Caminos publica el pronunciamiento de la Junta Mensual de la Habana de la Iglesia Amigos Cuáqueros, miembro de la Red Ecuménica Fe por Cuba que anima el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr., contra el golpe de estado en Bolivia y el uso de la fe, la iglesia y sus símbolos para justificar el crimen.
La Habana, 12 de noviembre de 2019
El pasado día 10 de noviembre, ocurrió el Golpe cívico-militar, fundamentalista y racista contra el Estado Plurinacional de Bolivia y su presidente electo Evo Morales Ayma.
Esta agresión pone en riesgo la vida de Evo y de muchos otros líderes y lideresas que durante la última década sirvieron al pueblo boliviano; y al pueblo mismo, que es irrespetado con esta ola de violencia. Golpes como este, constituyen una amenza al respeto y la dignidad de los pueblos y a la credibilidad y unidad de la iglesia cristiana.
“No es odio ni resentimiento, se llama justicia divina”, dijo el golpista Luis Fernando Camacho, quien se asume como líder convocado por el mismo dios para que “la Biblia vuelva al palacio”. En un panorama de muerte e intolerancia, líderes del ejército se autoreconocen como soldados de Cristo liderados por Yahvé de los Ejércitos.
A las iglesias y/o creyentes comprometidos con las causas justas de nuestros pueblos latinoamericanos nos horroriza la manera en que están utilizando la religión cristiana para favorecer a los poderosos y legitimar un golpe de Estado contra un gobierno que favoreció a las mayorías pobres. Son inaceptables los discursos de odio e intolerancia, inaceptables los prejuicios raciales y el desprecio por las culturas de los pueblos originarios. Inaceptable que se legitimen a las mujeres como seres de segunda clases, amenazadas en sus derechos. Inaceptable ver el camino de la violencia bajo un ropaje de juicio divino. Denunciamos el uso del nombre de Dios en vano, el secuestro de nuestros símbolos religiosos como la cruz y la Biblia y la legitimación de prácticas y estructuras contrarias al plan de Dios y al Reino predicado por Jesús.
¡Que no nos arrebaten nuestros símbolos, ni el Dios de la Vida en quien hemos creído!. Es obvio que anuncian al ídolo. El Dios de la vida no discrimina, no exige sacrificios, víctimas, ni muerte, el que hace eso es el ídolo. Una actitud no idolátrica se coloca en el lugar de la víctima o de los más desfavorecidos y asume las consecuencias de su posicionamiento, hace memoria de la práctica de Jesús y trabaja por una espiritualidad que alimente lo comunitario, lo diverso, que promueva el diálogo y el ecumenismo.
Jesús fue y es la verdadera imagen de Dios. Nació en pobreza, tomó partido en favor de los pobres y excluidas de la sociedad, como las mujeres; apoyó sus causas y les bendijo (Lc 6,20). Describió su misión como liberación de los oprimidos. El Dios que vemos en el rostro de Jesús es el Dios que escucha el clamor de los pobres, que se encoleriza ante las injusticias del mundo, derriba de sus tronos a los poderosos y enaltece a los humildes. Es el Dios que juzgará a todos los seres humanos de acuerdo a lo que hayan hecho o dejado de hacer por los hambrientos, por los sedientos, por los desnudos, por los enfermos y por los encarcelados (Mt 25, 31-46).
Nuestro compromiso hoy, debe ser escoger siempre la paz como camino, y no abrazar la violencia con la certeza que tuviera George Fox, uno de lo líderes fundadores del cuaquerismo, en el siglo XVII, cuando le preguntaron si quería tomar armas contra el rey: “ Pero les dije que yo vivía en aquella virtud y poder que quita toda ocasión de guerra…Más insistí que yo había entrado en el pacto de paz que era en el principio, antes que las guerras y las luchas fueran.”
Alentamos a la comunidad cuáquera internacional y a todas las iglesias que acompañan las mismas causas del Jesús de Nazaret a interceder por esta situación que vive Bolivia. No olvidemos el lugar y la función que dentro de la sociedad civil tiene la iglesia.
Terminamos recordando y reconociendo la plurinacionalidad de Bolivia. Convocamos a celebrar ese respeto a las culturas, las identidades, las religiosidades de los pueblos. Jhon Woolman, cuáquero reconocido por su lucha contra la esclavitud en una visita a una comunidad de indios norteamericanos, dejó plasmado en su diario “El amor fue la primera moción y entonces se alzó en mí un encargo de pasar un tiempo entre los indios, con la esperanza de sentir y entender su vida y el espíritu en que viven, por si acaso pudiese yo aprender de ellos, o si mi obediencia entre ellos a la Guía de la Verdad, les pudiese ayudar a avanzar en alguna medida“.
Seamos testigos de la Verdad,
En la Luz
Junta Mensual de la Habana
Iglesia Amigos Cuáqueros, Cuba
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