Cuba se ha puesto de “moda” a juzgar por la cantidad de visitantes que llegan desde cualquier geografía: turistas, artistas, empresarios, políticos, periodistas… Muchos se han acercado por primera vez luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Estados Unidos (EUA) y el de la isla. La combinación de riqueza natural, cultural e histórica junto al carisma de su gente,
forman parte de este paisaje desde mucho antes del 17 de diciembre de 2014 cuando Raúl Castro y Barack Obama anunciaran el inicio de una nueva etapa en la historia común de estos países.
El 2016 tiene ya varios récords para la mayor de las Antillas. La visita del presidente estadounidense Barack Obama del 20 al 22 de marzo: no sucedía nada parecido desde 1928 cuando estuvo en La Habana el presidente John Calvin Coolidge. El concierto multitudinario y gratuito de The Rolling Stones. Chanel escogió el Paseo del Prado habanero para realizar uno de sus desfiles, presentando una colección impagable para la mayoría de las cubanas y cubanos, que tampoco fueron invitados al espectáculo. La octava parte de la película de Hollywood “Rápido y furioso”, tendrá imágenes de lugares emblemáticos como el malecón en el litoral norte de la capital cubana.Tocó puertos cubanos el buque Adonia, con 700 personas a bordo, para inaugurar una ruta que el bloqueo estadounidense tenía prohibido
a los cruceros que parten del territorio norteamericano.
Todo esto ha ocurrido en el primer semestre del año, dejando tras de sí una amplia polémica que no se limita al hecho, sino a sus implicaciones y pertinencia en el momento actual. Salvo el caso de la emblemática banda de rock inglesa, el resto de los acontecimientos conectan con una problemática urgente: las carencias del modelo de comunicación política puesto en práctica en Cuba y la necesidad de refundarlo a la luz de los cambios en curso, que son anteriores a la “normalización” de las relaciones con el vecino poderoso de la “otra orilla”. A esto se suma el próximo
cambio generacional en el liderazgo histórico de la Revolución.
Como afirma Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana: “El Estado tiene el desafío de ser eficiente, y el sistema comunicativo de la Revolución tiene el deber de acompañarlo en ese propósito. Pero si no hay voceros en los ministerios y otras entidades, si las estrategias de comunicación no se convierten en instrumentos de aplicación práctica cotidiana, si los funcionarios no se entienden a sí mismos como servidores públicos y carecen de entrenamiento para enfrentarse a cámaras, grabadoras y micrófonos, el camino de mostrar la sostenibilidad y prosperidad de nuestro socialismo se hará más empedrado y difícil.
“(…) Ahora que los Estados Unidos no estarán solo a 90 millas, sino, probablemente, en opulentos aviones de American Airlines posados en nuestros aeropuertos, o en lujosos ferrys con sus narices asomadas al Puerto de La Habana, ninguna escaramuza de coyuntura debiera ser más fuerte que la unidad nacional. Y aunque parezca paradójico, la unidad nacional será más sólida mientras más flexibles y abiertos a la diferencia resulten los límites de la cultura política compartida (…)” (1)
La noticia de una nueva era en la diplomacia entre EUA y Cuba ha provocado reacciones diversas. Cuesta imaginar cómo será el acercamiento con quienes se ha sostenido un diferendo de más de medio siglo. Por una parte se ha reiterado que se trata de un cambio de estrategia, no de objetivos. Pero indiscutiblemente, el cambio de estrategia también tiene que darse puertas adentro, no para responder a las exigencias externas, sino a las internas.
Contra el olvido
La información es un bien público indispensable para poder tomar decisiones certeras, para construir consensos, para soñar el futuro e ir tras él. El momento que vive Cuba requiere maneras creativas de tejer confianza, nuevos modos de establecer conexiones entre quienes han asumido responsabilidades políticas y el pueblo. El contexto no es el mismo, las generaciones tampoco.
Eso bien lo sabe Obama y los resortes que utilizó aquí tomaron en cuenta datos de la coyuntura nacional para usarlos a su favor. Tal como dice el educador popular Ariel Dacal “la estrategia comunicativa de Obama en Cuba fue técnicamente interesante, llena de matices, novedades y seducción. Ninguna frase espontánea, ninguna cita al descuido, ninguna omisión por apuros protocolares. En el guión
seguido, Obama ratificó que la memoria política es selectiva, en ella subyace la ideología de quien habla, nunca universal, nunca neutral (…) La trampa más peligrosa que trajo es inutilizar la historia, vulgarizarla, reducirla a dato menor, mirarla como freno para el ̈progreso ̈ (…) Hay que entender que dejar la historia a un lado es desarmarse políticamente”.
Es tiempo de trascender las lecciones de los libros y las aulas, para que a las y los más jóvenes no les resulte historia antigua el pasado reciente de confrontación, que ha separado a las familias, ha provocado muertes y penurias materiales, por eso no es aceptable olvidar. Los asesores de Obama no acertaron con ese pedido. Sí lograron empatía cuando intencionaron el intercambio con Pánfilo, protagonista del programa humorístico “Vivir del cuento”, el de más teleaudiencia en la isla o el uso de la popular jerga “¡que bolá cubanos!”, acercándolo sobre todo a la cultura popular, por sólo colocar dos ejemplos. En sus intercambios y en el discurso final, no disimuló el paradigma al que se debe, basado en la idea de la propiedad privada como fuente de prosperidad, derecho y libertad. Algunos jóvenes nacidos y educados aquí bajo otra concepción de la vida, prefieren ir tras el ideal americano, buscar mejores oportunidades profesionales y económicas, antes que esperar que la actualización del modelo cubano genere las riquezas que necesita el
pueblo para disfrutar de mayor bienestar o alcanzar “el socialismo próspero y sostenible” que se enuncia. Se calcula que más de 1200 cubanos han llegado recientemente a los EUA a través de corredores humanitarios habilitados en Centroamérica.
Aunque ningún representante del gobierno de Obama ha mencionado la posibilidad de que cese la Ley de Ajuste Cubano, muchos auguran su cercano fin y por eso quienes se plantearon residir en ese país, se han apurado a dar el paso. Van por una prosperidad que en Cuba no les parece alcanzable.
La próxima batalla
Tal vez para esas cubanas y cubanos la promesa del American way of life no les suena
ajena a pesar de la distancia política de más. de medio siglo, porque la ideología viaja (se instala y recrea) de maneras sutiles: a través de las películas y series estadounidenses que trasmite la Televisión Cubana o que contiene el paquete semanal –una manera alternativa de distribución de videos y otras producciones– , o también con el uso de la ropa y otros productos que envía la familia cubano- americana… Por eso, es en ese plano de las ideas donde está el desafío planteado para la sobrevida de la Revolución cubana. Ya lo había dicho Fidel Castro en la Universidad de La Habana, dependerá el futuro de nosotros, de nosotras; aunque ahora pareciera que Obama también dijo algo similar.
En clave comunicativa lo esencial es generar diálogo, sumar más voces a los espacios de construcción de nuestra alternativa nacional y que ganen legitimidad y
alcance los debates, la confrontación de ideas y propuestas sobre el presente y el futuro de la nación, sin que ello sea privilegio de un sector o clase, o en respuesta a una agenda que se elabora fuera e Cuba o en una sola esquina del país. En ese sentido, como en otras épocas históricas, nada humano nos ha de ser ajeno para cultivar valores socialistas, para transformar la subjetividad que sostiene al egoísmo, al pesimismo, al inmovilismo, al conformismo, a la privatización y construir imaginarios colectivos que movilicen y reencanten con el proyecto de la esperanza compartida y multiplicada, que sembró lo mejor de la tradición de lucha por la independencia cubana y que la Revolución triunfante de 1959 ha asumido como principio.
En el blog A mano y sin permiso (2), Carlos Lage Codorniú escribió “Cuba ganó una gran batalla por resistir y perseverar, pero solo podrá ganar la próxima en la medida en que sea capaz de cambiar y adaptarse al nuevo contexto, de rescatar (ahora es posible) la esencia del proyecto emancipador que nos condujo hasta aquí”.
notas:
1- “Comunicación y política tras el 17 de diciembre”, tomado de http://cartasdesdecuba.com/comunicacion-y-politica-tras-el-17d/
2-http://amanoysinpermio.blogspot.com/2016/03/obama-metodos-y-metodologos.html
tomado de América en movimiento
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