¿De qué estamos hablando cuando mencionamos la distribución? ¿Qué es más importante para el realizador de cine independiente: que se vea su película u obtener una ganancia sustanciosa?
Estas fueron algunas de las interrogantes que surgieron y a la vez suscitaron otras inquietudes en el Foro “Por un cine Pobre menos pobre: hacia una realización y postproducción óptimas con mayores posibilidades de distribución”, que culminó este fin de semana en la Casa de la Cultura de Gibara, como parte del VII Festival Internacional de Cine Pobre de Humberto Solás.
En opinión de Thomas Krempke, representante de Swiss Effects, uno de los auspiciadores del certamen, siempre será un calvario insertarse en los grandes circuitos de distribución, no importa el soporte que sea, 35 mm o digital.
“Con la tecnología digital se ha democratizado el acceso a la realización de cine, pero ha aumentado la competencia. Hay demasiados filmes en el mundo. Con la producción de cine en digital sucedió lo mismo que con la escritura. Un papel y un lápiz, y cualquiera puede escribir una novela, pero eso no hace más fácil el acceso a las editoriales y a que tus historias se lean”, comentó Krempke.
“Serán 30 mil salas en digital en el mundo y seguirán las dificultades para la distribución”, repitió el representante de Swiss Effects, con lo cual contradice los planteamientos del franco-canadiense Hervé Fischer, que en la VI edición de este evento exponía sus teorías en el mismo escenario.
En el libro “La decadencia del imperio Hollywoodense”, Fischer pone todas sus esperanzas en que la fácil distribución del digital va a terminar con la hegemonía del imperio del cine norteamericano en 10 años. Siempre será más fácil y económico, hacer copias de un largometraje en digital que hacer 10 copias de un máster de bobina de
35 mm. Pero justo ahí está la trampa, porque esa facilidad también favorece la piratería, con lo cual el filme no genera ganancias.
Es curioso cómo algunos realizadores no ven en la piratería una amenaza, sino una red favorable para que se conozca lo que han hecho.
Tiene que ver con lo que esperas de tu obra. Hollywood vive el cine como una industria, y tiene mecanismos no solo de distribución, sino también de lenguaje cinematográfico para acaparar la mayor cantidad de públicos. El cine de autor, independiente y comprometido se aleja de eso. El Cine Pobre puede llegar a ser un cine de masas, pero no es lo usual, por recurrir a lenguajes alternativos. Entonces, ¿esta condenado el cine independiente a ser pobre siempre?
Hasta hoy es lo que sucede en casi todo el mundo. Pero he ahí otra disyuntiva: el realizador independiente hace su primera película con el entusiasmo de muchos amigos, pero, ¿tendrá que recurrir a esos mismos mecanismos en su segunda producción?
Aún quedan muchas preguntas sin responder. Quizás la solución está en la implementación de políticas estatales que apoyen con fondos, o que se abran más concursos y Festivales, o que los productores sean más sagaces en las estrategias que diseñan con fines de exhibición, o hacerse de muy, pero muy buenos amigos.
A veces no se espera mucho porque no se ha invertido tanto, pero el cine que ha recurrido al digital, deja de ser pobre en el mismo momento en que debe comenzar las gestiones para un hinchado a 35 mm.
Entonces sí se esperan ganancias. Parece un laberinto con muy pocas, estrechas y escurridizas salidas.
¿Cómo hacer un cine comprometido, de bajo presupuesto y que a la vez genere ganancias? He ahí la cuestión.
Los premiados en el Festival
Cuba y España resultaron los países más premiados en la séptima edición del Festival del Cine Pobre de Humberto Solás, según los resultados dados a conocer en la noche del domingo en el cine Jibá de la ciudad marítima de Gibara.
Después de una semana de trabajo, el jurado compuesto por reconocidos profesionales de varios países dio a conocer los resultados de los más de 100 materiales en competencia.
Los grandes premios del evento correspondieron al largometraje Querida Bamako, de Omer Oke y Txari Llorente (España) y a las maquetas de los largometrajes La anunciación, de Enrique Pineda Barnet, (Cuba) y El Super, de Fernanda Aljaro y Felipe del Rio (Chile). Mientras, Los Dioses Rotos, de Ernesto Daranas (Cuba) se llevó el Gran Premio Especial del Público.
El Premio al Mejor Guión Inédito correspondió a 2001: Mientras Kubrick estaba en el espacio, de Eva Lauria y Gabriel Nicoli (Argentina).
El jurado de la Prensa Extranjera entregó Premio al largometraje EL camino, de Ishtar Yasin Gutiérrez (Costa Rica), al cortometraje Café com leite (Tú, él y yo), de Daniel Ribeiro (Brasil) y un Premio Especial a Brainstorm, de Eduardo del Llano (Cuba).
En la categoría de Documentales resultaron galardonados: Bilal, de Sourav Sarangi. (India), La Chirola, de Diego Antonio Moncada Gutiérrez (Cuba) y Sicarios del capital, de Gregorio Subersiola (España).
También recibieron premios especiales los documentales Tacones cercanos, de Jessica Rodríguez Sánchez (Cuba) (Premio del Jurado al Mejor Documental, Obra Experimental o Vídeoarte realizado por una Mujer), Humillados y Ofendidos, de Javier Horacio Álvarez, César Brie y Pablo Brie (Bolivia) (Premio del Colegio de América al mejor documental hispanoamericano) y La Chirola (Premio al documental latinoamericano que mejor refleja la diversidad cultural).
El Estudio Mariscal entregó premio a The Beauty or the Beast, de Yimit Ramírez González (Cuba), por resultarles la mejor obra experimental o vídeoarte.
En la gala, también se entregaron diversas menciones y reconocimientos a otras obras en concurso.