Usted junto al padre Miguel d’Escoto, ex-Canciller de la República y ex-Presidente de las Naciones Unidas, han trabajado una propuesta de Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad que podrían ustedes proponer ante las Naciones Unidas. ¿Cómo surge esta idea, de dónde nace la idea de hacer esta propuesta de Declaración?
(…) Esa idea de una Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad, nació de la experiencia diplomática de Miguel d’Escoto. Como Presidente de la Asamblea, se ha dado cuenta que esa institución ya no corresponde al nivel de los problemas mundiales, y principalmente, de cara a los nuevos desafíos que, a partir de ahora, va a enfrentar la humanidad. Ya no se trata del desarrollo, ni de solamente Derechos Humanos, ahora se trata de cómo enfrentar las amenazas que pesan sobre la vida, sobre el planeta como un todo, y sobre la humanidad como familia humana. Para ello necesitamos de una situación que ponga eso en el centro de sus preocupaciones.
Usted y el padre Miguel d’Escoto hablaban de reinventar las Naciones Unidas, es decir, no encuentran ustedes soluciones válidas en este Foro del concierto de las naciones. Decían que se han olvidado de algunos principios básicos que primaron al momento de su fundación, y que desde luego, ahora ocurren guerras y hay países que sobreponen su posición por encima de los otros; no hay equidad en eso. Ustedes hablan de una reinvención desde adentro de Naciones Unidas.
De hecho, Naciones Unidas nació para evitar guerras y para favorecer el Desarrollo, la Paz, los Derechos, pero eso no ha funcionado, porque lo que cuenta en verdad, es el Consejo de Seguridad. Y ahí, las naciones que tienen derecho al veto porque ganaron la guerra, interponen sus vetos en todas las cuestiones que no interesan a sus estrategias; por lo tanto, no es un Organismo democrático, no piensa en la Humanidad, piensa en los intereses particulares de los pudientes de este mundo.
No se sabe cómo cambiar esa dinámica, y ahí la expresión feliz de Miguel d’Escoto: ¡hay que reinventarla! Hacer, a raíz de otros principios y otros moldes, para que sea efectivamente actuante, efectiva, para los problemas que ahora tenemos que enfrentar con urgencia.
Ustedes hablaban de la Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la humanidad y, presentan una Declaración que comprende 22 artículos que hablan de diversos temas; pero sobre todo, y fundamentalmente, el respeto a la Madre Tierra, el asunto ecológico, el calentamiento global (…) Hacen un llamado a tomar conciencia de que podríamos estar en extinción, y que no podemos continuar por la ruta que hemos venido siguiendo. Y no hablo sólo de los que sufrimos las consecuencias, sino de los países industrializados que han hecho una contaminación terrible, ¡hay un daño y trastornos a la naturaleza! Básicamente, ¿cuál es la posición de ustedes en esta Declaración Universal que promueven?
La idea de fondo es que la Tierra no necesita de nosotros, nosotros necesitamos de la Tierra. La Tierra puede seguir adelante tranquilamente sin nosotros; pero el problema es las relaciones que tenemos con la Tierra, que es una relación de explotación, de agresión, de total falta de cuidado. Entonces lo primero que hay que hacer, y sin el cual las demás medidas no tendrán eficacia, es cambiar nuestra mirada con respecto a la Tierra.
Entender la Madre Tierra como un baúl de recursos que uno puede explotar, sin entender la Tierra como fue definido oficialmente, proclamado en la ONU el 22 de abril de 2009: que la Tierra no solamente es Tierra que uno puede comprar, vender, manipular; que la Tierra es Madre, y una Madre no se compra, no se vende, no se manipula, sino que se cuida, se ama, se protege.
La primera visión, que corresponde a las tradiciones más antiguas de nuestros pueblos… de la Tonantzín, de la Pachamama, de la Magna Mater, que corresponde a lo más avanzado de la Ciencia, de la Vida y de la Tierra hoy, que entiende la Tierra como Gaia… Gaia es el nombre griego para decir la Tierra Viva, que articula los elementos físicos, químicos, biológicos, de tal manera que se hace siempre propicia a la Vida. Ese equilibrio que la Tierra tiene, fue afectado terriblemente por 300 años de explotación.
En esa ruta ya no podemos caminar, porque vamos al encuentro del abismo, por lo tanto, la Declaración parte de esa visión nueva: la Tierra es parte del Universo en evolución. Tierra y Humanidad componen una única entidad, que es la visión que los astronautas tienen cuando miran la Tierra desde afuera. La Tierra y la Humanidad son una sola cosa, y que el Ser Humano en la Tierra tiene esa misión de cuidar de la Tierra, de ser el guardián de su integridad, de su vitalidad, que ahora está amenazada.
De ahí vienen los puntos, a partir de esa visión más amplia, de cómo establecer principios, valores, que animen Gobiernos, instituciones, personas individuales para tener otra relación más favorable, más cuidadosa, más amorosa, que tiene como efecto, salvaguardar el futuro de la Vida, de la Humanidad e individual de cada persona.
Quiero mencionar los artículos 2 y 3: “El Bien Común de la Tierra y de la humanidad resulta de la utilización sostenible de los bienes renovables, como agua, suelos, productos forestales y vida marina, de forma que puedan ser repuestos y garantizados para las actuales y las futuras generaciones. El manejo de los bienes no renovables, como minerales y combustibles fósiles, debe ser realizado de tal forma que disminuya su extinción y no dañe gravemente el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad.”
El artículo 3 avisa sobre el modo de producción: “Adoptar patrones de producción y consumo que garanticen la vitalidad y la integridad de la Madre Tierra, la equidad social en la Humanidad, el consumo responsable y solidario y el Bien Vivir comunitario.” Es decir, es tocarlo todo, es cambiarlo todo, es una filosofía de vida que sería totalmente modificada, don Leonardo.
Creo que es consenso de gran parte de la comunidad científica, de los grandes biólogos y ambientalistas: O cambiamos o vamos al encuentro de lo peor; o ponemos en riesgo la supervivencia de la Especie Humana, si no hay alternativa. Ese camino que hemos seguido hasta hoy, que ha producido muchas ventajas, muchos beneficios, pero que se ha mostrado altamente destructivo, no alcanza a atender las demandas de toda la Humanidad, es un sistema fracasado que produce más destrucción que construcción. ¡Lo tenemos que cambiar!
El tiempo es urgente y debemos de tener sabiduría, tenemos que movilizar a la sociedad civil mundial, a las personas, los pueblos, las Iglesias… ¡lo que sea! para que encontremos otro rumbo. Tengo mucha esperanza, de que esa situación no es una tragedia, porque la tragedia termina mal; que es una crisis, la crisis acrisola, purifica, nos hace sufrir, pero nos obliga a pensar, nos hace creativos para descubrir alternativas.
Yo creo que vamos a descubrir alternativas, porque la vida es más fuerte que la muerte, y los Seres Humanos quieren vivir, y ahora, en ese riesgo, yo creo que vamos a ir… y la función del texto, creo que va a ser acogido como una plataforma que permita un comportamiento diferente, que sea bueno para todos.
Ustedes también hablan de las armas nucleares, hablando de vida o muerte, dicen que no son compatibles… “la existencia de armas nucleares, biológicas y químicas y otras armas de destrucción masiva, deben ser eliminadas totalmente.” Es una propuesta que seguramente no será bien recibida por las potencias mundiales que tienen control de estas armas.
Sí, la tendencia de Obama, que es el Presidente de la potencia imperial del mundo, es disminuir, y la tendencia es destruir, eliminar totalmente; porque las armas están dentro de un proyecto de dominación del mundo, por la violencia, por el miedo. Ese modelo, ese paradigma de la dominación tiene que ser sustituido por el modelo del cuidado, de la convivencia, de la cooperación, no sólo de la competencia; y las armas nucleares están al servicio del viejo modelo, que es destructivo. Por eso tiene que ser destruido, porque si hoy… y eso lo ha dicho muy bien Miguel d’Escoto en su discurso inaugural en la ONU: que si utilizamos las armas ya montadas, podemos destruir varias veces toda la especie humana. Y eso no es posible.
Hablando un poco de justicia, de reivindicación de derechos en el plano de la salud, ustedes también tienen una propuesta muy clara y hablan que las medicinas producidas por laboratorios privados, deben de pertenecer, luego de 5 años, al Bien Común, e inmediatamente ponerlas a disposición de emergencias de la humanidad. Es una propuesta clara y quisiera un comentario al respecto.
Sí, en el fondo, todos los bienes de la Tierra no fueron entregados por Dios a distintos grupos de personas… ¡pertenecen a la humanidad! y no solamente a la humanidad, sino a todos los seres que comparten la biosfera que la Tierra ha producido. Entonces, todo lo que favorece la salud, que impide la devastación de enfermedades, eso pertenece al Bien Común de la Tierra y de la humanidad.
¿Qué alguien haya inventado, haya creado la fórmula…? ¡Muy bien, todos estamos agradecidos! Pero no pueden privatizar algo que es de significado universal. Entonces, la patente puede valer, digamos, para 5 años y los Estados arreglan eso para distribuirlo, pero después no; después es beneficio para toda la Humanidad y, para los demás Seres, porque está la agricultura, la piscicultura, hay miles de formas de vidas que también tienen que ser curadas porque están enfermas y afectadas.
También ustedes proponen: control estatal para las actividades petroleras, mineras y los agro-carburantes; es una propuesta que incluiría a todo el mundo.
Sí, es una propuesta válida para el agua, para los bosques, para las riquezas naturales… ¿por qué no el petróleo? El petróleo es de la Tierra y la Tierra es de los habitantes de la Tierra, del conjunto de los ecosistemas; entonces hay que replantear todo eso en función de la humanidad.
Por eso la importancia de decir: ahora el centro no es el Desarrollo Sostenible, no son solamente Derechos Humanos individuales; el centro es la diversidad de la vida, es la Humanidad como totalidad, es el Planeta, que sabemos que es pequeño, que es finito; y un Planeta finito, no soporta un proyecto infinito de explotación.
Esa comprensión nueva, cambia los parámetros, los valores, las decisiones, y lo que es beneficio común de la Humanidad, tiene que ser efectivamente común.
Es un mundo totalmente injusto, donde la acumulación de la riqueza se concentra en pocas manos, en pocos Estados. Ustedes también proponen ver con seriedad y con toda la necesidad del caso, la ayuda a los países pobres, y plantean ustedes que sea obligación del Estado.
Especialmente ahora con el Calentamiento Global, los países más vulnerables y pobres, no tienen fondos para la adaptación, para la mitigación; no tienen las tecnologías adecuadas, y entonces, las tecnologías tienen que ser universales, tienen que ser ofertadas. Las ayudas económicas en función de salvar las poblaciones, tienen que ser donaciones y no préstamos, porque se trata de salvar vidas Humanas, la Humanidad.
Y eso está dentro de esa ética nueva, que no es la ética de la competencia que hasta ahora pre-domina, sino la ética de la Cooperación, de entender la familia Humana dentro de la única Casa Común que tenemos, y hay que trabajar juntos para que juntos nos salvemos. Porque ahora no hay un Arca de Noé que salve a algunos y deje a los demás, ¡o nos salvamos todos o nos perdemos todos!
Ustedes buscarán adhesiones a esta Declaración, el documento plantea buscar firmas de muchas personas, organismos, países. Ese es un empeño de ustedes.
Creo que aquí tenemos la experiencia maravillosa de Miguel d’Escoto, como diplomático, como canciller, Presidente de la Asamblea, y tiene muchos contactos, y hay muchos de las Naciones Unidas, diplomáticos, Presidentes de naciones, científicos, que entienden eso, y entienden la urgencia. Necesitamos una estrategia de conseguir consensos, apoyos de toda la sociedad civil mundial, de Jefes de Estado, de Iglesias, de grupos, de ONGs, del campesino sencillo que dice: quiero salvar mi Tierra… que ponga su nombre, sí, ¿por qué? Porque la Tierra es su Madre, y quiere salvar a su Madre.
Empezamos con un borrador para recoger opiniones, ideas del crecimiento y adhesiones, para que sea tan fuerte esa ola, que las Naciones Unidas y los Jefes de Estado tengan que tomar en serio y decir: aquí tenemos algo bueno, que puede servir como alternativa, y que tiene más y más consenso en la Humanidad.
Esta propuesta es un planteamiento de cambio total de la forma en que el Mundo se ha conducido; desde luego, esto trastoca el sistema que en este momento es injusto y que nos afecta a todos y amenaza a toda la humanidad. ¿En cuánto tiempo cree usted que podría lograr adhesiones considerables que permitan llegar al seno de las Naciones Unidas?
Creo que estamos llegando ya atrasados. La situación es urgente, urgentísima, porque los efectos del Calentamiento Global, del desequilibrio de la Tierra se manifiestan por todas partes. Hay inercia de las instituciones y, aquellos que también no quieren mudar, no quieren cambiar de ninguna manera… ¿Por qué cambiar si tengo ganancias inmensas con mis bancos, con mis grandes empresas?
Pero creo que nosotros vamos al encuentro, y lo digo realísticamente, sin ser alarmista… vamos al encuentro de una crisis grande que va a hacer sufrir a mucha gente. Y como ya se decía, el Ser Humano aprende poco o nada de la Historia, pero aprende mucho del sufrimiento, cuando llega a la piel, cuando ve que las empresas pueden hundirse, que todo puede destrozarse como sistema, ahí las personas cambian porque tienen que sobrevivir.
Yo creo en esa posibilidad. Y el ser humano es un ser, un proyecto infinito, tiene capacidad de cambio, tiene virtualidades dentro, que vienen afuera a raíz de la crisis, y ahí sí podemos encontrar un camino bueno para la Humanidad, teniendo menos, pero siendo más; y la Tierra es suficiente para todos, más que suficiente, desde que sepamos repartir con generosidad y equidad.
por: Alberto Mora, de la Revista En Vivo, trasmitida el martes 2 de marzo del 2010