadas a la Reforma Agraria.
– Destinar las áreas hipotecadas en el Banco do Brasil y en la Caja de Ahorros Federal para la Reforma Agraria
2- Creación de una línea de crédito específica para asentamientos, que viabilice la producción de alimentos para la población de las ciudades. El PRONAF (Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar) no considera las especificidades de las áreas de Reforma Agraria. La burocracia dificulta que las familias asentadas tengan acceso al programa.
El Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), como instrumento del gobierno, debe crear una nueva línea de crédito con el objetivo de crear las condiciones estructurales de producción y de infraestructura social, en la modalidad de fomento, para estructurar los asentamientos en los primeros años, incentivando formas comunitarias de asociación. Defendemos también la creación de un nuevo crédito bancario para estructurar la base productiva en los asentamientos. El gobierno debe garantizar la adquisición de toda la producción, por medio de la CONAB (Compañía Nacional de Abastecimiento), con precios justos y seguro agrícola.
3- EL MST viene desarrollando junto con el INCRA, en sociedad con la Caja de Ahorro Federal, un programa de reforma y construcción de casas en el área rural y en especial en los asentamientos de la Reforma Agraria. El total de la demanda para la vivienda rural para el 2007 era de 100 mil unidades, de acuerdo con el grupo de trabajo compuesto por movimientos sociales. El gobierno prometió conceder crédito para la construcción de 31 mil unidades hasta el final del año pasado. Hasta ahora, han sido contratadas sólo 8 mil unidades, siendo que solamente 2 mil han sido destinadas para asentamientos.
Por ello, reivindicamos la contratación de todos los proyectos que se encuentran en la Caja de Ahorros Federal hasta julio de 2008 y la atención de la demanda de 100 mil viviendas rurales para el año 2008. Pedimos también la creación de un programa específico de vivienda rural, desburocratizado, y que atienda las especificidades del medio rural, coordinado por el INCRA en sociedad con los movimientos sociales que actúan en el campo para atender a todas las familias asentadas.
Brasil necesita de un nuevo modelo agrícola, que dé prioridad a la agricultura familiar orientada al mercado interno, a los pobres del país. Con eso, vamos a garantizar nuestra soberanía alimentaria y producir comida para los 80 millones de brasileños que no tienen acceso suficiente a los alimentos. La Reforma Agraria y el fortalecimiento de la agricultura familiar son una premisa fundamental para la construcción de uno país con justicia social y soberanía popular.
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Minga Informativa de Movimientos Sociales
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