Tambalendose como consecuencia del cncer fulminante y terminal que, asegura la CIA y allegados, afecta a Fidel desde hace alrededor de cuarenta aos, y con visibles muestras de dolor por sus ltimos cinco accidentes cardiovasculares escondidos a los medios de comunicacin, el comandante lleg hasta la tribuna instalada en la Universidad de La Habana sin poder disimular la cojera que, tras su percance el pasado ao, hizo que tuviera que pasar repetidas veces por el quirfano para ser operado de sus mltiples fracturas.
Entre gestos de acusado padecimiento por las secuelas de su conocida insuficiencia renal aguda, el dirigente cubano, antes de dirigirse a los presentes, levant a duras penas su puo derecho en el que eran evidentes las huellas del mal de Parkinson y esboz una sonrisa que puso en evidencia el terrible mal del escorbuto que, al parecer, contrajo en su juventud.
En contra del parecer del equipo mdico habitual que siempre lo acompaa por si sufre otra nueva recada en su cirrosis heptica, Fidel Castro desech la silla que se le ofreca y opt por dirigirse a su auditorio de pie, luego de respirar profundamente buscando renovar el aire de sus enfermos pulmones tras sufrir cuatro edemas y seis enfisemas slo el mes pasado.
Una vez pudo beber un vaso de agua, al parecer, mezclado con un fuerte analgsico que le permitiera sobrellevar los dolores que ha dejado en su decado organismo la osteoporosis degenerativa que sufre desde su infancia, el comandante Fidel Castro esper a que cesaran los gritos de jbilo de los congregados, aprovechando para masajearse l mismo el corazn y superar, sin que nadie lo advirtiera, excepto la CIA y allegados, otra arritmia coronaria semejante a las 22 que ha padecido en lo que va de mes.
Hecho el oportuno silencio, Fidel Castro, agnico presidente de Cuba, tras algunos carraspeos con los que disimular la gravsima afeccin de sus cuerdas vocales, super otro nuevo ataque de difteria, se recuper de la acusada disentera que padece y se sobrepuso a otra arremetida de la gripe aviar, antes de terminar conversando durante slo seis horas con los miles de estudiantes habaneros que, presuntamente, tambin estn enfermos.