El Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. se ha propuesto entre sus objetivos fundamentales, contribuir a la ampliación, organización, legitimidad, capacidad de incidencia y actuación de un tejido social comprometido con los valores de justicia, solidaridad y los derechos de la naturaleza para favorecer la participación eclesial, ecuménica y social y el protagonismo popular en los procesos de transformación social en curso; en tal sentido un énfasis importante lo constituye la formación tanto en Educación Popular como en teología liberadora. Para conocer cómo se ha desarrollado este proceso en el transcurso del 2019, Caminos dialoga con Ariel Dacal Díaz, integrante del equipo de formadores del CMMLK y miembro del Equipo de Acompañamiento a la región central.
¿Cuáles han sido los principales espacios de formación que ha coordinado la familia del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. y las redes que anima en lo que va de 2019?
Los principales espacios han sido los de formación básica: que incluyen los talleres básicos de Concepción y Metodología de la Educación Popular, y la formación de líderes, de la cual se realizó la primera etapa y próximamente tendrá lugar la segunda. Estos talleres son la puerta de entrada a las redes que acompañamos, y se han venido asentando y consolidando en los últimos años. Anterior a estos tuvo lugar el taller Ventana, espacio en el que se trabajó con los equipos de coordinación que facilitan luego en las regiones los procesos formativos mencionados. También podemos destacar que se ha fortalecido la formación regional, lo cual es una parte muy importante de nuestro sistema formativo; por otro lado, la selección de las personas que llegan, responde cada vez más a un análisis estrategico de los territorios, lo cual confirma la calidad y el para qué de estos espacios.
Realizamos también en este período por primera vez a nivel regional el taller de formador de formadores; esto responde en lo fundamental a que hemos subrayado como énfasis de trabajo la formación de formadores y formadoras, porque cada vez nos convencemos más que para crecer hay que formar. La puerta de entrada a sensibilizar, a problematizar, a proponer, desde la perspectiva tanto teológica como pedagógica de la Educación Popular, tiene que ser a través de una formación básica que contribuya en primer lugar a incrementar la membresía de nuestras redes, y en segundo lugar a consolidar la calidad formativa de las personas que permanecen en ellas. En general, el sistema ha crecido en clave de comprensión por parte de los territorios; ahora lleva un proceso de análisis, de ajustes y de seguimiento a las personas que estuvieron presentes.
¿Cómo valora el aprovechamiento de estos espacios?
Ha sido significativo en el taller de formador de formadores, que ha consolidado mucho sus sentidos y ha mostrado madurez. Aunque todavía quedan detalles por pulir y comprensión que lograr en los territorios, porque algunos tienen mayor nivel de apropiación, en general está muy claro el para qué de la formación que hacemos, sus contenidos, categorías fundamentales, métodos, concreciones metodológicas, sentidos generales de nuestra propuesta formativa de la cual hacen parte; dicho de manera más concreta, tenemos más claridad en la propuesta que hacemos y tenemos mejores perspectivas de fortalecer el trabajo al cual estamos llamados en el contexto actual.
¿Cuáles son los criterios fundamentales para la selección de las personas que llegan a los espacios de formación básica?
La selección es potestad de los territorios, que eligen personas que potencialmente puedan integrar la red, que puedan enriquecer su trabajo y otras que por su rol se necesita hacer incidencia sobre ellas para sensibilizar y que faciliten procesos. La cantidad y calidad de las propuestas se ha ido incrementando, coincide con la maduración de la concepción de redes a la cual invitamos a las personas a sumarse.
¿Y para la selección de formadoras y formadores?
Son personas que forman parte de los equipos de formación de las redes o potencialmente formadores y formadoras. Lo ideal sería que a estos espacios viniera ya la gente con tareas concretas, aunque sí salen con el compromiso de formar en este mismo año.
¿Qué puede decirnos sobre la actualización de los módulos y la revisión de los contenidos?
La revisión de los contenidos es constante, ningún taller se parece al otro, cada uno es un ensayo porque están en constante diálogo con el contexto que es cambiante y no entiende de planificación ni previsiones. Llega un momento en que el cúmulo de ajustes lleva a una revisión integral, caso en el que están varios de los módulos de la oferta temática que tenemos, sobre todo en Educación Popular. En cuanto a la formación socioteólogica, está siendo sometida a una exhaustiva reelaboración, se trata de recolocar el contenido, sistematizarlo, hacer producción teórica sobre esos contenidos. Son los dos grandes carriles que toma la formación que hacemos: Educación Popular y Teología Liberadora; estos tienen en sí mismos permanentes procesos de ebullición de los contenidos, y debemos revisar la integralidad de esos temas no solamente para sí, sino conectados con la secuencia de visión que estamos compartiendo.
¿Cuál es su valoración general sobre los resultados de los procesos formativos?
Se consolida el proceso de formación básica de ambas redes; el seguimiento dependerá de la calidad de nuestro acompañamiento, dónde están esas personas, qué tareas están teniendo, cuál es su acercamiento a las redes en general y a las propuestas formativas de las mismas. La formación en última instancia tributa al proceso de ampliación y consolidación de las redes, no es un fin en sí mismo y el crecimiento no es solo en la membresía sino en la calidad interpretativa y en la calidad de la apropiación de la propuesta liberadora que defiende y pretende multiplicar el Centro Martin Luther King.