Hoy, cuando lo vi tan quietecito, lloré, pero un poquito…porque ya soy grande. Le dije a mamá que no se preocupara, ahora yo soy el hombre de la casa, ya casi voy a cumplir nueve y seguro hay algún trabajito en la mina para mí. Yo no le tengo miedo a la oscuridad.
Un tipo que, sin alardes ni empeños, es una suerte de reserva moral de la revolución, en las muchas latitudes en que esta se manifiesta. Siempre él, con la palabra a pie de época y sus contradicciones. Su nueva canción es esperada permanentemente, para entender, para entregar, para avanzar, para suponer lo bueno posible, para encontrar la denuncia justa. Canción donde se aguarda la vitalidad de lo que pareciera derrotado: la libertad, el amor, la vida.
Con este número, la revista Caminos se propone contribuir al debate que sobre la voz democracia se ha venido colocando en la agenda de organizaciones políticas nacionales y foráneas.