“Volver a las raíces del movimiento de Jesús de Nazaret, recuperar la memoria histórica y buscar en el evangelio cristiano aquello que conmueva la conciencia de los hombres y mujeres haciéndoles sentir descontento con lo que no esté en plena conformidad con las enseñanzas de Jesús y sí con lo que despierte la esperanza, avive la fe y el compromiso de aquellas y aquellos que se han consagrado a comprender y vivir la ética del Reino de Dios y su justicia” fue el reclamo que hizo el reverendo Raúl Suárez, director del Centro Memorial Martin Luther King en el culto de celebración por el 70 aniversario del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), realizado ayer en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas.
En el acto, primero que se realiza en la zona occidental de la Isla, se reconocieron los aportes de hombres y mujeres (pastores, presbíteros, laicos, obispos y líderes) del movimiento ecuménico cubano, entre quienes destacan el Maestro de maestros René Castellanos, pastores como Francisco Rodés, Sergio Arce, Ofelia Miriam Ortega, Miguel Marcial Hernández, Luisa García, Carlos M. Piedra, Reinerio y Dorita Arce, la obispa Griselda Delgado, el obispo Benito Evans, entre otras y otros que han promovido el sentido de unidad y cooperación cristiana de las iglesias evangélicas y protestantes en Cuba.
“Necesitamos un cambio de mentalidad, retomar aquel “primer amor”, sentirnos conmovidos por el aquí y el ahora”, expresó enfático el reverendo Suárez, también diputado al parlamento cubano, quien reconoció la necesidad de recuperar “nuestra identidad como iglesia evangélica y protestante más allá del concepto estrecho de lo denominacional.
Fue en el templo de la Iglesia Presbiteriana de La Habana donde se reunieron líderes de las iglesias Bautista Oriental, Presbiteriana, Metodista, de Dios, Episcopal, Los Amigos, Ejército de Salvación y Metodista Africana. Aquel 28 de mayo de 1941 nacía el Movimiento Ecuménico Cubano con la constitución del Concilio de Iglesias Evangélicas de Cuba.
El Concilio fue el espacio para que sus miembros expresaran sus opiniones sobre cuestiones sociales, morales o religiosas que involucraban al movimiento evangélico de Cuba. Desde entonces se fomentaron relaciones con otras iglesias e instituciones religiosas del país y el mundo para promover convenciones o asambleas y alentar la participación en tareas de interés común.
Numerosas han sido las maneras en que el espíritu ecuménico se ha manifestado a lo largo de estos setenta largos años. En momentos en que el país asume cambios sustanciales con un grupo de medidas que deben contribuir a la búsqueda de una mayor racionalidad y eficiencia de su sistema económico pero también a una sociedad mucho más participativa, el CIC tiene el desafío de acompañar el proceso desde una acción pastoral y profética más activa y movilizadora encarnada, sentida y reflexionada.
Tal vez esta pregunta: “¿Quién o qué es lo que camina o anda entre nuestras comunidades de fe, nuestras instituciones, nuestro movimiento ecuménico?”, lanzada por el reverendo Suárez en el culto de celebración por el setenta aniversario del CIC, sirva para volver a retomar ese primer amor y re-encantar con inteligencia y vocación de servicio renovados el espíritu de Dios para el aquí y el ahora de Cuba.