Las tres décadas de existencia del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero son una prueba de cómo se pueden conjugar la fe y el compromiso social en el proyecto humanista que inició el 1ro. de Enero de 1959.
Esa organización de inspiración cristiana —que lleva el nombre del Arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 por su activismo en contra de la represión a los pobres de su país— hace mucho que salió de los claustros para estar presente en las calles cubanas con distintos proyectos sociales.
Integrado por personas de múltiples sectores, creyentes y no creyentes, el Grupo Romero ha abordado los temas polémicos de su tiempo, incluso aquellos que pocos asocian con la actividad religiosa.
Durante los últimos años ha sido un importante actor en las campañas, lideradas por organismos como la Federación de Mujeres Cubanas y el Centro Nacional de Educación Sexual, entre muchos otros.
A partir del 2012, se propusieron aunar sus actividades, tanto a nivel de reflexión como de trabajo en los territorios, en una única plataforma a favor de la equidad y el desarrollo social.
Su coordinador general, Gabriel Coderch, explicó a Granma este jueves que ese compromiso nace del respaldo del Grupo al proyecto socialista como alternativa de emancipación humana.
“Hemos hecho nuestro también el llamado de Raúl a recuperar los valores que tanta falta hacen para dignificar una Revolución humanista como la cubana”, añadió.
Esas son las razones éticas que los llevan a condenar en todos los espacios posibles el bloqueo de Estados Unidos, por ser antihumano y anticristiano, así como a respaldar la lucha por el regreso de los antiterroristas que permanecen en cárceles norteamericanas.
Más allá de su activismo en los temas de género y equidad, su labor hacia el interior de la sociedad a lo largo de estos años ha servido también para ayudar en la comprensión del fenómeno de la religión en toda su diversidad, afirmó Coderch.
FE, REVOLUCIÓN, CULTURA Y DESARROLLO LOCAL
Fieles al valor que han otorgado siempre al debate y la reflexión, el Grupo Romero reunió este jueves a académicos sin afiliación religiosa, activistas y personalidades de las instituciones cubanas vinculadas al trabajo de la organización, en un corto pero productivo simposio sobre Fe, Revolución, Cultura y Desarrollo local.
La doctora Georgina Alfonso, del Instituto de Filosofía de Cuba, destacó que la riqueza y diversidad del pensamiento que se ha producido en más de 50 años de Revolución, es lo que nos permite poder abordar ahora en toda su dimensión el proceso de actualización para construir el “socialismo que los cubanos queremos vivir”.
El sociólogo y escritor Aurelio Alonso, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2013, apuntó que cada día crece más la comprensión de la legitimidad de la fe, como exprensión de la subjetividad y la cultura, dentro de la construcción de un proceso revolucionario.
Se ha superado en gran medida —dijo— esa visión de que fe y militancia política eran dos campos o creencias irreconciliables.
Sobre esa misma línea, la Doctora en Ciencias Filosóficas y Profesora Titular de la Universidad de La Habana, Ana Cairo, hizo un llamado a una comprensión más amplia de los conceptos de intelectualidad y cultura.
Son problemas que atañen a toda la sociedad y no a un selecto grupo. Su solución pasa por una amplia participación ciudadana, agregó.
Respecto al Grupo Romero, calificó de extraordinario el proyecto cultural que llevan adelante, y señaló que del éxito de todas esas iniciativas; de las más grandes a las más pequeñas, las colectivas y las individuales, depende también el futuro de la cultura del país en su sentido más amplio.