Estamos tarde. Son poco más de las diez y los de Noria no han podido terminar de acicalarse. Menos mal que casi al doblar el parque, en la milenaria rueda de la ceiba, están acomodamos desde muy temprano unos andamios como fondo del escenario: la luchada plataforma o tarima colapsó anoche, al parecer percibiendo que las libélulas matanceras mejor andamos siempre por abajo y bien adentro. Los libros se venden al igual que las manualidades que adornan las mesas de las artesanas, mientras la carpa médica gigante de Pastorita ofrece servicios de salud y promueve una mejor calidad de vida.
Para casi más de trescientas niños y niñas, adolescentes, jóvenes, adultos es un secreto que algo diferente va a suceder este domingo y el cual se inicia con Jenny Sonia y su novio quienes pintan caritas a voluntarios y un grueso árbol de quien sabe qué extraña especie, reparte mensajes sobre la Madre Tierra.
Los zancudos, ya preparados, inician su recorrido con lo sucedido en un país que está lejos, lejos pero muy cercano, donde un rey algo loco exigía producir sin querer saber lo que se cocinaba en las caldosas comunitarias de su reino. Fue un pasacalle de todos y todas que incluiría una ronda martiana, la reflexión acerca de la necesidad de ser escuchados desde la horizontalidad, de cooperar con el saneamiento de la zona junto a un llamado a los cuentapropistas para cuidar, cada uno y una, su pedacito de ciudad.
La mística tan necesaria nos unió a credos nuestros y con la legendaria ceiba que identifica el espacio, la que fue atada con cintas blancas hasta que interrumpió sus porqués Lo feo de Teresita Fernández, dándole así continuidad y, en cierta manera también inicio, al jolgorio ahora hechos bailes, poemas, declamaciones y otras demostraciones de los pequeños y grandes artistas de aquellos proyectos que acompañamos y nos acompañan. Se entregaron los premios del concurso Desde mi barrio transformo la ciudad, esta vez ganado por Mirta, la delegada de Matanzas Este, por la reanimación del sitio escaleras de Jaurequi y el Parque Watkin, Magalys con la iniciativa Por una playa más limpia, de corazón a corazón, basura al cesto, que se hace entre toda la red.
Poco antes de las dos de la tarde, cansados, pero llenos de magia, energía, sol, sudor, tierra y amor cerraba el espectáculo que conmovió este domingo al mismísimo corazón de Matanzas, una ciudad que celebraba a la Madre Tierra y su venidero 325 cumpleaños….
“Desde mi barrio, transformo la ciudad”, fue el concurso por el día internacional de la Madre Tierra, organizó la Red. No fueron muchos los trabajos, llegaron a 11. Se premiaron y reconocieron a Mirta la delegada con el trabajo en el Balcón de Jaurequi y el Parque Watkin, a Reinaldo del consejo popular Playa, quien logró limpiar microvertedero con sus vecinos, a Magalys y la red misma con la iniciativa “Por una playa más limpia”, de Corazón a Corazón, basura al cesto, los proyectos Cocomar y Meñiques del futuro, de Playa y Matanzas Oeste respectivamente, Iraida y su trabajo de permacultura en comunidad Bellamar, y Sheila, pionera de la escuela Francisco Vega Alemán también en Playa, que con su familia y vecinos limpiaron un buen tramo de basurero en la línea del tren. ¿Qué vamos a hacer como red para recibir 20 trabajos el año próximo?
Un pequeño gran logro nos puede inspirar: luego de terminar el, ya en la tarde noche la esquina de Castalia, (uno de los vertederos diagnosticados durante el pasacalles), estaba limpia, todo recogido y un cartel rojo de No echar basura aquí. ¿Quién fue, cómo ocurrió, donde están poniendo ahora los desechos? Ahora demos continuidad…. Comenzó el proceso de transformación.