Presente siempre en el espacio “Mirar desde la sospecha” ―que auspicia la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba [UNEAC]―, ya sea como moderadora, ponente, o como participante y cómplice de un proyecto que comenzara en febrero de este año junto a las periodistas Lirians Gordillo y Helen Hernández Hormilla, la investigadora Danae C. Diéguez apuesta por este espacio de diálogo como paso primero y necesario para construir entre todos y todas estrategias inclusivas, que tributen a lograr una representación de género equitativa, en el arte y la cultura cubana.
¿Cómo y por qué se creó el espacio “Mirar desde la sospecha”?
“Mirar…” era como un sueño viejo que se me ocurrió cuando pensé que desde la UNEAC se podía construir una plataforma de debate, de discusión sobre los temas de género, pero anclados en el mundo de la cultura artística, porque espacios interesantes hay en otras instituciones relacionados con el tema de género, pero consideraba que desde el área del arte y la literatura no era este un tópico que se hubiera debatido profundamente.
»A partir de ahí nos unimos para pensar el espacio, construirlo juntas, así que somos tres coordinadoras que mantenemos un espacio fijo de debate ―los segundos jueves de cada mes, en la Sala Villena de la UNEAC― donde los temas de género sean la puerta de entrada para hablar sobre esas representaciones en el mundo cultural cubano, específicamente en el espacio artístico y literario, y que al mismo tiempo nos permita incluir otras categorías, como puede ser la raza y otros tópicos que ahora mismo son álgidos dentro de la sociedad cubana.
»Desde el primer día, el primer asombro y la primera satisfacción fue el público, pues estuvo llena la sala. Teníamos un antecedente importante que fue el Primer Coloquio “Tiene que haber otro modo”. Eso demostró que era un tema necesario para discutir y reflexionar, pero además para construir en conjunto.
»Una de las primeras ganancias que hemos tenido hasta ahora es el público, un público casi cautivo que repite la cita los segundos jueves de cada mes y gente nueva que siempre se suma. Otra ganancia importante es el discutir problemáticas que son puntos candentes dentro de la temática de género y otra lo es el haber tenido a especialistas de puntería para compartir en esos encuentros, pues el haber contado con nombres que tienen una autorización en el tema, le da legitimidad al espacio.
»Otro logro ha sido que en los paneles no siempre quienes estemos tengamos comunidad de criterios, sino que haya una multiplicidad de puntos de vista, porque lo que nos interesa es debatir y pensarnos, en general. Así ha habido espacios muy interesantes como el dedicado al video clip, en el cual no todos los integrantes de la mesa, y tampoco el público, estaban de acuerdo con los criterios que se expusieron.
»Similar fue lo que ocurrió en el dedicado a la representación de la sexualidad en los programas infantiles, que generó debates interesantes; o cuando hablamos sobre si filman diferente, o no, las mujeres. Y era lo que pretendíamos desde el principio, que esto se convirtiera en un espacio de discusión colectiva que devendrá luego una multimedia donde esté la relatoría de cada uno de los encuentros, lo cual quedará como referente para investigadores, pero quizá también para otras personas interesadas, para pensarnos como país, desde la cultura».
Además de los especialistas en el tema de género han tenido como invitados a representantes de instituciones, decisores de las políticas culturales. ¿Cómo ha fluido el diálogo con ellos?
Personas del ejecutivo de la UNEAC siempre nos han estado acompañando en este proceso, que son también decisores en una institución tan importante en nuestro país. Hemos intentado en todos los espacios contar con la presencia de esos funcionarios. No siempre lo hemos logrado. Pero creo que nuestro espacio ya con siete encuentros ha ido demostrando su valor, su importancia, el hecho de que no somos “un grupo de mujeres”, como a veces se nos achaca, “que venimos a quejarnos de que somos invisibles”, y no se trata de eso, aquí se discuten cosas mucho más profundas que tienen que ver con la equidad, con la justicia, con el ser humano, con los sujetos en general, y eso necesita credibilidad.
»Hemos tenido diálogo con algunas personas de instituciones que hemos invitado y que han estado aquí, pero yo creo que el resultado más importante, concretamente, se vio cuando nos unimos, este espacio y el espacio “Ver para Creer”, que llevan Magda González Grau y Gustavo Arcos, para debatir la censura al teleplay Eclipse, dirigido por Delso Aquino.
»La censura estaba basada en que algunos funcionarios sostenían que en el material la mujer estaba representada como objeto sexual, pero nunca le habían preguntado a nadie que estudiara los temas de género si eso realmente pasaba. El teleplay finalmente salió al aire, pues los especialistas determinaron que no había sino la recreación en pantalla de la sexualidad y el placer en las personas. Eso es lo que queremos que suceda, que podamos contribuir entre todos, que busquemos entre los especialistas, eso a corto plazo, porque a largo plazo queremos lograr la visibilización del tema».
¿Por qué el énfasis en abordar la problemática de las representaciones de género en la televisión, el video clip, el cine; en el audiovisual en general?
Ha sido una concurrencia de factores. Primero dos de las coordinadoras del espacio ―Lirians Gordillo y yo― nos hemos ido especializando en el tema audiovisual y hemos contado siempre con el apoyo de la Doctora Isabel Moya, que es especialista en Género y Comunicación. Además, nuestro espacio, aunque es potenciado por la UNEAC en general, pertenece a la sección de Cine, Radio y Televisión. Esos elementos han sido determinantes, pero sin dudas también tiene que ver el hecho de que los medios de comunicación son impactantes y trabajan sobre el imaginario simbólico de una sociedad con mucha más fuerza que otros relatos artísticos. No quiere decir esto que no los hemos tenido en cuenta y no los vamos a seguir teniendo en cuenta, pero ha sido el impacto, sobre todo de los medios de comunicación masiva lo que nos ha hecho ubicarlos en un primer plano. Pero sin dudas vamos a trabajar con la literatura, con las artes pláticas, con la enseñanza artística.
¿Han concebido alguna otra estrategia de visibilización de estos temas, además de la multimedia?
Este proyecto empezó siendo una conversación con Gabriel Coderch, coordinador del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), una ONG muy activa en la sociedad civil cubana. A partir de ahí se decidió crear un Programa de Género y Cultura y amparados en él, se hicieron las coordinaciones con la UNEAC para realizar lose encuentros. Pero también realizamos otras actividades. Entre ellas, aunque aún poco visible en los medios, ha sido muy importante la relación que se ha establecido entre los estudiantes del Instituto Superior de Diseño, de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana (UH) y de la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte ―donde trabajo―, a quienes impartimos talleres de representaciones de género y con quienes trabajamos luego para construir la campaña que pudiera liderar este año la Jornada de Lucha Contra la Violencia hacia la Mujer.
»Con esos estudiantes laboramos en diferentes comunidades y creamos grupos de trabajo de los que resultaron cinco campañas, de las cuales seleccionamos una, con la que ahora mismo está trabajando el grupo OAR, pero que ya fue asumido también por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y esa es una manera de trabajar desde otros espacios. Como parte de la campaña habrá intercambios en comunidades, y se confeccionarán materiales impresos, accesorios, todo trabajado con una imagen seductora estéticamente, porque una de las cosas que no queremos es renunciar al concepto estético, al efecto visual.
»También vamos a hacer un grupo de programas con en el Canal Habana ―en el espacio “Secuencia”, que dirige Juan Carlos Travieso― sobre las representaciones de género en el audiovisual. Vamos a tener la peña de Eduardo Sosa en noviembre, dedicada al tema de la violencia de género, a la cual se sumó Rochy, quien tiene un proyecto relacionado con ese tema.
»Igualmente vamos a realizar un taller con niños y niñas de una escuela de arte en nivel elemental, a quienes les vamos a impartir unos talleres sobre violencia de género, muy elementales, y luego con un profesor de artes plásticas vamos a construir un gran mural que recoja su visión sobre el tema. Así que poco a poco estamos tratando de que el tema no se quede entre los académicos, los investigadores, los especialistas.
»Nos gustaría vincular a otras instituciones y a otros espacios en los que se trabaje el tema para juntos crear redes que impulsen este trabajo, desde el principio fundamental que nos planteamos al inicio, que fue el no tratar el género desde el arte a modo de panfleto, sino que quedara claro que al tener una mirada de género sobre las representaciones artísticas significa también dialogar con lo estético y significa abordar no solo el qué, en las obras: la mujer aparece o no, cómo está vista; sino además preocuparnos por los lenguajes, para que también a través de los lenguajes artísticos se develara cómo las representaciones reproducen hegemonía patriarcal, sexismo».
¿Si existe una producción de conocimiento, un desarrollo del pensamiento científico sobre el tema de género en nuestro país, por qué crees que persiste el distanciamiento entre esas reflexiones y los productos comunicativos o artísticos que se están generando?
La fuerza más importante que han tenido esos estudios ha estado en la academia y la academia en Cuba ha tenido un desarrollo interesantísimo desde varias disciplinas en cuanto a estudios de género, pero estos estudios provienen de la Teoría Feminista y el feminismo sigue siendo todavía una mala palabra en las prácticas cotidianas de las personas.
»Cuando se habla con algunas mujeres o algunos hombres que abordan el tema desde el arte, estos niegan el feminismo, porque el feminismo ha sido vilipendiado por la ignorancia acerca de lo que significa realmente. Creo que ahí está el primer obstáculo para poder entendernos, pues no hablamos un mismo lenguaje, falta lo que en la academia llamaríamos “homologación de conceptos”. Por eso provocó tanta polémica la frase de Isabel Moya: “tenemos que construir una contracultura feminista”, porque el feminismo sigue siendo mal entendido.
»A la academia le ha faltado llegar a esos espacios de prácticas cotidianas, de prácticas artísticas y quienes las realizan, o sus responsables no se han acercado al espacio académico. Aunque hay pasos muy importantes que se han dado. Está la cátedra de la mujer dirigida por Norma Vasallo, en la UH; el trabajo de Isabel Moya sobre Género y Comunicación, lo que ha logrado el Centro Félix Varela con sus talleres, o el Centro Martin Luther King, con la Educación Popular.
»Por otra parte, creo que hay una amnesia histórica, un olvido de dónde venimos, porque no hemos leído lo suficiente sobre las luchas de las mujeres cubanas, lo que lograron en la década del 20 del siglo pasado y lo que han logrado las mujeres en el mundo. No se puede olvidar eso, como tampoco pueden olvidar u obviar quienes trabajan la categoría de género, que esta se desprende del feminismo y que es esta una categoría necesaria desde donde analizar, mirar y entender el mundo, fundamentalmente en el sector de la cultura artística».
El Primer Coloquio “Tiene que haber otro modo”, sobre la violencia de género en las artes, sesionó en la Sala Villena de la UNEAC en el mes de diciembre de 2010, organizado por las coordinadoras de este espacio en conjunto con OAR y la UNEAC
La Jornada de Lucha Contra la Violencia hacia la mujer se celebra internacionalmente en torno a la fecha del 25 de noviembre.
por: Cosette Celecia
Tomado del sitio de la UNEAC