Pasada la primera semana del taller básico en aquel abril ya lejano, y después de varios reencuentros intermedios en casa de Paola y Paty, ya sólo nos quedaba esperar, con feliz ansiedad, la llegada de nuestra segunda semana. Y sí, finalmente del 10 al 15 del pasado septiembre, el sueño se hizo realidad. Otra vez nos reuníamos en el CMMLK esas más de cuarenta y cinco personas dispuestas a formarse como multiplicadores y multiplicadoras de la concepción y metodología de la educación popular.
¿Qué pasó a partir de aquella primera semana?, ¿qué reflexiones y vivencias compartimos al entrar en la segunda?
He aquí lo que un grupo de talleristas nos cuenta. En este primer caso, a ritmo de hip-hop, bajo el título de “Encontré el camino”, y la inspiración de aquella estrofa de un poema de Guillén, que a modo de coro, se inserta aquí:
“Con el alma encarnecida / Abajo, sueño y trabajo / Ya estará el de abajo arriba / Cuando el de arriba esté abajo”.
“Encontré un camino, amigos, estilos / Variedad de pensamientos válidos / Todos por el mismo trillo / Gozo, aprendo, bailo, río / No hay quien me quite la risa / De eso se encarga Rainer, confuso amigo. Yo crecí, aprendí / Y me enojé también / Todo esto sentí en este taller. / Lo que siento no lo puedo comprender Si es amor, es dolor / O será mi fe. Villa Clara, Matanzas, Pinar, Santiago, Nicaragua, Granma, La Habana, de Chile / Mapache Chago / Los amo a todos y le doy valor / No se me olvidó Ecuador /Jorge de corazón / Venezuela, México en representación / Igualmente coordinadores No pudieron ser mejores / Ania, Leybiz, Jesús, Marcel / Mis felicitaciones.
Hoy descubrí cuanto amor hay en mí / Sembraré rosas blancas para ti.
Lo negativo es positivo / Así me guío, no fío / Si los errores son reconocidos / Entonces jamás seremos vencidos / Sin egocentrismo / Ni extensos textos, es un reto / Algo fresco, poco tiempo.
Para un taller con clima, alma, / Vida, amor y respeto. Hacia todas partes voy / Arte soy entre las artes / Educación Popular es lo que soy / Por eso voy a edificar a construir / A progresar, a transformar, a procrear / Un sentimiento similar en la comunidad / Yo se que tú te vas a sumar.
Tatá Julián me tá decí / Que tú tá ser mejor que antes / Que con el taller pa’lante, pa’lante / Ponle tres velas, comino y picante / Pero ponle corazón de gigante”.
Y ya de vuelta a casa, concluido finalmente el taller en sus dos semanas, Chago, desde Chile nos entrega una confesión para la reflexión. El joven educador popular chileno, tal vez impregnado de la soltura cubana que también el taller de educación popular cubana aporta, comparte con nosotros y nosotras:
“La máquina de esta sociedad me atrapa. Yo la trato de resistir de la forma más hidalga posible, me aferro a recuerdos, a sueños, a aprendizajes colectivos, a atisbos de nueva sociedad… Y es en esa lógica que evoco el taller vivido con ustedes en el CMMLK, como un regalo, como una posibilidad, como un impulso a resistir, a crear, a rebelarse de forma consecuente con través de los sentidos políticos y éticos que nos da la Educación Popular.
Esta formidable herramienta constructora de nuevos sujetos populares siempre capaces de inventarse y reinventar, en un movimiento continuo, el mundo de la vida, de las relaciones sociales, es también un nuevo topo subterráneo maestro de obras con la potencialidad de levantar puentes colgantes que atraviesan costas, montañas, cordilleras…
Y por ese puente colgante debemos conectar a nuestra América rebelde, compartiendo experiencias, sabores, sinsabores, caminos, aciertos y desaciertos.
Es en la lucha por una mejor vida, es en la lucha antimperialista, anticapitalista que encontramos las claves. Así, en ese dialogo forjaremos las comuniones que nos permitirán gritar a todo pulmón, a los cuatro vientos, las nuevas buenas nuevas…
Un abrazo grande, grande… Para que nuestro mirar, para que nuestros ojos sean faros y no cortinas de hierro.
Y como nos dice un amigo, anónimo poeta del Chile popular, tan anónimo como la gran mayoría de mi país que no somos rostros de los estelares de televisión, que no compartimos con ellos el festín del egoísmo y la dominación: Ser protagonistas de cada sueño. Ser… ¡esa es la respuesta! Ser, mientras se pueda responder. Ser, hasta el concho de la vida. Hay que creer que se puede vivir alimentando los sueños. Vivir, vivir honestamente, sin mentirse a sí mismos, rebelándose hasta contra el amor si este huele a falacia. Hacerse cargo hasta de los agujeros negros.
Rebeldía y consecuencia. Asumir hasta la última palabra pronunciada. Rebeldía y consecuencia. Gracias por incorporar nuevos cristales y colores a mi calidoscopio, ahora llenito de Cuba, de santerías, sonrisas, miradas, vinos compartidos y caminatas habaneras…”
Mientras tanto, Suzette, esa muchacha cubana que vino al taller desde la entrañable experiencia de La Marina matancera —en particular desde “El patio de los cuentos”—, da su voz para compartir esta íntima revelación:
“He regresado a mi refugio. Aquí todo parece igual, el mar, las luces, el aire fresco, las manos cálidas de quienes me esperan, las cortinas, mi cama, el olor acostumbrado. Pero lo que no se siente igual es esta mujer en un cuerpo tan pequeño y con un corazón más grande, tuvo que crecer mucho para sentirlos a todos dentro, para meterlos ahí, justo en lo mejor de mí.”
Yoli, la nicaragüense que hoy se siente parte de Cuba y sus gentes, tampoco quiere callar. Ella nos regala su palabra para compartir lo vivido:
“La sensación sigue viva… he vuelto a la cantera. He encontrado nuevas rocas para lijar. Esta vez he conseguido también nuevas herramientas; mas oxígeno para mis pulmones y grandes deseos de continuar. El taller se ha quedado anidado en mí, como se ha quedado la imagen, la belleza de espíritu que cada una y cada uno nos ofrendamos. Tengo ahora muchos más retos que antes. Gracias por la entrega de todos y todas, gracias por las nuevas vistas que ensanchan hoy en la mía.
Tengo una deuda con esta sociedad: la de seguir compartiendo y seguir dando a cambio de recibir conocimientos, experiencias, ideas y, por qué no, también mucho del buen amor que aquí se expresa. Un millón de gracias por haberme hecho partícipe de este espacio infinito, de este lugar propicio para la vida. Sigamos pues nadando en este inmenso mar de propuestas, de realidades, de verdades y, sobre todo, de desafíos continuos que nos propone la educación popular”.
Creo que sí. No hay crónica más hermosa que estas confesiones, parte de los saldos que este taller básico comparte con aquellas y aquellos que se mantienen decididos al compromiso que la construcción de un mundo mejor reclama.