La Agenda, sin perder su sentido utilitario, es un espacio de diálogo, no es un soporte estático, sino un interlocutor que nos nutre y con el que podemos reflexionar desde diversas perspectivas, favoreciendo la construcción y la transformación personal y social, desde una perspectiva inclusiva y macroecuménica, que abraza y refleja las diferentes cosmovisiones, realidades y utopías de la América toda como esa Patria Grande, en constante búsqueda de la armonía con la Patria Mayor que es la Humanidad y el Planeta todo.
Con esta visión, en un espacio cargado de armonía y buenas energías, nos dimos cita en Bayamo integrantes del Nodo de la Red de educadoras y educadores populares de esta ciudad, de la plataforma macroecuménica, trabajadoras del sector de la cultura y otras personas que se acercaron sencillamente atraídas por el encuentro.
Con la acostumbra calidez de los espacios de intercambio que se promueven por el CMMLK y la Red, reflexionamos sobre la presencia de Haití en la obra pictórica de Carlos Enrique, gracias a reveladores detalles presentados por la investigadora Dayamí Cué Cedeño, del Centro de Superación para la Cultura en Granma, que permitieron visibilizar un cambio en el discurso del artista luego de su acercamiento a la cultura, habitantes y en particular las mujeres y la mística de Haití. Este fue una especie de homenaje desde el debate, a este pueblo caribeño a quien se dedicó este año el Grito de los excluidos.
Agenda Latinoamericana 2012.
No es una sorpresa que cada año la Agenda nos invoque a la reflexión desde nuestras prácticas mediante una riqueza de textos, fruto de las vivencias, aprendizajes y urgencia de América y el mundo.
La última propuesta problematiza sobre cómo ejercer el derecho a la vida, los estilos que asumimos, los estándares consumistas e inequitativos que promueven los modelos hegemónicos, a los que no escapamos ciudadanos de países capitalistas y otros con visiones o posturas más socialistas o de izquierda.
Pone sobre el tapete la visión del “Buen Vivir”, pero no como un modelo tradicional o natural de nacer, crecer, reproducirse y morir, sino como una práctica crítica constante, primero hacia el interior de cada ser humano y después con su entorno y la sociedad, para aprovechar el privilegio de andar por la vida pero con sentido y responsabilidad de transformación por el mejoramiento humano.
“Lo que está en juego bajo la temática de todo este debate, es la inviabilidad del sistema actual y la necesidad de esforzarnos por encontrar una alternativa, comenzando sin duda por cambiar nuestras cabezas,” señala José María Vigil, en el texto de presentación de la Agenda Latinoamericana Mundial, en su edición del 2012.
Esta propuesta nos llega a cubanas y cubanos en un momento crucial donde reflexionamos sobre las maneras y vías para actualizar nuestro modelo económico y social. Se percibe cierta inclinación a potenciar con urgencia la producción de todo aquello que luego pueda ser comercializado. Esto, lógicamente, mejorará el estado financiero de empresas y el Estado, algo lícito, no hay dudas; pero queremos que se reflexione también si es este el modelo que necesitamos.
Una visión de “vivir bien” a partir de la acumulación de productos y dinero que nos permita planificar y hacer cosas, nos llevará ineludiblemente a buscar más productos para más dinero. Pero si queremos trabajar por el “buen vivir”, ese estilo donde la armonía entre seres humanos y naturaleza es más importante, podemos optar por otros estilos de planificación y desarrollo, en donde lo “necesario es suficiente” como dijera Frei Betto.
De este estilo de vida hay ejemplos en Cuba. Socializarlos, compartirlos, reflexionarlos, y de ser posible, secundarlo cada quien en su contexto y vivencia, es un reto y un llamado para este 2012, como mismo nos invita la Agenda Latinoamericana.
Por Alcides García Carrazana. Colaborador del CMMLK.
