_ “Quita de mi la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos._
Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como arroyo impetuoso” (Amos 5: 23-24)
Preocupados por la noticia acerca del grupo de más de 60 personas que, incluyendo niñas, niños y mujeres embarazadas, según la nota oficial emitida, se encuentran en un “retiro espiritual a puertas cerradas” en el templo sito en Infanta y Santa Martha de nuestra capital, queremos hacer llegar este mensaje a nuestro pueblo.
Como hombres y mujeres de fe lamentamos profundamente que eventos de esta naturaleza sucedan. Ante todo porque ninguna acción que pudiera lacerar o poner en situación de vulnerabilidad a cualquier ser viviente, especialmente niñas, niños y mujeres embarazadas, puede ser mirado con simpatía, muchos menos solidaridad. Pero cuando se involucran en estos actos personas que se reconocen como cristianas para muchos de nosotros se nos hace más incomprensible.
El Evangelio de Jesucristo es, para nuestra fe, un mensaje liberador, una Buena Noticia (ese es el significado de la palabra “evangelio”); es un llamado a trabajar incansablemente para que todo ser humano alcance su dignidad plena, desarrolle en comunión con sus hermanas y hermanos en la fe, todas sus potencialidades y las ponga al servicio del resto de la comunidad en la búsqueda del amor y justicia.
Nada hay en la Escritura que pueda justificar un alejamiento de la realidad para marcar una frontera entre aquellas personas a las que supuestamente Dios puede mirar con mayor consideración que otras. Por el contrario, el Dios de la fe bíblica, el Dios de nuestro Señor Jesucristo, no se cansa de mirar a toda criatura viviente con amor y misericordia; no deja de insistir en mostrarnos el abrazo ilimitado con el que acoge no sólo nuestra raza humana sino todo aquello que comparte el mismo aliento de Vida que insufló a toda su Creación y que compartimos en igualdad de condiciones con todo ser vivo.
El Jesús del que nos da testimonio la Biblia fue un hombre de su tiempo, comprometido con el amor a sus semejantes. El Jesús que se identificó como Hijo de Dios, nos enseño que su proyecto de vida convoca a todas las personas dispuestas a dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acoger a los forasteros, vestir a los desnudos, ser solidarios con los enfermos y los encarcelados (Mateo 25: 31-46). Algo así como aquello que identificara nuestro Apóstol José Martí: “los que aman y construyen”. No habría otra condición para ser parte de este proyecto liberador y emancipador, que en nuestro lenguaje llamamos Reinado de Dios.
Oramos para que el Espíritu de Amor que es Dios mismo, cubra con misericordia a todas estas personas que se congregan a puertas cerradas en este templo, para que el discernimiento de ese mismo Espíritu mueva el corazón del pastor de esta congregación que lidera el retiro y que el buen Dios acompañe a familiares, amigos, líderes de las iglesias involucradas y agentes del orden público. Esperamos y confíanos en el que buen juicio tenga la decisión final.
Rev. Marcial Miguel Hernández, Presidente del Consejo de Iglesias de Cuba
Rev. Raúl Suarez Ramos,Director del Centro Memorial Martin Luther King Jr.
Pbro. Pastor Carlos Piedra López, Director del Centro
Dr. Reinerio Arce Valentín, Rector del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas
La Habana, 13 de septiembre del 2011