“Lo esencial es diversificar la matriz energética, no hay una solución
única”, reconoce a IPS Conrado Moreno, especialista en energía eólica del Centro de Estudio de Tecnologías Energéticas Renovables (Ceter), adscrito al Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, de La Habana.
La fuerza de los vientos podría convertirse en la segunda fuente
energética del país, estima Moreno, aunque prefiere no dar cifras sobre la
potencialidad eólica aún en estudio.
Hasta los años 90, en Cuba casi no se hablaba de energía eólica, salvo
en el ámbito académico y entre unos pocos profesionales. “Nos decían
soñadores, y lo peor es que primaba el criterio de que acá no había viento
para producir electricidad”, relata Moreno.
Pero los altos precios del petróleo y la crisis del sistema
electroenergético en 2004, causante de prolongadas interrupciones del
servicio, determinaron que se hiciera un análisis integral que contribuyó
a un cambio de enfoque, favorable al diseño de una estrategia para el
aprovechamiento de los vientos.
El virtual colapso energético se debió a la obsolescencia y al
deterioro de las centrales termoeléctricas y a las serias averías en la
planta Guiteras, la principal del país.
En todo caso, el programa de prospección eólica comenzó en 1991 y derivó en la confección de un mapa que permitió predeterminar dónde están los sitios más prometedores, en los cuales ahora se están instalando estaciones anemométricas para analizar y medir la potencia de los vientos.
En ese contexto, el parque eólico demostrativo de 0,45 megavatios
instalado en 1999 en Turiguanó, provincia de Ciego de Ávila, 434
kilómetros el este de La Habana, mno es el único desde la inauguración en
febrero de otro mayor en la Isla de la Juventud.
Los seis aerogeneradores de fabricación francesa que hoy forman parte
del paisaje de la segunda mayor isla del archipiélago cubano, tienen
capacidad para producir 1,65 megavatios de electricidad, cerca de 10 por
ciento de lo que se necesita en las horas de mayor demanda en ese
municipio especial del suroeste cubano.
Se prevé que antes de que finalice el primer semestre de este año, un
tercer parque eólico, esta vez de 5,1 megavatios, echará a andar con seis
aerogeneradores en la localidad costera de Gibara, al norte de Holguín,
689 kilómetros al este de la capital.
La instalación posterior de un segundo parque en esa misma zona
elevaría a unos 9,5 megavatios la electricidad producida mediante la
energía de los vientos, y que se inyecta a la red nacional de
distribución, aunque por ahora de forma experimental.
Una de las mayores ventajas del viento es que no contamina. Según
cálculos de los especialistas, por cada kilovatio que se genera por
energía eólica se evita la emisión a la atmósfera de un kilogramo de
dióxido de carbono, uno de los gases causantes del efecto invernadero.
Sin embargo, ecologistas alertan sobre el daño que pueden causar los
aerogeneradores a las aves migratorias. “El estudio de impacto ambiental
que se hace antes de instalar un parque eólico incluye el análisis de ese
y otros muchos aspectos. Inclusive se debe cuidar de no interferir las
comunicaciones”, indica Moreno.
Otros especialistas señalan entre las ventajas de los aerogeneradores
que pueden colocarse en espacios no aptos para otros fines, como zonas
desérticas, próximas a la costa o en laderas áridas y muy empinadas para
ser cultivables.
También pueden convivir con otros usos del suelo, por ejemplo pasturas
ganaderas o cultivos bajos como trigo, maíz, papas o remolacha, entre
otros.
En el mundo esta fuente energética se perfila entre las de mayor
dinamismo. Según datos de la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA,
por sus siglas en inglés) entre 1997 y 2006 la capacidad eólica instalada
se incrementó 10 veces.
La WWEA señaló a Brasil como el mercado más dinámico durante 2006,
pues con la incorporación de 208 megavatios incrementó siete veces su
capacidad eólica en sólo un año.
Alemania, con una capacidad de 20.622 megavatios, seguido de España y
de Estados Unidos, con más de 11.000 megavatios cada uno, encabezan la
lista de mayores productores de este tipo de energía.
Entre el 22 y el 25 de mayo, La Habana será sede de una conferencia
internacional de energías renovables y de un taller de energía eólica en
el que se analizarán las perspectivas de cooperación en ese campo.
Cuba también genera electricidad a partir de la biomasa cañera en
pequeñas centrales hidroeléctricas, y energía fotovoltaica. Pero su
sistema eléctrico depende sobre todo del combustible fósil.
Durante 2007, se sumarán 39 nuevos pozos a labores de prospección y
perforación en zonas donde ya existen yacimientos petroleros y aumentará
en unas 100.000 toneladas la producción de crudo.
En 2006, Cuba produjo cerca de 3,9 millones de toneladas de petróleo y
gas acompañante, equivalentes a casi la mitad del combustible que consume.
El resto lo importa.
Un aumento sustancial en la cantidad y la calidad de crudo depende de
futuros hallazgos en el sector cubano del Golfo de México, donde de los 59
bloques abiertos a licitación sólo hay contratados 16 y se negocian otros ocho.