Como predicadora ha sido invitada la reverenda Rebeca Montemayor de la Iglesia Bautista de México, pastora que ha acompañado en diferentes momentos la experiencia de crecimiento de una iglesia que camina con su gente.
Igualmente se aprovechará la ocasión para homenajear a Teresa Real, fundadora de la Misión que dio lugar a la IBEM, y a los diáconos Ramiro Arias y Jorge Fascenda, sino también a la licenciada Adalys Vázquez, y a los pastores fundadores Clara Rodés González y Raúl Suárez Ramos.
Pero dejemos que sean estos fragmentos del sermón pronunciado el 29 de marzo de 2005, hace ya siete años y tomadas del libro Para avivar el espíritu. La inquieta palabra del pastor Raúl Suárez, que tendrá su presentación para los miembros de esta comunidad el próximo sábado 31 de marzo, a las dos de la tarde en el Centro Memorial Martin Luther King, las que expresen lo que es ser iglesia con corazón de pueblo.
CON LAS BRISAS DEL ESPÍRITU
Como narra el libro primero de Samuel, Ebenezer quiere decir en hebreo “piedra de ayuda”. Es el nombre que el profeta pone a una piedra para ubicar el sitio donde ese mismo pueblo venció a los filisteos con la ayuda de Dios y para acentuar esta idea: “Hasta aquí nos ha ayudado el Señor”.
Hoy celebramos la vida de una iglesia que intenta resucitar en Jesús la fe y la esperanza para los tiempos que vivimos. ¡Aleluya!, qué alegría dedicar este tiempo a festejar los momentos y esfuerzos compartidos, qué alegría poder dar gracias a Dios por el camino recorrido, por las vidas encontradas y hermanadas en este proyecto de comunidad, imperfecto y humano, pero que aún nos seduce, nos apasiona, nos sorprende y nos compromete.
¿Por qué estamos aquí, a pesar de qué y por causa de qué? Ebenezer es un lugar donde el pueblo de Israel sufrió derrotas frente a los filisteos, como narra el libro primero de Samuel. Ebenezer, que quiere decir en hebreo «piedra de ayuda», es el nombre que el profeta pone a una piedra para ubicar el sitio donde ese mismo pueblo venció a los filisteos con la ayuda de Dios y para acentuar la idea: «hasta aquí nos ha ayudado el Señor».
¿Como grupo humano y social qué significa ser iglesia, ser comunidad organizada para la misión? Dar respuesta a las necesidades pastorales de la comunidad, a las realidades de las personas, a las metas y objetivos que nos queremos trazar. Ser, además, una organización que no se fosilice sino que se renueve de acuerdo a las demandas de los tiempos; promover un liderazgo compartido, democrático, no paternalista, ni autocrático, que estimule el crecimiento y la participación de todos.
Una organización que sea flexible, abierta al cambio, donde se transformen o solucionen los conflictos positiva y creativamente. Una Iglesia que sea portadora de una mística y espiritualidad bíblica, que siembre relaciones interpersonales de cooperación, amistad, ayuda y comprensión, no de competencia y obligación, con una clara visión de futuro y defienda la diversidad de dones, servicios y cooperación.
Tener clara una misión es contar con un sólido fundamento bíblico, ese que encontramos en Epístola a los Hebreos: «Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras» (Hb 10,24). Ser cada vez más claros, transparentes, comunicativos, es decir, ser constructores de unidad, agentes de reconciliación, sabios reparadores de sueños. Amén. (*Raúl Suárez Ramos*)