Muchas son las razones que motivan a cristianas y cristianos en Cuba a celebrar los 50 años del triunfo de la Revolución Cubana. Por eso una representación de distintas denominaciones y generaciones se reunió anoche en la Catedral Episcopal de la Santísima Trinidad, en esta capital, para oficiar un culto de acción de gracias, al que asistieron los miembros del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Estaban Lazo, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, entre otros dirigentes del Partido y del Gobierno de Ciudad de La Habana y familiares de nuestros cinco hermanos presos injustamente en cárceles de los Estados Unidos.
“Por amor estamos haciendo…”, dice un verso del trovador Silvio Rodríguez, varias veces nombrado en el culto, y por amor fue organizada esta celebración por el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr., (CMLK), el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas (SET) y el Consejo de Iglesias de Cuba, a la que también asistieron como invitados representantes del cuerpo diplomático acreditado en Cuba y participantes del Encuentro de líderes cristianos comunitarios en procesos de cambio.
Entre cantos, oraciones, lecturas bíblicas, bendiciones y testimonios las cristianas y cristianos presentes dieron fe de su compromiso con la Revolución que ha sido inspiración permanente para su obra evangélica y social al lado de las iglesias y el pueblo cubano.
Valdría la pena recordar que cuando se produce el triunfo de enero de 1959, más del ochenta por ciento de los pastores protestantes abandonaron el país. Sin embargo, hubo pastores y laicos que tempranamente vivieron su fe desde el compromiso revolucionario, resistieron la actitud conservadora de sus jerarquías y fueron abriendo un camino para que las iglesias evangélicas tuvieran un espacio en las transformaciones sociales.
Muchos de ellos, que fueron educados en el SET de Matanzas y en el pensamiento protestante más progresista del momento, trataron de hacer una teología contextualizada desde el compromiso y la participación en el proceso revolucionario. Un pequeño sector ecuménico comienzó a repensar la misión de la iglesia en el contexto de una sociedad socialista.
El reverendo Raúl Suárez, pastor bautista retirado, diputado al Parlamento Cubano y director del CMMLK ha afirmado, muchas veces, que su “segunda conversión” se inició en 1959, cuando logró, progresivamente, deshacerse del “protestantismo apático e indiferente” en el que había sido educado. “La revolución, con su carga humana, de justicia social y de oportunidades para todos y todas, ayudó a aterrizar mi fe, en un proceso que no ha estado exento de tensiones”.
“La actuales conquistas del pueblo cubano, expresó el Suárez en el culto, fueron resultado de las luchas llevadas a cabo por la Generación del Centenario, con Fidel al frente. Aquellos jóvenes hicieron resurgir las ideas redentoras de José Martí y de los próceres de nuestras gestas emancipadoras. Una pléyade de mártires y héroes, entre los cuales estaban muchos cristianos y cristianas, como Oscar Lucero y Frank País, por sólo citar a dos, sembraron con su sangre generosa la semilla de lo que hoy disfrutamos”.
“Durante estos años, afirmó, también hemos sido testigos de que lo que nosotros llamamos “amor al prójimo”, Cuba ha sido ejemplar en su ministerio solidario con los pobres de la tierra”. “Y también, señaló, hemos sido testigos de la firmeza de nuestros niños y niñas, de hombres y mujeres que vivieron los tiempos de las reservas y las incomprensiones mutuas y fueron fieles a su fe y a sus congregaciones locales, la fidelidad histórica del movimiento ecuménico cubano al evangelio de Jesucristo y el amor a nuestro pueblo y su proyecto socialista”.
Otros testimonios de cristianas y cristianos, laicos y miembros de diversas confesiones religiosas como la católica y practicantes de religiones cubanas de origen africano fueron leídos durante el culto de acción de gracia. De igual modo, se recibieron mensajes solidarios de pastores norteamericanos, así como de líderes cristianos que en diferentes naciones de América toman parte, desde su fe, en procesos comunitarios de cambios sociales.
A nombre del CMMLK, Joel Suárez, su coordinador general se refirió a “la eticidad profundamente evangélica que a las cubanas y cubanos nos viene del padre Félix Verela y de la resurrección irradiante en nosotros de José Martí. Desde esa eticidad, que tiene en la justicia “el sol del mundo moral” en sintonía y afinidad, muchas y muchos cubanos leen la Biblia porque sienten que les habla, escuchan a Dios aunque algunos no lo reconozcan.
Y por qué pasa esto, se pregunto, pues “porque nuestro Dios es el que restaura a las personas en su autoestima y dignidad y este es un pueblo que, a pesar de los pesares, anda con la frente en alto y con mucha dignidad, porque el Dios que se nos manifiesta en su palabra, acoge a sus hijas e hijos con la ternura solidaria de un padre y una madre, y este es un pueblo que con la ternura solidaria del niño ante Jesús y la muchedumbre, ha brindado a muchos lo poco que tiene, aunque el egoísmo de los potentados de la tierra haya impedido que el milagro de los “panes y los peces” se consuma para todas y todos en el mundo”.
Dorita Arce, pastora de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, al compartir su testimonio personal sobre lo que calificó como “proyecto hermoso que es la Revolución Cubana en todos sus matices” se refirió a la gratitud que siente al “ser hija de esta tierra y ser pastora en esta tierra cubana y formar parte de esta generación del ecumenismo que se debatió entre lo atractivo de la propuesta secular que la Revolución nos mostró en aquellos años en los que se querían fabricar ateos a corto plazo, oferta acompañada de la demanda de negar la fe en otra religión que no fuera el ateísmo prefabricado”. Y a continuación acota: “y la fidelidad incondicional a un Jesús que nos empujaba a seguirle en la construcción de un reino de justicia y amor, especialmente diseñado para lo que el Evangelio llama “nuestras hermanas y hermanos más pequeños”. Y aseveró. “tenemos que agradecer porque fue la Revolución la que nos enseñó de primera mano que el evangelio de Jesucristo ni se diluye ni se domestica. Doy gracias a la Revolución que me enseñó a vivir la fe de la forma más honesta y, sobre todo, que nos reta a vivir y servir a Dios buscando siempre el ejercicio de nuestra libertad en Cristo como parte de una gran familia llamada iglesia de Jesucristo en Cuba y de un admirable pueblo, el cubano”.
Las voces que nos acompañan
“Seguro que estarán orgullosos, hermanos y hermanas, dijo Sixto Pereira, dirigente campesino paraguayo y senador del gobierno del presidente Fernando Lugo, por este acontecimiento, por tanta vida, por tanta generosidad de resistencia de cincuenta años sembrando vida, sembrando solidaridad y amor. Dijo que al frente del movimiento Tekojojá “nos hemos integrado al proceso de transformación profunda del Paraguay con Fernando Lugo, obispo, ahora presidente, que ustedes antes de que nosotros lo hiciéramos, ya lo habían proclamado el año pasado en La Habana, en un encuentro ecuménico”.
“Nos toca una tarea muy difícil, sentenció, pero con el pueblo unido nos hemos propuesto cumplir lo primero: derribar a la rosca mafiosa que manejó y administró el Estado durante más de sesenta años y eso lo hemos hecho con la participación protagónica del pueblo pobre de nuestro país”.
Se refirió a la solidaridad que ha dado nuestro pueblo a la formación de médicos paraguayos. Más de 300 se preparan y unos 400 ya son egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Por su parte Nidia Arrobo al comenzar sus palabras dijo: “Vengo de la tierra del sol recto, a quienes en la conquista le pusieron el nombre de Ecuador y desde la Fundación Pueblo Indio del Ecuador, que fue creada por monseñor Leonidas Proaño, obispo de los indios, profeta de los pobres y padre la iglesia latinoamericana, les traigo un mensaje de profunda gratitud. Y quiero volver al texto del Magnificat y como la hermana Nerva, retomar el texto de la humilde campesina de Nazaret, una mujer que no contaba en la sociedad de entonces, una pobre más, y ella nos ha traído dibujado esta noche, el proyecto revolucionario de liberación y de emancipación. Y siente que a lo largo y ancho de esta bella y solidaria Isla que puedo decir con María: “proclama, ósate con el señor”. Y esto lo digo porque en Cuba se dio hace cincuenta años un golpe al poder, porque aquí Dios deshizo a los soberbios de los planes, colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos sin nada”.
Para Javier Arrúe, coordinador de Encuentro Ecuménico Juan Vives (Ecuvives) y diputado a la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, “se están haciendo milagros en mi país gracias a las manos y a las vidas de las cubanas y los cubanos que nos están ayudando con su generosidad en todas las misiones para construir con verdadero ecumenismo ese reino de Dios, tan prometido en otras situaciones y por otras religiones, en algo para cuando nos muramos, y sin embargo, todas y todos lo estamos construyendo con nuestros aportes, pequeños aportes, en nuestra tierra. Y, dijo, finalmente “la esperanza de la revolución bolivariana va la de la mano del pueblo cubano, y también de las cristianas y cristianos cubanos”.
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