A la interrogante inicial se sumaron otras, formuladas por los estudiantes que participaron en el intercambio: quiénes apoyan a los golpistas en las manifestaciones públicas en Honduras, cómo fue posible formar a individuos capaces de deshumanizarse y agredir a sus propios hermanos, de qué le sirve al gobierno de Uribe las siete bases en territorio colombiano?
Pável Alemán, jurista e investigador del Centro de Estudios de América, comentó el papel que ha tenido la presencia militar en la región, con la función de controlar espacios geográficos estratégicos. En la situación actual se convierte en un mecanismo de control político “contra los movimientos sociales que se han radicalizado en la lucha o contra aquellos estados que tienen políticas nacionalistas y tendencias más radicales.”
Las siete bases en Colombia persiguen el propósito de “fortalecer la capacidad militar del Ejército colombiano de cara al conflicto armado que vive ese país y también es una expresión de amenaza ante naciones más radicales como Venezuela y Ecuador,” apuntó.
Honduras, más de 100 días
Ileana Capote Padrón, profesora titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales y exfuncionaria cubana en Honduras, compartió con los universitarios una caracterización de la nación centroamericana, las condiciones en las que Manuel Zelaya llegó a la presidencia y cómo transcurrió su mandato hasta el pasado 28 de junio, cuando recibió el golpe de Estado.
“Las masas populares, la sociedad civil se opusieron y quizás ese es el elemento más importante y de impacto para América Latina. Se busca un pacto social que responda a los intereses del pueblo.” A los golpistas les ha salido “equivocada la jugada.” Ha emergido “un movimiento social, en el que los excluidos han tomado la palestra nacional y eso es significativo para el despertar del continente,” añadió.
Estefanía Aguilar Guandique, estudiante de Ingeniería Química en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría., contó de su última estancia de las vacaciones en Tegucigalpa. No fue como imaginó cuando añoraba a su familia en los primeros tiempos.
“Me decían que al volver iba a sentir que todo estaba igual… Pero no fue así. Noté que mi ciudad había cambiado mucho. Pasé las vacaciones en movilizaciones. Todos los días a las 8 de la mañana nos reuníamos en una universidad para marchar.” La brutalidad policial se ensañaban sobre todo contra las mujeres y los jóvenes porque son los más vulnerables.
Desde el lobby de la facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana un mural llamaba a hacer un alto, justo a pocos metros del teatro a donde acudieron estudiantes de varias nacionalidades a compartir inquietudes y certezas sobre la actual situación de la región latinoamericana y a respaldar a los pueblos hondureño y colombiano.
Los carteles sobre el mural y en los laterales del teatro hablaban por sí solos: “Bota la bota militar”, “Paz contra militarización” “América se despierta.”