En profundo desacuerdo con la propuesta, que hace alusión a un aumento máximo de la temperatura de 2º C, el delegado de Tuvalu, uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, la comparó “a un puñado de monedas para traicionar a nuestro pueblo y a nuestro futuro”.
Los pequeños países insulares militan porque el calentamiento se limite a 1,5º C para no verse sumergidos por el aumento del nivel del mar.
La representante de Venezuela consideró que la forma en que fue alcanzado este compromiso político, al que la mayoría de delegaciones no tuvo acceso hasta la apertura del plenario, representa “un golpe de Estado a la Carta de Naciones Unidas”.
“Nos lanza sobre la mesa dos papeles, después de que los líderes de varios países hayan dado ruedas de prensa para anunciar que había un acuerdo al que no hemos tenido acceso”, afirmó la delegada venezolana levantando un dedo ensangrentado para llamar la atención del presidente de la sesión.
“No vamos a decidir la vida de millones de personas en 60 minutos, no vamos a validar este documento”, afirmó el representante de Bolivia. “Estamos actuando de una manera dictatorial”, denunció.
Criticando el que el texto no recoja objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero ni compromisos precisos de ayuda financiera a los países en desarrollo, el delegado de Cuba denunció: “hace cuatro horas, el presidente (estadounidense Barack) Obama anunció un acuerdo que no existe”.
También protestaron los representantes de Costa Rica y Nicaragua, que presentó una modificación del documento que provocó una suspensión temporal de la sesión.